Baskonia se aferra al Buesa Arena y derrota al AS Mónaco

Los vitorianos exhiben una defensa impecable para superar a uno de los líderes anotadores de la Euroliga, pero los fantasmas fuera de casa persisten

El Buesa Arena vuelve a demostrar ser un fortín inexpugnable para el Baskonia. En una noche donde la defensa se impuso al espectáculo ofensivo, el conjunto vitoriano logró una victoria de gran prestigio ante el AS Mónaco, uno de los equipos más peligrosos de la competición continental. El encuentro dejó claro que, cuando los de Paolo Galbiati juegan en casa, se transforman en un rival completamente diferente al que vemos en los desplazamientos.

El choque arrancó con un ritmo intenso, pero pronto se evidenció la superioridad defensiva de los locales. El Mónaco, que promedia 90 puntos por encuentro, se vio completamente desdibujado por un sistema defensivo que funcionó a la perfección. Los monegascos apenas pudieron sumar 73 puntos, lejos de su potencial habitual. Los porcentajes de tiro reflejan el dominio baskonista: un exiguo 28,5% en tiros de dos y un pobre 21% desde el perímetro.

Trent Forrest emergió como el líder indiscutible del encuentro. El base norteamericano, que ha tardado en recuperar su mejor versión tras las molestias físicas que arrastraba, ofreció una actuación redonda: 17 puntos, siete rebotes y cuatro asistencias que le valieron una valoración de +27. Su capacidad para dirigir el juego y tomar decisiones acertadas en los momentos decisivos resultó fundamental para desmontar las aspiraciones del rival.

No obstante, Forrest no estuvo solo en esta empresa. Timothé Luwawu-Cabarrot se convirtió en el referente anotador con 19 puntos, muchos de ellos en situaciones límite que mantuvieron vivo el marcador cuando el Mónaco intentó acercarse. Su capacidad para crear su propio tiro y su acierto en los instantes críticos demostraron por qué el club confió en su fichaje.

Por su parte, Marcus Howard dejó destellos de su calidad con una racha de triples que encendió a la grada, pero su expulsión por cinco faltas personales a ocho minutos del final obligó a sus compañeros a apretar los dientes. A pesar de su ausencia, el equipo supo administrar la ventaja y cerrar el duelo con solvencia.

En el bando visitante, solo Mike James pudo mantener el tipo con 21 puntos, aunque sus esfuerzos resultaron insuficientes ante el muro defensivo levantado por los vitorianos. El resto del plantel monegasco pareció desconcertado, sin encontrar soluciones al planteamiento de Galbiati.

Esta victoria, sin embargo, enmascara una realidad preocupante para la entidad alavesa. El Baskonia atraviesa una temporada marcada por la inconsistencia, con altibajos que dificultan proyectar un futuro claro. La plantilla ha sufrido numerosos cambios: las salidas de Samanic y Diallo contrastan con las llegadas de Simons, Nowell, Radzevicius y Omoruyi. Esta continua transformación ha mermado la química del grupo y se refleja en los resultados.

El equipo es capaz de las grandes noches, como esta ante el Mónaco o la memorable remontada contra el Real Madrid en la ACB, pero también de los batacazos más sonados. La derrota ante el Lyon-Villeurbanne, colista de la Euroliga con apenas cuatro victorias, resulta especialmente dolorosa. Precisamente, uno de esos triunfos franceses llegó en la visita del Baskonia, donde los de Galbiati mostraron su peor cara.

El talón de Aquiles es evidente: los desplazamientos. El balance lejos del Buesa Arena resulta demoledor: siete derrotas en siete partidos de Euroliga, a las que hay que sumar un 1-4 en la competición doméstica. Esta sequía de triunfos fuera de casa se prolonga desde hace meses. El último éxito continental a domicilio data del 17 de diciembre de 2024, cuando el equipo dirigido por Dusko Ivanovic venció en Belgrado al Maccabi por 85-95, con un Marcus Howard deslumbrante (28 puntos) y la colaboración de Chima Moneke (17).

Mientras no se revierta esta dinámica, el Buesa Arena se convierte en el único salvavidas posible. La temporada ya ha consumido tres meses y el margen de error se reduce. Cada partido en casa se vuelve una final, una oportunidad de oro para sumar victorias que compensen los inevitables tropiezos lejos de Vitoria.

El reto para Galbiati es claro: trasladar la intensidad defensiva y la solidez colectiva que exhiben en el Buesa Arena a cualquier pista europea. Solo así el Baskonia podrá aspirar a los objetivos que se marcó al inicio de curso. De lo contrario, esta campaña terminará siendo un mero ejercicio de supervivencia, dependiendo exclusivamente de su fortaleza en casa para mantenerse a flote en la máxima competición continental.

La victoria ante el Mónaco sabe a gloria, pero también a advertencia. El potencial está ahí, la defensa puede ser demoledora y los jugadores clave responden cuando el ambiente les acompaña. Sin embargo, el verdadero examen llegará cuando el equipo deba demostrar que puede competir al mismo nivel lejos de su feudo. Hasta entonces, el Baskonia seguirá aferrándose al Buesa Arena como quien se agarra a un clavo ardiendo.

Referencias

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