El descubrimiento fortuito de un ejemplar original en una empresa de vaciado de viviendas ha desencadenado una iniciativa cultural sin precedentes en Alicante. Enrique Guardiola Riquelme, bisnieto del arquitecto José Guardiola Picó, ha decidido rescatar del olvido una obra fundamental para comprender la evolución urbanística de la ciudad. Se trata de Reformas en Alicante para el siglo XX, un manuscrito fechado en 1909, año del fallecimiento de su autor, que hasta ahora permanecía inaccesible para el gran público.
La historia de esta recuperación comenzó con una búsqueda en internet. "Buscando en Google encontré este libro en una empresa dedicada al vaciado de pisos. Cuando alguien fallece, muchas veces se recurre a este tipo de servicios para deshacerse de todo, y en una de esas ocasiones apareció un ejemplar original", relata Enrique Guardiola. Esta casualidad digital ha permitido que una pieza clave del patrimonio documental alicantino vea la luz más de un siglo después de su creación.
La labor de Enrique Guardiola no es nueva. A mediados de 2025, el diario INFORMACIÓN ya se hizo eco de su empeño por difundir el legado de su ilustre antepasado. En aquella ocasión, su objetivo fue la reedición altruista de Alicante en el siglo venidero, texto original de 1897 donde el arquitecto anticipaba modelos de ciudad sostenible y armónica, con el mar como eje vertebrador del desarrollo. Ahora, con esta segunda entrega, el bisnieto completa un ciclo de recuperación patrimonial que pone en valor la visión de un profesional adelantado a su tiempo.
José Guardiola Picó (1845-1909) representa una de las figuras más relevantes de la arquitectura y el urbanismo provincial. Su obra trasciende los simples planos técnicos para adentrarse en una concepción holística de la ciudad como espacio de cohabitación saludable y funcional. En un momento en que Alicante enfrentaba los retos de la industrialización y el crecimiento desordenado, Guardiola Picó apostó por la higienización urbana como pilar fundamental del progreso.
El contexto histórico es crucial para entender la relevancia de sus propuestas. A finales del siglo XIX, las ciudades españolas sufrían las consecuencias de una expansión sin planificación: calles estrechas, falta de saneamiento, epidemias y una separación radical entre la zona portuaria y el casco urbano. Guardiola Picó identificó estos problemas con décadas de anticipación y diseñó soluciones que hoy resultan sorprendentemente actuales.
En Reformas en Alicante para el siglo XX, el arquitecto no solo diagnostica las carencias estructurales de la urbe, sino que denuncia abiertamente las negligencias políticas que impedían su desarrollo ordenado. El texto ofrece un recorrido minucioso por barrios y zonas, describiendo con precisión técnica los déficits del sistema de saneamiento y proponiendo mejoras concretas para la red de desagües. Esta aproximación evidencia un compromiso cívico que trasciende la mera ejecución de proyectos para convertirse en una crítica constructiva al statu quo.
La topografía de Alicante, con su desnivel hacia el mar, constituía para Guardiola Picó una ventaja competitiva sin explotar. El arquitecto entendió que la conexión con el Mediterráneo no debía limitarse al puerto comercial, sino que debía integrarse en la vida cotidiana de los ciudadanos mediante paseos, zonas verdes y una infraestructura que facilitara el acceso a las playas. Esta visión, revolucionaria para su época, anticipa los conceptos de ciudad costera sostenible que hoy son referentes en urbanismo.
El legado tangible de Guardiola Picó permanece vivo en numerosos enclaves alicantinos. La Casa Alberola, emblema del modernismo local, lleva su firma. El casino de Torrevieja y el barrio de Benalúa son testimonios de su capacidad para integrar funcionalidad y estética. Incluso la actual plaza de toros de Alicante responde a su proyecto, consolidando su influencia en la configuración del espacio público provincial.
En el barrio de Benalúa, esta conexión es tan profunda que una calle lleva su nombre, perpetuando la memoria de quien diseñó su trazado. Esta circunstancia simboliza la relación entre el arquitecto y la ciudad: una interacción constante donde cada obra refleja una filosofía urbanística coherente y comprometida.
La preocupación de Guardiola Picó por la higienización no era un capricho estético, sino una necesidad sanitaria urgente. Las ciudades de la época eran focos de enfermedades infecciosas debido a la ausencia de sistemas de alcantarillado eficientes. El arquitecto propuso soluciones técnicas avanzadas que mejorarían la calidad de vida de los habitantes y prevenirían epidemias, demostrando una comprensión adelantada de la relación entre entorno construido y salud pública.
