Tras dos derrotas dolorosas ante el PSG y el Atlético de Madrid, Xabi Alonso ha logrado su primer gran triunfo como entrenador del Real Madrid: la victoria ante el Barcelona en el Clásico. Este resultado no solo es un impulso emocional para el equipo, sino también un punto de inflexión en la trayectoria del técnico vasco, que llegaba a la capital con una hoja de ruta impecable —16 victorias, un empate y solo dos derrotas en 19 partidos—, pero con una sombra sobre su gestión: la falta de competitividad en partidos decisivos.
Las derrotas ante el PSG (4-0 en semifinales del Mundial de Clubes) y el Atlético (5-2 en el derbi madrileño) habían generado dudas sobre la capacidad del Madrid para enfrentarse a los rivales más exigentes. Ambos partidos estuvieron marcados por errores defensivos y una clara inferioridad táctica, lo que hacía que la visita del Barcelona fuera un examen obligado. El contexto era aún más sensible: la temporada anterior, el Madrid había perdido los cuatro Clásicos y no había logrado ningún título nacional, además de caer ante el Arsenal en Champions.
La victoria ante el Barça, por tanto, no solo vale por los tres puntos, sino por el simbolismo que representa. Alonso ha sabido gestionar la presión y la motivación del grupo, como él mismo reconoció en rueda de prensa: "Para la gente era importante ver a su equipo competir y ganar en un partido grande". El técnico destacó que el equipo estaba "muy motivado" y que el triunfo les da "sensaciones positivas" para el futuro, aunque advirtió que "es pronto y hay que remar mucho".
Este triunfo también sirve para enterrar el fantasma de las derrotas anteriores y reforzar la confianza del plantel. Aunque el Madrid lideraba La Liga y tenía pleno de triunfos en Champions antes del Clásico, la exigencia en el Bernabéu es máxima, y Alonso ha demostrado que puede responder en los partidos clave. Además, el técnico ya había probado su valía en partidos grandes antes de llegar al Madrid: con el Bayer Leverkusen, logró tres victorias ante el Bayern de Múnich, un logro notable en Alemania, donde los bávaros dominan con mano de hierro.
En paralelo, el Leverkusen, su exequipo, también ha sabido reponerse de una derrota humillante en Champions (2-7 ante el PSG) con una victoria en Bundesliga ante el Friburgo (1-0). Esto refuerza la idea de que Alonso tiene una capacidad innata para reorganizar a sus equipos tras golpes emocionales, algo que ahora está trasladando al Madrid.
Para los aficionados y la directiva, este triunfo es un alivio y un mensaje claro: el proyecto de Alonso está en marcha y tiene potencial para competir en todos los frentes. El reto ahora es mantener esta racha, especialmente en partidos de alto voltaje, y convertir este primer 'major' en el primero de muchos. La temporada aún está en sus primeras semanas, pero el Madrid ya ha dado un paso crucial hacia la consolidación de su nueva era.