La Federación Española de Baloncesto (FEB) ha tomado una decisión sin precedentes que transformará el panorama del baloncesto nacional. Tras intensas negociaciones con los dieciocho clubes que conforman la LEB Oro, se ha establecido un acuerdo que congela los descensos a categoría Plata para la presente temporada, manteniendo simultáneamente las dos plazas de ascenso a la máxima competición del país, la Liga Endesa.
Esta medida, anunciada en abril de 2020, responde a las circunstancias excepcionales que han alterado el calendario deportivo y plantea un escenario inédito: la posibilidad de que la próxima campaña 2020-2021 cuente con veinte equipos en la élite del baloncesto español, ampliando así el formato tradicional de la competición.
El acuerdo entre la FEB y los clubes
La resolución de la FEB surge tras el compromiso mostrado por todos los clubes de LEB Oro, quienes han manifestado una voluntad explícita de entendimiento según palabras del propio regulador presidido por Jorge Garbajosa. Esta unanimidad ha facilitado la adopción de medidas excepcionales que afectan tanto a la estructura competitiva como al futuro inmediato de los equipos participantes.
La decisión más trascendental es la eliminación total de los descensos para esta temporada. Los equipos que actualmente ocupan las posiciones de riesgo podrán respirar tranquilos, asegurando su presencia en la categoría de Plata para la siguiente campaña. Este gesto protege la estabilidad de los clubes en un momento de incertidumbre económica y deportiva.
Paralelamente, la FEB ha dejado claro que no se renuncia al derecho de ascenso contemplado en el convenio de coordinación suscrito con la ACB. Esto significa que, pese a la crisis sanitaria y la interrupción de la competición, se mantienen las dos plazas que permitirán a los equipos de LEB Oro saltar a la máxima categoría.
El procedimiento de ascenso, pendiente de definición
Aunque el principio de mantener los ascensos está claro, la FEB aún no ha concretado la fórmula que determinará qué dos equipos ocuparán esas codiciadas plazas. El regulador ha anunciado que durante la semana siguiente emitirá una resolución definitiva, previa comunicación a los clubes de LEB Oro, donde se especificará el procedimiento exacto para decidir los ascensos y otras cuestiones relacionadas con el campeonato.
Esta incertidumbre sobre el método genera expectación entre los equipos que se encontraban en puestos de privilegio antes de la suspensión. Las opciones podrían incluir la consideración de la clasificación en el momento del parón, la disputa de un playoff reducido, o la combinación de ambos sistemas. Lo que está claro es que la decisión deberá ser transparente, justa y consensuada para evitar futuros conflictos.
Coordinación con la ACB
La postura de la FEB no es aislada. Días antes, la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) ya había anunciado su propia decisión de no descender a ningún equipo en la temporada 2019-2020. Esta medida, adoptada por unanimidad entre sus miembros, sentó un precedente que la FEB ha seguido en su competición de Plata.
La ACB, además, aprobó la creación de dos grupos de seis equipos que disputarían el título mediante un formato de eliminación directa, con partidos únicos en semifinales y final. Este sistema buscaba garantizar el final de la competición antes del 10 de julio, cumpliendo así con los plazos establecidos y permitiendo una planificación adecuada de la siguiente temporada.
La coordinación entre ambas entidades es fundamental para el buen funcionamiento del baloncesto español. El convenio que las vincula establece las bases para los ascensos y descensos, y la decisión de la FEB respeta ese marco legal mientras adapta la competición a las circunstancias actuales.
Impacto en la próxima temporada
La combinación de no descensos en ACB y LEB Oro, sumada a los dos ascensos desde Plata, dibuja un escenario sin precedentes: la Liga Endesa 2020-2021 podría tener veinte equipos en lugar de los dieciocho habituales. Esta expansión tendría múltiples consecuencias.
En primer lugar, el calendario se vería necesariamente modificado. Más equipos implican más jornadas, más desplazamientos y una mayor carga física para los jugadores. La ACB deberá diseñar un formato que mantenga la competitividad sin sacrificar la salud de los deportistas.
En segundo lugar, la distribución de los ingresos televisivos y de patrocinio deberá revisarse. Un equipo más en la élite significa un pastel que se reparte entre más beneficiarios, lo que podría generar tensiones económicas si no se establecen criterios claros de reparto.
Finalmente, la calidad deportiva de la competición es otro factor a considerar. Aunque la LEB Oro ha demostrado un nivel altísimo en los últimos años, la transición a la ACB supone un salto cualitativo importante. Los dos equipos ascendidos deberán reforzarse considerablemente para ser competitivos.
Reacciones del sector
La decisión ha sido recibida con alivio por los clubes de LEB Oro, especialmente por aquellos que luchaban por evitar el descenso. La estabilidad deportiva y económica que proporciona esta medida es invaluable en un contexto donde muchas entidades atraviesan dificultades financieras.
Por su parte, los equipos de ACB que temían una sobredimensión de la competición han visto cómo se mantenía el derecho a ascender, lo que preserva la ilusión y la motivación de los clubes de Plata. La meritocracia deportiva sigue vigente, aunque adaptada a las circunstancias.
Los aficionados, en general, han valorado positivamente la protección de los clubes y la ampliación de la élite. Un mayor número de equipos en la máxima categoría puede significar más partidos emocionantes y una mayor representación territorial del baloncesto español.
Perspectivas de futuro
Esta situación excepcional podría sentar precedente para futuras reformas estructurales en el baloncesto nacional. La posibilidad de una ACB con veinte equipos, aunque nacida de una crisis, podría convertirse en una oportunidad para crecer en audiencia, recursos y calidad.
La clave estará en la gestión de la próxima temporada. Si la experiencia resulta positiva, no se descarta que se estudie mantener un formato ampliado de forma permanente. Sin embargo, también existe el riesgo de que, una vez normalizada la situación, se vuelva al formato tradicional de dieciocho equipos con descensos y ascensos regulares.
Lo que sí parece claro es que la colaboración entre FEB y ACB ha demostrado ser eficaz en momentos de crisis. La capacidad de diálogo y de adoptar decisiones consensuadas fortalece el sistema y genera confianza entre los clubes.
En las próximas semanas, todos los ojos estarán puestos en la resolución que emitirá la FEB sobre el procedimiento de ascenso. Esa decisión determinará qué equipos tendrán la oportunidad de soñar con la élite y cómo se resolverá una temporada que, por motivos ajenos al deporte, quedará en la historia del baloncesto español.
El baloncesto nacional ha demostrado una vez más su capacidad de adaptación y su compromiso con la estabilidad de los clubes. La congelación de descensos y el mantenimiento de ascensos no es solo una medida coyuntural, sino un gesto de responsabilidad que protege el tejido deportivo del país y preserva la ilusión de miles de aficionados.