El Villarreal CF vivió una noche para olvidar en Chipre, donde cayó por 1-0 ante el Pafos en un partido que se le escapó por errores arbitrales y una falta de intensidad que no se espera de un equipo con aspiraciones europeas. Una derrota que complica gravemente su futuro en la Champions League, dejándolo con apenas un punto tras cuatro jornadas y obligado a una remontada heroica en los próximos partidos.
El partido comenzó con buen pie para los amarillos: en los primeros diez minutos, Mikautadze y Gueye tuvieron dos ocasiones clarísimas para abrir el marcador, pero ambos fallaron ante el portero rival. Sin embargo, en lugar de aprovechar esa superioridad inicial, el equipo de Marcelino se fue apagando. El Pafos, con un planteamiento defensivo y pragmático, logró neutralizar el juego ofensivo del Villarreal, replegándose en su área y esperando el contraataque.
La primera parte fue un desastre táctico para los visitantes. Con un bloque defensivo de seis jugadores y tres más en la frontal, el Pafos logró anular cualquier intento de creación. El Villarreal, que en LaLiga ha mostrado un fútbol dinámico y vertical, se vio atrapado en una telaraña de marcaje y sin ideas para desbloquear el partido.
El gol del Pafos llegó en el minuto 47, tras un córner. Luckassen remató de cabeza en el área pequeña, pero la jugada estuvo precedida por una clara obstrucción de Domingos Quina a Luiz Júnior, que ni el árbitro ni el VAR decidieron sancionar. Una decisión polémica que cambió el rumbo del partido y dejó a los amarillos con la moral por los suelos.
En la segunda parte, Marcelino intentó reaccionar con cinco cambios, pero el equipo no encontró la fluidez necesaria. El Pafos, con su estilo de juego defensivo y ganador de tiempo, logró mantener el resultado hasta el pitido final. El Villarreal, que necesitaba los tres puntos para mantenerse en la pelea, ahora se enfrenta a una tarea casi imposible: ganar los cuatro partidos restantes para aspirar a la clasificación.
La imagen que dejó el equipo en Chipre es preocupante. Sin intensidad, sin pegada y con un juego espeso, el Submarino demostró que aún tiene mucho que mejorar si quiere competir en la máxima competición continental. La Champions no perdona errores, y el Villarreal lo ha aprendido a costa de una derrota que duele.