El Partido Socialista Obrero Español atraviesa uno de sus momentos más delicados. En medio de una tormenta sin precedentes por múltiples denuncias de acoso sexual contra destacados dirigentes, la formación ha visto cómo otro de sus pesos pesados abandonaba sus responsabilidades este viernes. Se trata de Javier Izquierdo, quien hasta ahora ocupaba la secretaría de Estudios y Programas en la Comisión Ejecutiva Federal y el escaño de senador por Valladolid.
La dimisión, comunicada a través de las redes sociales, ha cogido por sorpresa a gran parte de la militancia. Izquierdo justificó su decisión argumentando que desea "afrontar otras tareas profesionales y personales", convencido de que "habrá quien lo haga mejor". Sin embargo, en los pasillos de Ferraz y entre los miembros de la Ejecutiva, la renuncia se interpreta como la última consecuencia de una crisis que amenaza con desestabilizar los cimientos del partido.
El hasta ahora dirigente socialista, conocido por su perfil discreto pero con gran influencia en la dirección nacional, ha decidido también abandonar el grupo de WhatsApp de la Ejecutiva y renunciar a su acta de senador. La medida es efectiva inmediata y se produce justo cuando el PSOE intenta gestionar una situación que varios miembros describen como "límite".
Una trayectoria en el núcleo duro del PSOE
Javier Izquierdo no era una figura mediática, pero su peso dentro de la organización era indiscutible. Formaba parte del equipo de confianza que Pedro Sánchez ha construido desde su llegada a la secretaría general. Su carrera dentro del partido comenzó a despuntar cuando ocupó la Secretaría General del PSOE de Valladolid entre 2012 y 2017.
En el 39 Congreso Federal, celebrado en 2017, fue elegido secretario Ejecutivo de Formación, un puesto clave para la estructura ideológica del partido. Posteriormente, en el 40 Congreso, ascendió a secretario de Estrategia y Acción Electoral, consolidando su posición en el equipo directivo. Su entrada en el círculo de poder se produjo a través de Óscar Puente, actual portavoz del Gobierno y uno de los hombres más cercanos al presidente del Gobierno.
Esta misma semana, Izquierdo protagonizó uno de los momentos más televisados de su carrera política al interrogar a José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en la comisión de investigación que se celebra en el Senado. Un gesto que, en retrospectiva, adquiere un carácter de despedida anticipada.
El contexto de una crisis enquistada
La renuncia de Izquierdo no es un hecho aislado. Se enmarca en una crisis profunda que sacude al PSOE desde hace semanas, después de que varias denuncias de acoso sexual salieran a la luz pública. Las acusaciones contra Francisco Salazar, máximo responsable de la Oficina del Presidente del Gobierno y hombre de extrema confianza de Sánchez, y contra Antonio Navarro, líder del PSOE en Torremolinos, han desatado una tormenta sin precedentes.
Según ha informado eldiario.es, la dirección del partido habría recibido conocimiento de una nueva denuncia por presunto acoso sexual, esta vez directamente contra Izquierdo. Aunque ni el propio interesado ni Ferraz han confirmado esta información, la coincidencia temporal resulta significativa. La formación se encuentra en un estado que diversos dirigentes describen como "abatimiento", intentando contener el daño y evitar que la crisis se extienda.
La reunión clave de este viernes
La dimisión se produce apenas horas antes de que Rebeca Torró, secretaria de Organización del PSOE, comparezca en la sede nacional del partido para presentar el informe elaborado por el Órgano contra el Acoso. Este documento, fruto de las investigaciones internas, debería dar cuenta de las denuncias presentadas contra Salazar y Navarro, aunque ahora también podría incluir nuevos casos.
Ferraz ha convocado a todas las responsables de Igualdad del partido a una reunión presencial este viernes, una señal de que la dirección busca activar todos los mecanismos internos para gestionar una situación que se les escapa de las manos. La expectativa es máxima, ya que el informe podría marcar un antes y un después en la forma en que el PSOE aborda estas cuestiones.
Reacciones internas y estado de shock
En el entorno más cercano a la dirección federal, la renuncia de Izquierdo ha generado estupor. "Estamos alucinando", reconocen fuentes socialistas consultadas por diversos medios. Muchos compañeros le consideraban un político "prudente" y "discreto", alguien que no buscaba el foco mediático pero que desarrollaba un trabajo fundamental en la sombra.
El silencio oficial de Ferraz sobre los motivos reales de la dimisión alimenta las especulaciones. Mientras tanto, la formación intenta mantener la unidad y evitar que la crisis de acoso sexual se convierta en un problema de supervivencia política. La renuncia de un miembro de la Ejecutiva, sin embargo, supone un golpe durísimo a la imagen de un partido que se presenta como defensor de la igualdad y los derechos de las mujeres.
El impacto en la imagen del PSOE
El daño reputacional para el PSOE es incalculable. En las últimas semanas, el partido ha visto cómo se desmoronaba la carrera de algunos de sus cuadros más valiosos. La figura de Salazar, considerado el brazo derecho de Sánchez en La Moncloa, ya había generado un terremoto político. Ahora, la salida de Izquierdo, un técnico de primera línea en la dirección, profundiza la sensación de descontrol.
La formación socialista se enfrenta a un dilema complejo: cómo gestionar internamente las denuncias sin que parezca que está protegiendo a sus propios miembros, y cómo reconstruir la confianza de la ciudadanía. La comparecencia de Torró este viernes será un momento decisivo, pero muchos temen que el informe no sea suficiente para cerrar una crisis que ya ha dejado heridas profundas.
Una decisión personal o una salida forzada?
La justificación oficial de Izquierdo, centrada en "otras tareas profesionales y personales", resulta insuficiente para muchos observadores. En el contexto actual, resulta difícil desvincular su dimisión de las presiones internas y de la posible existencia de una denuncia en su contra. La frase "seguro de que habrá quien lo haga mejor" suena a una despedida protocolaria que no encaja con la relevancia de su puesto.
El hecho de que haya abandonado también el grupo de WhatsApp de la Ejecutiva, un gesto simbólico pero significativo, indica que su ruptura con la dirección es total. No se trata de un simple cambio de responsabilidades, sino de una salida definitiva de la primera línea política.
El futuro inmediato del PSOE
Con la renuncia de Izquierdo, el PSOE pierde a uno de sus técnicos más experimentados en el diseño de programas y estrategia electoral. Su ausencia se notará en la preparación de futuras campañas y en la elaboración de documentos ideológicos. Pero lo más urgente para Ferraz es contener la crisis de acoso, que ya ha costado varias cabezas y amenaza con minar la credibilidad del partido.
La reunión de este viernes con las responsables de Igualdad y la comparecencia de Torró marcarán la hoja de ruta a seguir. El PSOE necesita demostrar que actúa con contundencia interna, pero también que protege a las víctimas. El equilibrio es extremadamente delicado, y cualquier paso en falso podría tener consecuencias electorales.
Mientras tanto, Javier Izquierdo inicia una nueva etapa lejos de la política activa. Su futuro profesional es incierto, pero su salida deja un vacío en la dirección de un partido que, en plena tormenta, intenta navegar sin hundirse.