El Espanyol derrota al Rayo y se afianza en la quinta plaza

Los periquitos suman su tercera victoria consecutiva gracias a un gol de Kike García y una gran actuación defensiva tras la expulsión de Dolan

El RCDE Stadium vivió una nueva noche de euforia tras la victoria del Espanyol ante el Rayo Vallecano por la mínima. El conjunto dirigido por Manolo González demostró una vez más su fortaleza en casa y consolidó una racha positiva que le permite dormir en la quinta posición de la clasificación, un sueño para una entidad que ha sufrido tanto en las últimas temporadas.

El encuentro, correspondiente a la jornada liguera, dejó claro desde el inicio cuál era el equipo con mayor necesidad de puntos. El Espanyol salió con una presión asfixiante que ahogó las aspiraciones de un Rayo Vallecano que nunca encontró su ritmo durante los primeros cuarenta y cinco minutos. La posesión, lejos de ser un indicador de dominio, estuvo del lado visitante, pero sin traducirse en ocasiones claras de gol.

La primera mitad terminó sin goles, pero con una sensación clara: los locales estaban más cerca de abrir el marcador. Los de Vallecas, por su parte, mostraban dificultades para conectar sus líneas y superar el bloque bien ordenado de los periquitos. El técnico del Rayo, Íñigo Pérez, reconoció abiertamente esta inferioridad en sus declaraciones postpartido: "En la primera parte hemos sido superados claramente, irte con el marcador en contra a la segunda parte es duro".

El gol llegó tras el paso por vestuarios. Kike García se convirtió en el héroe de la noche al batir la portería rival con un remate preciso que desató la alegría en las gradas. La jugada, nacida de una transición rápida, evidenció la efectividad de un Espanyol que no necesita diez ocasiones para marcar. Con el 1-0 en el luminoso, el partido entraba en una fase de máxima tensión.

El momento clave del encuentro se produjo cuando el árbitro mostró la segunda tarjeta amarilla a Dolan por una dura entrada sobre Chavarría. La expulsión dejó al Espanyol con diez hombres y obligó a Manolo González a reestructurar su equipo para proteger la ventaja. "Con la expulsión de Dolan se ha complicado un poco, hemos tenido que apretar pero hemos ganado", admitió el capitán Roberto Fernández en zona mixta.

Los últimos minutos fueron un asedio constante del Rayo Vallecano. El conjunto de Íñigo Pérez se volcó con todo en busca del empate, pero se encontró con un muro defensivo bien plantado y con un público que empujó sin descanso. El árbitro añadió siete minutos de descuento, un tiempo que se hizo eterno para la parroquia local. Los visitantes tuvieron su oportunidad, pero la falta de acierto y la seguridad bajo palos del portero local impidieron el tanto del empate.

El pitido final confirmó la victoria del Espanyol, un triunfo que sabe a gloria para una plantilla que ha trabajado sin descanso desde el inicio de la temporada. Roberto Fernández fue elegido MVP del encuentro por su liderazgo en el centro del campo y su capacidad para organizar al equipo en los momentos de mayor presión. "Es muy positivo acabar el año ganando nuestro último partido en casa", valoró el centrocampista.

Las declaraciones de Manolo González en rueda de prensa reflejaban una mezcla de orgullo y cierta frustración por la falta de reconocimiento mediático. "Nadie da méritos a lo que está haciendo el equipo. El trabajo de los jugadores está siendo impresionante y merecen que se valore", reclamó el técnico. Sus palabras apuntaban directamente a una crítica recurrente: el Espanyol pasa desapercibido pese a estar por encima de equipos con mayor presupuesto y tradición.

El entrenador periquito no dudó en reivindicar el momento dulce que vive la entidad: "Estamos por encima del Betis ahora mismo. El mundo del fútbol debe darnos reconocimiento". Una afirmación contundente que pone en valor el esfuerzo colectivo y la apuesta por un modelo de juego basado en la intensidad y la solidaridad entre compañeros. "Estoy muy orgulloso de todo lo que hemos hecho a lo largo del año. Gracias a todos los jugadores que han pasado por el club este año estamos viviendo este momento", añadió emocionado.

Por parte del Rayo Vallecano, el tono fue de autocrítica y mirada al futuro. Íñigo Pérez evitó las excusas y asumió la derrota con deportividad: "No ponemos excusas, seguimos adelante". El técnico reconoció que su equipo "ha costado entender el partido" y que la falta de acierto en los momentos decisivos condenó a los suyos. "Aunque duela o sepa amargo, los jugadores ya están en la ducha olvidando este partido", sentenció, consciente de que la competición no da tregua.

El centrocampista Isi Palazón, uno de los hombres más activos del Rayo, también analizó el encuentro con sinceridad: "No hemos estado del todo acertados hoy". El futbolista reconoció el esfuerzo colectivo: "Se ha intentado por todos los medios pero no ha podido ser, toca seguir". Sobre la segunda mitad, donde su equipo mejoró, comentó: "En la segunda parte el equipo ha dado la cara pero no lo hemos conseguido". Una valoración honesta que refleja la frustración de no haber podido sumar al menos un punto: "Podríamos haber rascado algún punto hoy".

El Espanyol demuestra así que su buen momento no es fruto de la casualidad. La presión alta, el trabajo defensivo en bloque y la efectividad en ataque son señas de identidad de un equipo que ha encontrado su camino. La afición responde con entusiasmo, llenando el estadio y convirtiendo cada partido en una fiesta. El ambiente vivido en los minutos finales, con el público empujando y cantando sin cesar, demuestra la conexión entre la plantilla y la grada.

La clasificación no miente. El Espanyol está en puestos europeos y mira hacia arriba con ilusión. La regularidad es la clave en una competición tan larga como LaLiga, y los de Manolo González han demostrado capacidad para competir contra cualquier rival. La victoria ante el Rayo Vallecano, un equipo complicado que siempre genera problemas a sus adversarios, refuerza la moral de un grupo que cree en sus posibilidades.

El calendario no da tregua y el próximo compromiso ya asoma en el horizonte. El derbi contra el Getafe se presenta como un nuevo examen para un Espanyol que quiere mantener su racha. Manolo González anticipó ya la tensión del duelo: "La presión social del club es muy grande. Estamos presionados cada semana, contra el Getafe se volverá a armar follón". Una declaración que revela la exigencia interna y la conciencia de que cada partido es una final.

El Rayo Vallecano, por su parte, deberá levantarse rápido. La competición es implacable y las derrotas no pueden lastrar el ánimo del grupo. Íñigo Pérez tiene claro el camino: "No podemos dejar pasar la oportunidad de estar jugando los jueves". La referencia a la competición europea es evidente, y el técnico sabe que su equipo tiene potencial para pelear por esos puestos si consigue regularidad.

El fútbol da pocas oportunidades para el autocomplacimiento. El Espanyol celebra esta victoria, pero sabe que el trabajo apenas comienza. Mantener el nivel, gestionar la presión y seguir sumando son los objetivos inmediatos. Con el apoyo incondicional de su afición y un vestuario unido, el equipo blanquiazul sueña con grandes cosas esta temporada.

La noche terminó con los jugadores del Espanyol saludando a su gente, reconociendo el esfuerzo de un estadio que no dejó de animar ni un solo instante. El gol de Kike García, la expulsión de Dolan, los siete minutos de angustia y el pitido final formarán parte de los recuerdos de una temporada que promete emociones fuertes. El Espanyol está vivo, competitivo y convencido de que puede dar más sorpresas. El sueño europeo ya no es una utopía, es una realidad tangible que se construye partido a partido.

Referencias

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