Fallece Rafael García Quintana, referente de la música popular canaria

El suegro de la exalcaldesa de Telde, Carmen Hernández, deja un legado invaluable en el folclore de las Islas

La ciudad de Telde ha perdido a uno de sus más entrañables embajadores culturales. Rafael García Quintana, reconocido vecino de la localidad gran canaria y familiar directo de la política insular, ha fallecido dejando tras de sí una trayectoria musical que ha marcado a varias generaciones. Su vinculación con la música popular canaria no fue una simple afición, sino una verdadera vocación que cultivó con pasión durante más de siete décadas.

Desde sus primeros años, García Quintana mostró una inclinación natural por el canto. Sin embargo, lo que verdaderamente le diferenciaba era su condición de autodidacta. No necesitó de academias ni títulos formales para desarrollar un talento que le convertiría en una de las voces más potentes y personales del panorama folclórico canario. Su timbre único y su dominio técnico le permitieron especializarse en géneros que requieren una interpretación excepcional: las isas, folías, malagueñas y boleros del legendario Antonio Machín.

El legado de García Quintana no se limita a su calidad vocal. Su nombre quedará grabado en la historia de Telde por un hito particularmente significativo: fue el primer artista nacido en el municipio en subirse al escenario del prestigioso Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. Este logro, del que siempre se sintió profundamente orgulloso, representó no solo un triunfo personal, sino también un paso adelante para la cultura de su tierra natal. El aplauso que recibió aquella noche resonó como un reconocimiento a toda una comunidad.

A lo largo de su dilatada carrera, tuvo el privilegio de compartir cartel con verdaderas estrellas del género. Artistas de la talla de María Mérida y Mari Sánchez le acompañaron en escenarios que vieron nacer momentos mágicos del folclore insular. Estas colaboraciones no hicieron más que consolidar su reputación como un intérprete respetado por sus pares y querido por el público.

La vida de Rafael García Quintana demostró que es posible conciliar la pasión artística con las responsabilidades laborales. Durante años, supo combinar su oficio con su devoción por la música, participando activamente en diversas rondallas y agrupaciones folclóricas de la isla. Pero su compromiso no decayó con la jubilación. Al contrario, encontró en la etapa de su retiro una nueva oportunidad para seguir cultivando su arte como miembro de la agrupación Gran Faycán, el centro de mayores de Telde, donde continuó deleitando a sus conciudadanos con sus interpretaciones.

Quizás una de las facetas más destacadas de su personalidad fue su rol de defensor de la interpretación tradicional. García Quintana no dudaba en expresar su desacuerdo con las transformaciones que, a su juicio, desvirtuaban el folclore canario. Le preocupaba profundamente la pérdida de fidelidad a las formas originales y observaba con tristeza cómo las nuevas generaciones se alejaban de las raíces musicales de las Islas. Su voz no solo cantaba, también alertaba sobre la necesidad de preservar un patrimonio intangible que consideraba fundamental para la identidad canaria.

La noticia de su fallecimiento ha conmovido no solo al mundo cultural, sino también al ámbito político local. Nueva Canarias Telde ha hecho pública su consternación y ha trasladado sus más sinceras condolencias a la familia. En un gesto de solidaridad, la formación política ha expresado su respaldo a Carmen Hernández, exalcaldesa del municipio y familiar directa del artista, así como a todos sus allegados en estos momentos de duelo.

El vacío que deja Rafael García Quintana es difícil de llenar. Representaba una generación de artistas para los cuales la música era más que un oficio: era una forma de vida, un vínculo con la tierra y con la historia. Su partida supone la pérdida de un testimonio vivo de la tradición oral canaria, de esos interpretes que aprendieron de sus mayores y que transmitieron su saber con la misma naturalidad con la que respiraban.

En estos días de luto, la comunidad de Telde y el conjunto de Canarias recuerdan al hombre y al artista. Al hombre sencillo que nunca perdió sus raíces; al artista exigente que defendió su arte con uñas y dientes. Su voz, aunque ya no esté presente físicamente, seguirá resonando en los discos, en la memoria de quienes le escucharon en directo y en el legado que perdurará en las agrupaciones que tanto quiso.

La cultura canaria está de luto. Ha perdido a uno de sus guardianes, a uno de esos voceros anónimos que hicieron grande la música popular de las Islas. Pero su historia nos recuerda que el verdadero arte no necesita de reconocimientos mediáticos para brillar, sino de dedicación, autenticidad y amor por la tradición. Valores que Rafael García Quintana tuvo sobradamente y que, sin duda, constituyen su mayor herencia para las generaciones futuras.

Referencias

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