San Antonio se convierte en la pesadilla de Oklahoma City

Los Spurs derrotan por tercera vez en once días a los Thunder, desmontando su candidatura al récord de victorias

La Navidad de la NBA dejó una sorpresa mayúscula en Oklahoma City. Mientras millones de espectadores seguían el tradicional partido del 25 de diciembre, los San Antonio Spurs completaron una trilogía de victorias que ha desmontado por completo la imagen de invencibilidad de los Thunder. El 117-102 final no solo representa la quinta derrota de la temporada para OKC, sino que confirma un patrón preocupante: los texanos han encontrado la tecla para neutralizar al equipo que aspiraba a batir el mítico récord de 73 victorias de Golden State.

El calendario ha sido implacable con los de Oklahoma. En apenas once días, han tenido que enfrentarse tres veces a un rival que parece haberles tomado la medida. La primera derrota ya sonó la alarma. La segunda confirmó las dudas. Esta tercera, en el escenario más brillante de la temporada regular, ha dejado al descubierto las fisuras de un equipo que hasta hace quince días parecía perfecto.

Lo más sorprendente de esta última confrontación es que los Spurs lo han logrado sin necesidad de explotar al máximo su principal arma. Victor Wembanyama, la gran sensación de la liga, apenas disputó 25 minutos sobre la pista. A pesar de esta restricción de minutos, su impacto fue demoledor: 19 puntos, 11 rebotes y un +/- de +13 que refleja cómo el equipo dominaba con él en cancha. La gestión conservadora del francés, lejos de debilitar a San Antonio, ha demostrado la profundidad y la inteligencia de un plantel que sabe ganar de múltiples formas.

El duelo particular entre Wembanyama y Chet Holmgren, siempre mediático por las comparaciones inevitables, ha dejado un episodio curioso. Tras otro encontronazo con su rival directo, el francés recibió los primeros abucheos significativos del Paycom Center. Su reacción, lejos de intimidarse, fue celebrar con ironía los fallos de Holmgren desde la línea de tiros libres. Este gesto resume el dominio psicológico que los Spurs han establecido sobre los Thunder.

El análisis de los números revela la magnitud del desastre para Oklahoma. El 25% de acierto en triples es solo la punta del iceberg. Lo verdaderamente alarmante es que hayan necesitado lanzar 44 veces desde más allá del arco cuando su media habitual ronda los 37 intentos. Esta cifra refleja una realidad ineludible: los Spurs han cerrado el aro con tal eficacia que han forzado a los Thunder a vivir de un tiro exterior que, además, les ha fallado estrepitosamente.

Alex Caruso, especialista defensivo conocido por su capacidad para hacer daño sin brillar en el marcador, simbolizó la noche negra de Oklahoma. Su primer triple entró en el décimo intento, un dato que resume la frustración colectiva. El sistema defensivo de San Antonio, basado en rotaciones interiores perfectamente sincronizadas, ha convertido la pintura en territorio prohibido para los Thunder.

En el bando vencedor, De'Aaron Fox ha emergido como el líder indiscutible. Sus 29 puntos en el debut navideño demuestran que los Spurs no dependen únicamente de la genialidad de Wembanyama. La línea exterior formada por Fox, Stephon Castle y Dylan Harper funciona como un reloj suizo: suman con facilidad en el perímetro, crean para sus compañeros y ejecutan sin balón con una disciplina que desquicia las defensas rivales. Su capacidad para controlar el ritmo del partido ha sido la clave para doblegar a un equipo acostumbrado a imponer su velocidad.

La batalla de pérdidas de balón resulta especialmente significativa. Los Spurs han ganado este duelo a un conjunto de Oklahoma que históricamente se caracteriza por provocar errores ajenos sin cometerlos. Este detalle táctico pone de manifiesto la superioridad intelectual de San Antonio: no solo han estudiado al rival, sino que han revertido sus propias fortalezas en su contra.

El rendimiento de las estrellas de OKC plantea interrogantes serios. Shai Gilgeous-Alexander mantuvo su racha de 102 partidos consecutivos anotando 20 o más puntos, pero solo cuatro de ellos llegaron desde la zona restringida. Su dependencia de la media distancia, donde los Spurs se sienten cómodos, neutraliza su efectividad habitual. Por su parte, la pareja formada por Jalen Williams y Chet Holmgren sumó apenas 22 puntos con un mediocre 10/22 en tiros. La defensa colectiva de San Antonio ha logrado que las jóvenes estrellas de Oklahoma parezcan desconcertadas y predecibles.

El contexto de estas derrotas hace aún más dolorosa la situación para los Thunder. Cuando el calendario les enfrentó a los Spurs por primera vez, el objetivo era claro: superar el récord de 73 victorias. Ahora, tras tres palizas en menos de dos semanas, esa ilusión parece lejana. Más preocupante es la sensación de vulnerabilidad que han transmitido. Un equipo que parecía capaz de superar cualquier obstáculo ha encontrado en San Antonio un muro contra el que no encuentra soluciones.

La lección de estas tres derrotas es clara. Los Spurs han demostrado que la potencia bruta no basta en la NBA. Su combinación de talento joven, veteranía inteligente y un sistema táctico bien engrasado ha desarmado a un rival superior sobre el papel. La capacidad de Gregg Popovich para preparar encuentros y la flexibilidad de su plantilla para adaptarse a diferentes roles han sido la clave de este dominio.

Para Oklahoma City, el camino por delante es complicado. Han dejado de ser el ogro de la liga para convertirse en un equipo con un punto débil claro y explotable. Las franquicias rivales estudiarán con lupa estas tres derrotas buscando replicar la fórmula de San Antonio. La capacidad de respuesta de su cuerpo técnico y de sus jugadores definirá si esta racha es un bache temporal o el comienzo de un declive más preocupante.

La NBA es una liga de ajustes constantes. Los Spurs han dado el primer gran golpe táctico de la temporada. Ahora les toca a los Thunder demostrar si pueden evolucionar o si se quedarán estancados en una dinámica que, por el momento, solo tiene un nombre propio: San Antonio.

Referencias

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