Intenso final: Pelicans y Suns se definen en el último cuarto

Devin Booker y Zion Williamson lideraron a sus equipos en un cierre electrizante con múltiples cambios de ventaja

El duelo entre New Orleans Pelicans y Phoenix Suns llegó a su punto álgido en los últimos doce minutos, donde cada posesión se convirtió en una batalla individual y los nervios de los espectadores se pusieron a prueba. El cuarto final no defraudó a quienes esperaban un desenlace épico, con dos conjuntos que mostraron sus virtudes y expusieron sus debilidades en una danza estratégica de altísimo nivel. El ambiente en el arena era tenso, con cada canasta recibida con gritos de alivio o gemidos de frustración, reflejando la importancia que ambos equipos otorgaban a este enfrentamiento.

El último periodo comenzó con los Suns aprovechando su ventaja en la pintura. Mark Williams se convirtió en un factor determinante bajo los aros, demostrando una efectividad clínica desde la línea de tiros libres que mantuvo a su equipo a flote en los momentos de mayor presión. Su capacidad para generar faltas en la zona restringida obligó a los Pelicans a ajustar su defensa, abriendo espacios en el perímetro que los hombres de Phoenix supieron explotar. Cada vez que Williams recibía el balón en el poste bajo, la defensa de New Orleans se estrechaba, lo que creaba oportunidades para los tiradores exteriores de los Suns.

La defensa de los Suns, liderada por el rookie Ryan Dunn, se mostró especialmente agresiva. Dunn no solo se encargó de anotar puntos cruciales con asistencia de Devin Booker, sino que también protagonizó una jugada defensiva memorable al robar el balón a Jordan Poole en una situación de contraataque. Su tapón a Zion Williamson cuando el ala-pívot de los Pelicans intentó imponer su físico en la pintura se convirtió en uno de los highlights de la noche, demostrando que su reputación como especialista defensivo está más que justificada. La capacidad de Dunn para leer el juego y anticiparse a los movimientos ofensivos sorprendió incluso a los más escépticos.

Por parte de los Pelicans, Zion Williamson cargó con el peso ofensivo de su equipo. A pesar de enfrentarse a una defensa zonal bien estructurada, Zion consiguió generar sus propios tiros y crear oportunidades para sus compañeros. Su capacidad para capturar rebotes ofensivos dio segundas oportunidades a su equipo en momentos críticos. Sin embargo, la presión defensiva de los Suns le forzó a cometer errores inusuales, como la falta que le costó dos tiros libres a Mark Williams. La frustración se le notaba en el rostro cada vez que la defensa de Phoenix le doblaba o le forzaba a pasar el balón.

El base Jordan Poole, aunque irregular en su lanzamiento desde el triple, demostró su valía como creador de juego. Sus asistencias a Zion Williamson y Trey Murphy III mantuvieron vivo el sueño de los Pelicans, mientras que su capacidad para penetrar en la zona pintada creó espacios exteriores. No obstante, la defensa de Ryan Dunn le causó problemas, forzando varios lanzamientos forzados que terminaron en fallos. La falta de puntería de Poole desde más allá del arco fue una de las diferencias clave, ya que los Suns castigaron cada error con transiciones rápidas.

El veterano Devin Booker mostró una vez más por qué es considerado uno de los mejores escoltas de la liga. Su liderazgo en los momentos decisivos se materializó no solo en anotación, sino en su capacidad para controlar el ritmo del juego. Los tiros libres que anotó bajo presión y su visión de juego para encontrar a compañeros en posición ventajosa demostraron su madurez. Su rebote defensivo tras el fallo de Saddiq Bey fue un momento clave que permitió a los Suns mantener la ventaja. Booker entendió perfectamente cuándo acelerar y cuándo consumir tiempo, una habilidad que solo los grandes jugadores poseen.

Los cambios tácticos de ambos banquillos fueron constantes. Los Pelicans solicitaron múltiples tiempos muertos para intentar frenar los parciales de los Suns, mientras que las sustituciones estratégicas buscaban frescura física. La entrada de Jose Alvarado aportó intensidad defensiva, mientras que Yves Missi intentó aportar energía en la pintura. Por parte de los Suns, la salida de Mark Williams para dar descanso en los últimos minutos casi le costó caro, ya que los Pelicans aprovecharon para acercarse en el marcador. Cada decisión de los entrenadores fue analizada y criticada en tiempo real por los analistas.

La batalla en el rebote fue un factor determinante. Los Pelicans consiguieron varios rebotes ofensivos que les permitieron tener segundas oportunidades, pero también los Suns dominaron el tablero defensivo en los momentos críticos. La capacidad de Saddiq Bey para capturar rebotes defensivos aunque luego fallara sus intentos de triple, dio a su equipo posesiones adicionales que consumieron valiosos segundos del reloj. El control del vidrio fue una guerra de guerrillas donde cada centímetro de posición contaba.

El último minuto fue una locura de emociones. Con los Suns arriba por tres puntos, los Pelicans tuvieron la oportunidad de empatar con un triple, pero la defensa de Phoenix cerró bien el perímetro. La falta cometida por Trey Murphy III sobre Devin Booker con solo segundos en el reloj prácticamente sentenció el encuentro. Los tiros libres de Booker, con la calma que le caracteriza, ampliaron la ventaja a cinco puntos, una distancia insalvable con el tiempo corriendo en contra. Los intentos desesperados de los Pelicans por robar el balón fueron neutralizados por la seguridad con el balón de los Suns.

El resultado final reflejó la superioridad de los Suns en la gestión del último cuarto. Su capacidad para ejecutar en momentos de presión, combinada con la defensa agresiva de jóvenes como Ryan Dunn y la veteranía de Devin Booker, les dio la victoria en un partido que estuvo mucho más igualado de lo que sugiere el marcador final. La diferencia final no hizo justicia a la competitividad mostrada por los Pelicans durante gran parte del encuentro.

Para los Pelicans, la derrota deja enseñanzas importantes. La necesidad de mayor consistencia en el lanzamiento exterior y una mejor gestión de las situaciones de presión son aspectos a mejorar. Zion Williamson mostró destellos de su enorme potencial, pero necesita más apoyo de sus compañeros en los momentos decisivos. La irregularidad de Jordan Poole en el lanzamiento es una preocupación que el cuerpo técnico deberá abordar en los próximos entrenamientos. La falta de un segundo anotador consistente se hizo evidente cuando la defensa de Phoenix se centró en Zion.

Este tipo de partidos, aunque duros para el equipo perdedor, sirven como banco de pruebas para afinar detalles de cara a la temporada regular. La intensidad mostrada por ambos conjuntos anticipa que la competencia en la Conferencia Oeste volverá a ser feroz, con cada posesión disputada hasta el último segundo. Los aficionados pueden esperar más noches así, donde la emoción estará garantizada hasta el pitido final.

Referencias

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