El CD Castellón ha demostrado una vez más por qué es uno de los aspirantes al ascenso directo tras imponerse por 1-3 al RC Deportivo en el estadio de Riazor. El conjunto valenciano no solo consiguió tres puntos vitales, sino que además puso fin al invicto que los gallegos mantenían en su feudo, un hito que resonará en la categoría durante las próximas jornadas.
El encuentro comenzó con un guion que pocos esperaban. Los visitantes salieron al terreno de juego con una actitud mucho más agresiva y vertical, presionando la salida de balón de los locales desde el pitido inicial. Esta intensidad inicial del Castellón creó varias situaciones de peligro en el área defendida por Germán Parreño, que se vio obligado a intervenir en múltiples ocasiones para mantener su portería a cero.
Sin embargo, el fútbol a menudo premia la eficacia por encima del dominio territorial. A pesar de que el Deportivo había sufrido en los primeros compases, fue capaz de capitalizar una pérdida de balón en la medular. Stoichkov, con una lectura anticipada del juego, robó el esférico a Alberto Jiménez y, con una visión excepcional, asistió a Yeremay, quien definió con un disparo cruzado que batió a Matthys. Este tanto, que llegó cuando el reloj marcaba el ecuador del primer periodo, permitió a los coruñeses llegar al descanso con una ventaja mínima que no reflejaba el desarrollo del choque.
La segunda mitad presentó un panorama similar. El Castellón continuó acumulando hombres en campo rival y generando ocasiones claras, pero se topó una y otra vez con la resistencia de la zaga local. La defensa del Deportivo, capitaneada por Germán Parreño, se mostró infranqueable durante buena parte del encuentro, negando cualquier opción de remontada a los visitantes.
Fue entonces cuando el técnico del Castellón, Pablo Hernández, decidió mover ficha. Consciente de que los titulares necesitaban apoyo fresco, recurrió a su banquillo en busca de soluciones. La respuesta no se hizo esperar. Doué, recién incorporado al terreno de juego, recibió el balón en la frontal del área y, sin pensárselo dos veces, descargó un zapatazo imparable que se coló en la escuadra de la portería defendida por Parreño. El empate a uno revitalizó por completo al conjunto orellut.
A partir de ese momento, el Castellón se transformó en una auténtica apisonadora. El gol del empate les dio alas y su dominio se convirtió en algo más que posesión estéril. En una jugada a balón parado, Fabrizio Brignani, otro de los cambios, aprovechó un saque de esquina para cabecear en el segundo palo y batir al portero local. El defensa italiano, que acababa de saltar al campo, demostró su olfato goleador y sentenció prácticamente el encuentro.
El Deportivo, desorganizado tras la remontada, vio cómo el Castellón administraba el resultado con inteligencia. En los instantes finales, una contra vertiginosa liderada por Markanich acabó con el balón en los pies de Cipenga, quien no perdonó y estableció el definitivo 1-3 en el marcador. El tanto puso el broche de oro a una actuación coral de los visitantes.
El encuentro también tuvo su cuota de incidentes. Noubi, defensa del Deportivo, vio la tarjeta roja directa tras un intento de chilena que acabó impactando en el rostro de Sienra. La acción, catalogada como imprudente, dejó a los gallegos con un hombre menos durante los últimos compases del duelo. Además, el guardameta Matthys fue amonestado por pérdida de tiempo, una decisión que el francés no acabó de entender.
Con este resultado, el Castellón suma su quinta victoria en las últimas seis jornadas, una racha espectacular que le acerca cada vez más a las posiciones de ascenso directo. El equipo de Pablo Hernández ha demostrado una regularidad envidiable y una capacidad de remontada que lo convierten en un serio candidato a regresar a la división de plata del fútbol español.
Por su parte, el Deportivo deberá analizar qué salió mal después de perder su invicto en casa. A pesar del buen inicio de temporada, este tropiezo ante un rival directo puede suponer un punto de inflexión negativo. La lesión de Villares y Jurado, que tuvieron que ser sustituidos por Eddahchouri y Patiño, también dejó un regusto amargo en la parroquia coruñesa.
El fútbol, una vez más, demostró que no siempre gana el que más domina, sino el que más acierta. El Castellón fue más efectivo, supo sufrir cuando tuvo que hacerlo y aprovechó sus opciones con una frialdad que asusta. Riazor, que hasta este domingo era un fortín, ha caído y el camino hacia el ascenso se presenta cada vez más cuesta arriba para los gallegos.