El trigésimo primer Campeonato de Europa de Campo a Través volvió a tierras lusas tras seis años de ausencia. La localidad de Lagoa, en Portugal, se convirtió en el epicentro del atletismo continental a finales del otoño, acogiendo a los mejores especialistas del cross del viejo continente. Las condiciones meteorológicas, aunque no resultaron gélidas, sí presentaron la suficiente rigurosidad como para recordar que este deporte, cuando decide mostrar su cara más exigente, no admite concesiones. La organización portuguesa desplegó un circuito que pondría a prueba no solo la condición física de los atletas, sino también su capacidad táctica y mental, en una jornada donde la lluvia intermitente añadió un factor extra de dificultad.
El recorrido, concebido específicamente para la ocasión, se configuró como un auténtico examen para los participantes. Con vueltas de unos mil quinientos metros, el trazado se caracterizó por su estrechez, abundantes curvas, múltiples obstáculos y un segmento inicial de pronunciada pendiente que obligaba a la confrontación desde el mismo instante de la salida. En este tipo de escenarios, perder posiciones en los metros iniciales no equivale a un simple error táctico, sino que se convierte en una sentencia prácticamente irreversible. Los técnicos españoles habían advertido a sus corredores sobre la necesidad de situarse en las primeras plazas desde el principio, consciente de que cualquier vacilación se pagaría cara en un circuito sin zonas de recuperación.
La cita portuguesa resultó especialmente prolífica para la delegación española, que sumó un total de ocho preseas: cinco por equipos y tres en categorías individuales. Este éxito corona un 2025 que ya se ha consolidado como el ejercicio más glorioso de la historia del atletismo ibérico, con podios alcanzados en todas las disciplinas y categorías. La jornada de Lagoa representó el broche de oro perfecto a una temporada excepcional que ha visto a los atletas españoles subirse a lo más alto en pruebas de pista, ruta y campo a través. La progresión sistemática del sistema deportivo español encuentra en este Europeo de Cross su confirmación más contundente, tras años de inversión en canteras y formación técnica.
La prueba reina masculina ofreció un espectáculo memorable, repleto de ritmo, audacia y un desenlace para el recuerdo. Thierry Ndikumwenayo, apodado 'El Tigre', adoptó una estrategia ofensiva desde el principio. Dani Arce se encargó de fijar el ritmo durante la primera mitad de la competición, lo que transformó la prueba en un duelo de máxima intensidad entre el francés Gressier y la figura española. La tensión fue creciendo con cada vuelta, mientras el público presente en las colinas de Lagoa seguía con emoción el pulso entre ambos grandes favoritos. Tras una contienda constante, donde el galo impuso su ritmo sobre el hispano, Ndikumwenayo identificó la oportunidad en los metros finales, desplegando un sprint demoledor que le llevó a cruzar la línea de meta en primera posición. La explosividad del atleta español en los últimos doscientos metros dejó sin respuesta a su rival galo, que había liderado durante la mayor parte de la prueba. Tras el bronce cosechado en la edición anterior, el atleta español ascendió al escalón más alto del podio, emulando el logro de Alemayehu Bezabeh, único representante español que había conquistado este título en 2009 y 2013. La medalla de oro individual supone la consagración definitiva de una generación de crossistas españoles que lleva años asomando en el panorama internacional.
El triunfo individual, sin embargo, constituyó solo una parte de la gesta colectiva. El conjunto español mantuvo una actitud proactiva desde el minuto inicial, disputando cada posición y cada zancada mientras controlaba la cabeza de carrera. Las primeras vueltas confirmaron el excelente estado de forma del equipo, que implementó un relevo constante entre sus miembros para asegurar presencia en las plazas punteras. Esta estrategia de rotación, perfectamente ensayada en los entrenamientos previos, permitió a los españoles mantener un ritmo sostenido mientras conservaban energías para el tramo final. Doce meses después de proclamarse campeón en Antalya, el bloque hispano revalidó su dominio continental. España se alzó con el título por equipos gracias a las posiciones de Thierry Ndikumwenayo (1º), Abdessaman Oukhelfen (6º), Aarón Las Heras (9º), Ilias Fifa (12º), Said Mechaal (47º) y Dani Arce (54º). La regularidad del conjunto, con cuatro atletas entre los doce primeros, resultó insuperable para el resto de selecciones, incluida la poderosa formación keniana que optaba por el título.
En la categoría absoluta femenina, la táctica española siguió la misma línea que en el resto de divisiones: asegurar posiciones adelantadas en los metros iniciales para evitar quedar atrapadas en el trazado estrecho. Las integrantes del equipo nacional salieron con decisión, ocupando lugares entre las quince primeras durante la vuelta inaugural. Sin embargo, la exigencia del circuito fue minando las fuerzas de las representantes nacionales, que fueron cediendo posiciones a medida que avanzaban los kilómetros. La falta de experiencia en este tipo de terrenos tan técnicos se dejó notar en las últimas vueltas, cuando las atletas de otros países con mayor tradición en cross comenzaron a imponer su ley. A pesar de ello, el balance colectivo arrojó un dato positivo: la séptima plaza por equipos, que supuso una mejora respecto al octavo puesto obtenido en 2024. No obstante, las propias deportistas reconocieron posteriormente que ese resultado no refleja el verdadero potencial del equipo, que aspira a situarse entre las cinco primeras potencias europeas en próximas ediciones. La proyección de las jóvenes promesas que integran la selección apunta a un futuro más brillante.
El Campeonato de Lagoa 2025 quedará en la memoria como una fecha histórica para el atletismo español. La doble corona masculina, tanto en el plano individual como colectivo, sumada al progreso del equipo femenino, consolida una temporada sin precedentes. La capacidad de adaptación al exigente circuito portugués, la estrategia colectiva y el talento individual demostrado por Ndikumwenayo dibujan un panorama prometedor de cara a futuros compromisos internacionales, como el Mundial de Cross que se celebrará el próximo año. La cita de Lagoa no solo entregó medallas, sino que reafirmó el liderazgo de España en el cross continental y demostró que el trabajo de los últimos años está dando sus frutos. La planificación técnica, el seguimiento médico y la preparación psicológica han elevado el nivel del atletismo español a una dimensión que promete prolongarse en el tiempo. Los éxitos cosechados en 2025 no son fruto de la casualidad, sino el resultado de una política deportiva coherente y sostenida.