Su visión de ciudad sostenible se materializaba en propuestas concretas: ampliación de calles, creación de plazas, instalación de redes de desagüe modernas y, sobre todo, la integración del paisaje marítimo en el tejido urbano. Guardiola Picó imaginaba paseos costeros y espacios de esparcimiento que hoy son realidad, pero que en su momento constituían una utopía urbanística.
El compromiso de Enrique Guardiola con la difusión de esta herencia es absolutamente desinteresado. "No gano dinero con esto; solo quiero que su legado no se pierda", afirma con rotundidad. Esta declaración refleja una ética familiar donde el valor patrimonial supera cualquier consideración económica. La impresión de nuevas copias se realiza a coste cero para los interesados, garantizando el acceso universal a estos documentos.
La iniciativa de reedición altruista representa un modelo de ciudadanía activa en la preservación de la memoria histórica. En una era dominada por el lucro, la decisión de Enrique Guardiola contrasta con la mercantilización del patrimonio cultural. Su acción demuestra que la historia de una ciudad no pertenece solo a las instituciones, sino a quienes se comprometen con su transmisión.
El impacto de esta recuperación se extiende más allá del ámbito académico. Los historiadores del urbanismo, los arquitectos contemporáneos y los ciudadanos interesados en el devenir de Alicante encuentran en estos textos una fuente inagotable de lecciones aplicables al presente. Las problemáticas que denunciaba Guardiola Picó -la falta de planificación, la desatención a la infraestructura básica, la desconexión con el entorno natural- siguen vigentes en las ciudades actuales.
La figura de Guardiola Picó se erige como un visionario comprometido con el progreso social a través del diseño urbano. Su preocupación por los desagües, las alcantarillas y la conexión con el mar no eran meros aspectos técnicos, sino los cimientos de una ciudad más habitable y justa. Cada propuesta reflejaba una comprensión profunda de las necesidades humanas y las potencialidades del territorio.
El valor histórico de Reformas en Alicante para el siglo XX radica en su carácter de documento de época que, simultáneamente, anticipa debates contemporáneos. Cuando el arquitecto hablaba de "higienización", estaba planteando lo que hoy denominamos salud pública. Cuando proponía aprovechar la posición topográfica, estaba formulando principios de sostenibilidad territorial. Cuando denunciaba negligencias políticas, estaba ejerciendo una crítica institucional necesaria.
La distribución gratuita del libro asegura que este conocimiento no quede confinado a archivos especializados. Enrique Guardiola ha entendido que la verdadera difusión del patrimonio requiere democratizar el acceso, eliminando barreras económicas que limitan la circulación de ideas. Cada ejemplar entregado representa una victoria contra el olvido y un acto de justicia histórica.
Para la comunidad alicantina, esta recuperación es una oportunidad para reconectar con sus raíces urbanísticas. Comprender el pensamiento de Guardiola Picó permite valorar el presente con mayor perspectiva y proyectar el futuro con criterios fundamentados. La ciudad que habitamos es, en gran medida, el resultado de visiones como la suya, que supieron ver más allá de las urgencias inmediatas.
El legado de José Guardiola Picó trasciende su condición de arquitecto para convertirse en un referente de la planificación inteligente. Su capacidad para diagnosticar problemas y proponer soluciones integrales establece un estándar de excelencia profesional que inspira generaciones actuales. En un momento de crisis climática y desafíos urbanos, sus ideas sobre sostenibilidad e higienización adquieren una relevancia extraordinaria.
La iniciativa de su bisnieto Enrique Guardiola Riquelme culmina un ciclo de reconocimiento merecido. Gracias a su empeño personal, dos obras fundamentales -la de 1897 y la de 1909- están disponibles para el público, completando el panorama de una mente creativa y comprometida. Esta labor familiar constituye un ejemplo de responsabilidad ciudadana y amor al patrimonio.
En definitiva, el rescate de Reformas en Alicante para el siglo XX no es solo un acto de filantropía familiar, sino una contribución esencial al conocimiento urbanístico local. Permite a los alicantinos del siglo XXI entender los cimientos sobre los que se construyó su ciudad y valorar la visión de quien, con más de cien años de anticipación, soñó un espacio más habitable, sano y conectado con el mar. El legado de José Guardiola Picó, lejos de ser un capítulo cerrado, sigue abierto gracias a la generosidad de quien ha decidido que su memoria no se pierda en el tiempo.