La abogada y referente del feminismo jurídico español, Cristina Almeida, ha lanzado un mensaje contundente sobre la crisis de acoso sexual que sacude al PSOE. Sus declaraciones, realizadas durante su intervención en el programa 'Más Vale Tarde', han reavivado el debate sobre la cultura machista en las instituciones y la necesidad de una transformación radical en la forma de entender el poder y las relaciones laborales.
Almeida no ha dudado en calificar la situación actual como un punto de inflexión necesario. La veterana letrada, con décadas de experiencia en la defensa de los derechos de las mujeres, ha señalado que los escándalos recientes no son casos aislados, sino síntomas de una estructura profundamente arraigada. "La mayoría de los hombres necesitan un proceso de reconversión total para comprender que las mujeres no son propiedad, sino compañeras de trabajo con plena autonomía", ha enfatizado.
La comparación que establece entre el acoso laboral y el bullying escolar resulta especialmente ilustrativa. Almeida argumenta que ambas conductas comparten una misma raíz: el abuso de poder y la humillación sistemática. "En el ámbito profesional, el acosador no solo busca someter, sino que además genera un clima de terror que paraliza a la víctima", explica. Este miedo, según la jurista, se extiende mucho más allá del momento del abuso: "El verdadero horror radica en la posibilidad de perder tu sustento, tu carrera, tu lugar en el mundo".
Uno de los aspectos más destacados de su intervención ha sido la denuncia de la violencia institucional que, según Almeida, silencia a las víctimas. La letrada asegura que el sistema judicial y administrativo a menudo revictimiza a quienes se atreven a denunciar. "Existe una incomprensión estructural sobre lo que realmente viven estas mujeres. Muchas optan por no acudir a la Justicia porque saben que se enfrentarán a un entramado burocrático y social que las consumirá", ha advertido.
La abogada ha puesto el foco en el chantaje emocional y laboral que sufren cientos de profesionales. "Se aprovechan de la situación de vulnerabilidad económica y del miedo al desempleo. Es una forma de esclavitud moderna camuflada bajo relaciones laborales aparentemente normales", ha denunciado. Esta reflexión conecta directamente con su propuesta de implementar programas formativos obligatorios para los hombres en posiciones de poder.
La necesidad de capacitación masculina constituye uno de los ejes centrales de su discurso. Almeida sugiere con ironía que "no estarían mal unos cursillos de reciclaje" para recordar que vivimos en una sociedad donde nadie puede depender de otro ser humano como si fuera un bien. Sin embargo, matiza que el objetivo no es convertir a todos los hombres en feministas, sino algo más básico y urgente: "Con que dejen de ser machistas ya habremos avanzado enormemente".
Su experiencia personal en la lucha jurídica por la igualdad aporta peso histórico a sus palabras. Almeida recuerda cómo hace años tuvo que combatir sentencias judiciales que excusaban el acoso argumentando que la vestimenta de las mujeres —como las minifaldas— provocaba a los hombres. "Tuvimos que pelear durísimo para que el acoso laboral se reconociera como delito en el Código Penal. Cada paso adelante ha costado sangre, sudor y lágrimas", ha relatado con visible emoción.
La abogada ha mostrado su respaldo explícito al movimiento 'Me Too' socialista, iniciado por las mujeres del PSOE para visibilizar las conductas inapropiadas dentro del partido. Considera que esta rebelión interna es "saludable y necesaria" para purgar estructuras que durante décadas han permitido la impunidad. "Las mujeres jóvenes ya no aceptan lo que nosotras tuvimos que tolerar. Esa es la verdadera revolución", ha celebrado.
En cuanto a soluciones estructurales, Almeida ha abogado por una mayor presencia femenina en los órganos de poder. Ha elogiado la propuesta de la vicepresidenta Yolanda Díaz de remodelar el Gobierno con más mujeres, aunque advierte que la presencia numérica no basta si no va acompañada de una verdadera transformación cultural. "Necesitamos mujeres en decisiones clave, pero también necesitamos hombres que entiendan que el poder no es un derecho de conquista", ha precisado.
La frase que ha cerrado su intervención, sobre la "femenina elegancia" como agente de cambio, ha generado debate. Almeida sugiere que las mujeres aportan una forma distinta de ejercer el liderazgo, basada en la empatía y el respeto. "Quizás con ese toque de elegancia femenina que tanto nos caracteriza, lograremos que los comportamientos tóxicos sean cosa del pasado", ha reflexionado, consciente de que su afirmación puede ser malinterpretada como esencialista, pero defendiendo que la diferencia no implica inferioridad.
La entrevista ha concluido con una reflexión sobre el futuro de la política española. Almeida ha advertido que si los partidos no abordan seriamente esta crisis, corren el riesgo de perder toda credibilidad ante la ciudadanía. "La sociedad ya no tolera la doble moral. O caminan hacia la igualdad real o quedarán obsoletos", ha sentenciado.
Su llamamiento final ha sido un mensaje de esperanza pero también de exigencia: "Hemos llegado demasiado lejos como para retroceder. Las mujeres han encontrado su voz y no volverán al silencio". Estas palabras resuenan como un aviso para navegantes en un momento en que la política española se enfrenta a su propio #MeToo institucional.