El Sevilla FC ha sumado este miércoles una nueva página negra a su historia reciente en la Copa del Rey. La eliminación ante el Deportivo Alavés en los dieciseisavos de final no solo representa un fracaso deportivo, sino que confirma la pérdida de identidad de un club que fue sinónimo de éxito en este torneo durante las dos últimas décadas. Con cinco títulos en su palmarés y una tradición de competitividad inquebrantable, el conjunto nervionense ha tocado fondo en una competición que parece haberle quedado grande en los últimos años.
El partido disputado en Mendizorroza dejó en evidencia las carencias de un equipo que, pese a las rotaciones, debería haber mostrado mayor entidad ante un rival de su misma categoría. La derrota significa que el Sevilla no podrá reencontrarse con la Copa hasta el otoño de 2026, un paréntesis excesivo para una entidad que se había convertido en una de las grandes animadoras del siglo XXI en este certamen.
Valoraciones individuales del Sevilla FC
A continuación, se analiza el rendimiento de cada futbolista hispalense en el duelo copero:
Portero
Odysseas (6): El guardameta griego demostró una vez más su profesionalidad en una noche complicada. Mantuvo la concentración pese al desgaste anímico del equipo, mostrándose serio y bien posicionado ante las aproximaciones vascas. Su intervención no fue decisiva en el gol de penalti, una situación en la que la responsabilidad recae más en el ejecutor que en el portero. Con estos compañeros, su trabajo se antoja una tarea titánica.
Defensas
Juanlu (3): La actuación del lateral derecho resultó preocupantemente insuficiente. Su falta de contundencia en tareas defensivas y su nula incidencia en el ataque dibujaron un perfil dubitativo. Si su rendimiento no experimenta una transformación radical, la dirección deportiva deberá replantearse seriamente su continuidad. La expectativa generada en su llegada contrasta dramáticamente con su aportación real sobre el césped.
Carmona (5): El canterano se revalorizó con una intervención clave en el minuto 69, despejando un disparo de Boyé que hubiera sentenciado el encuentro. Su versatilidad para actuar como central potenció su faceta defensiva, aunque sus limitaciones con el balón en los pies siguen siendo evidentes. La nota positiva de su actuación reside en su compromiso táctico.
Gudelj (5): El serbio ha encontrado en el puesto de defensa libre su mejor versión esta temporada. Curiosamente, cuando sus opciones de salir del club cobran fuerza, eleva su rendimiento. Su lectura del juego y anticipación mejoraron notablemente, aunque la irregularidad sigue siendo su peor enemiga.
Andrés Castrín (3): El lateral zurdo inició el encuentro con cierta solvencia, conteniendo las embestidas del flanco derecho alavés. Sin embargo, su precipitación en la acción del penalti resultó fatal. La repetición de faltas innecesarias sobre Boyé dentro del área evidenció su falta de experiencia en situaciones de máxima presión. Esta acción no solo costó la eliminación, sino que interrumpió su progresión ascendente. El futbolista debe aprender a gestionar la tensión competitiva.
Centrocampistas
Oso (6): El extremo vasco fue el faro del equipo durante los primeros compases. Su capacidad para generar peligro por banda, combinando desborde y centros precisos, mantuvo viva la esperanza. Además, cumplió con eficacia sus tareas defensivas, controlando a Carlos Vicente. La desventaja física en el tramo final, cuando el Alavés intensificó su presión, mermó su influencia. Jugó los últimos treinta minutos con el depósito vacío.
Joan Jordán (5): El catalán regresaba a Mendizorroza como titular y ofreció destellos de su mejor versión, aunque insuficientes. Su visión de juego y toque preciso aparecieron por momentos, pero sin la continuidad necesaria para liderar el centro del campo. Sus saques de esquina y balones parados, sin embargo, dejaron mucho que desear en cuanto a efectividad.
Manu Bueno (4): La discreción del mediocentro jerezano resultó preocupante. En un medio campo compartido con Jordán y Sow, su ausencia de protagonismo habla por sí sola. No dejó huella en ninguna faceta del juego, ni en la creación ni en la contención. Su rendimiento estuvo por debajo de las expectativas mínimas.
Sow (5): El francés fue de los más activos en una primera parte tediosa y sin ritmo. Su disparo cruzado en el primer tiempo, que obligó a lucirse a Raúl Fernández, constituyó la ocasión más clara del Sevilla. Jugar casi setenta minutos demostró que sus molestias contra el Oviedo no eran de consideración. Su energía y verticalidad son activos a explotar.
Delanteros
Peque (5): El extremo sevillista representó una de las pocas alternativas creativas del equipo. Su voluntad por intentar acciones diferentes y su desparpajo con el balón son cualidades necesarias en un conjunto anémico. No obstante, careció de apoyos efectivos y terminó aislado en su faceta ofensiva. Su sustitución fue cuestionable.
Isaac Romero (5): El delantero se las tuvo que ingeniar para generar peligro por su cuenta. Dos ocasiones claras surgieron de su intuición y movimiento, pero la falta de conexión con los centrocampistas le dejó en una isla ofensiva. Su capacidad para crear espacios en soledad es una virtud a desarrollar cuando llegue el delantero estrella.
Batista Mendy (5): El centrocampista entró en segunda mitad para aportar músculo y presencia física. Su contribución fue discreta pero cumplió con el cometido de reforzar la medular en los instantes finales. No tuvo tiempo para incidir significativamente.
Conclusiones
La eliminación copera refleja una realidad incómoda: el Sevilla FC ha perdido su ADN competitivo en el torneo del KO. La falta de liderazgo, la inconsistencia defensiva y la ausencia de referentes ofensivos configuran un panorama preocupante. El club debe aprovechar los próximos meses para reconstruir su proyecto deportivo, porque la historia no espera. Los aficionados merecen un equipo que honre la camiseta y la tradición copera que tanto gloria ha proporcionado a la entidad.