Tita Cervera pierde el apellido Thyssen y su título nobiliario

Tras renunciar a la nacionalidad suiza, la ex baronesa ve desaparecer el apellido que sostenía su título. Una decisión estratégica con raíces históricas.

Cuando una persona decide renunciar a una nacionalidad, no solo se deshace de un pasaporte: también puede perder parte de su identidad legal y simbólica. Este es el caso de Carmen Cervera, conocida popularmente como Tita Cervera, quien ha dado un paso inusual al abandonar su ciudadanía suiza —y con ella, el apellido Thyssen-Bornemisza—, lo que ha llevado a la desaparición formal de su título de baronesa en documentos oficiales.

La decisión, confirmada por fuentes de Vanitatis tras revisar documentación oficial, se enmarca en el marco legal suizo. Según los artículos 37 y siguientes de la Ley Federal de Nacionalidad, la renuncia voluntaria a la ciudadanía implica la cancelación inmediata de todos los documentos emitidos bajo esa identidad. En el caso de Tita Cervera, su nombre registrado en Suiza era Thyssen-Bornemisza, un apellido que adquirió al casarse en 1985 con el barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza. Al renunciar a la nacionalidad, y conforme al artículo 30 del Código Civil Suizo, el nombre inscrito en el registro civil pierde validez jurídica, ya que solo es reconocido mientras exista una vinculación legal con el Estado que lo otorgó.

Esto significa que, aunque en la vida social y mediática seguirá siendo conocida como la baronesa Thyssen, en los papeles oficiales ese linaje ha quedado disuelto. El apellido ya no figura en su documentación, y con él se ha roto el hilo legal que conectaba su nombre con el título nobiliario.

Pero este cambio no es meramente burocrático. El apellido Thyssen-Bornemisza no era un mero adorno social, sino una herencia con peso histórico. El título de barón de Bornemisza, en realidad, proviene del linaje húngaro que portaba ese apellido, y no del Thyssen, como muchos han creído en España. Fue el padre del barón quien, tras casarse con Margarita Bornemisza, unió ambos apellidos en una sola denominación civil reconocida por las autoridades suizas. Por tanto, la parte Bornemisza es la que sostiene jurídicamente el título nobiliario. Al perder el apellido compuesto, Tita Cervera no solo se desprende del nombre que la hizo célebre: se desvincula también del único vínculo legal con el título que ha llevado durante casi cuatro décadas.

La decisión ha sorprendido a muchos, ya que normalmente los millonarios buscan obtener la nacionalidad suiza, no renunciar a ella. En el caso de Tita Cervera, sin embargo, la operación parece más estratégica que emocional. Su desvinculación con Suiza comenzó hace tiempo: su marido falleció en 2002, y en 2015 vendió la mítica Villa Favorita de Lugano, la mansión que había sido símbolo del apellido y del poderío familiar. Desde entonces, su relación con Suiza era apenas simbólica.

Las consecuencias inmediatas de la renuncia son claras: ya no puede usar el apellido Thyssen-Bornemisza en documentos oficiales, ni tampoco acreditar su título nobiliario en el ámbito legal internacional. Esto no afecta su estatus social ni su reconocimiento público, pero sí cambia su identidad jurídica de forma permanente.

¿Por qué tomar esta decisión ahora? Aunque no se ha dado una explicación oficial, los expertos apuntan a motivos prácticos y fiscales. La nacionalidad suiza, aunque prestigiosa, conlleva obligaciones administrativas y tributarias que pueden resultar onerosas. Además, con la venta de la Villa Favorita y la consolidación de su vida en España, mantener la ciudadanía suiza ya no ofrecía ventajas significativas.

Tita Cervera, hoy una de las mujeres más influyentes en el mundo del arte y la filantropía en España, ha demostrado una vez más su capacidad para tomar decisiones audaces. Su renuncia al apellido Thyssen-Bornemisza no es un adiós al pasado, sino una reafirmación de su identidad actual: Carmen Cervera, coleccionista, mecenas y figura clave en la cultura española.

En resumen, este episodio refleja cómo los cambios legales pueden tener un impacto simbólico profundo. El apellido y el título, aunque desaparezcan de los documentos, seguirán vivos en la memoria colectiva. Pero en el mundo de la ley, la identidad se construye con papeles —y cuando esos papeles cambian, también lo hace la historia personal de quien los porta.

Referencias