El tiempo en el cine posee una cualidad única: es eterno y maleable. Los directores han logrado condensar universos enteros en celuloide, creando historias que perdurarán en la memoria colectiva mucho después de que se apaguen las pantallas. En este balance de 2025, resulta inevitable mencionar a las leyendas del séptimo arte que nos dejaron este año: nombres como Robert Redford, Diane Keaton, Gene Hackman, Udo Kier, Val Kilmer, David Lynch y Rob Reiner. Sin embargo, más allá de las despedidas, el año cinematográfico ha estado protagonizado por hitos inéditos y controversias que han marcado un antes y un después.
Para entender el cine español de 2025 hay que mirar hacia febrero, cuando se celebraron los Premios Goya. En esta edición, la 39ª, ocurrió algo sin precedentes: por primera vez en la historia, el galardón a mejor película fue concedido ex aequo. Dos producciones, 'La infiltrada' y 'El 47', compartieron el codiciado premio, un hecho que generó debate y sorpresa en la industria. La ceremonia también contó con la presencia de Richard Gere, quien recibió el Goya Internacional, aunque la atención mediática se centró en otra figura.
La ausencia más comentada fue la de Karla Sofía Gascón. La actriz de Móstoles se convirtió en el nombre de los primeros meses del año, no solo en España, sino a nivel global. Sus polémicos tuits de hace una década, considerados ofensivos, le costaron la posibilidad de alzarse con el Oscar a mejor actriz por su trabajo en 'Emilia Pérez'. El escándalo trascendió fronteras, con cobertura internacional que incluía una entrevista exclusiva en CNN recogida por medios de todo el mundo. La confirmación de su asistencia a la ceremonia de los Oscar generó expectación entre el público estadounidense y cierto morbo entre los espectadores españoles, que observaron cómo las cámaras intentaban evitar cualquier plano de la actriz hasta que el presentador rompió la tensión con un comentario que desató la polémica definitiva.
Finalmente, la estatuilla a mejor actriz fue para Mikey Madison, protagonista de 'Anora', la película de Sean Baker que arrasó en la gala del 3 de marzo desde el Dolby Theatre de Hollywood. El neoyorquino se alzó con cuatro premios: mejor director, mejor película, mejor guion y mejor montaje, consolidando un hito cinematográfico. 'Anora' superó a otra gran favorita, 'The Brutalist', que al haberse estrenado en España en 2025, técnicamente califica como película del año, aunque su eco ya resonaba desde temporadas anteriores.
El año también ha estado marcado por la consolidación de nuevas voces del cine español que han demostrado madurez artística. La calidad de las interpretaciones y la construcción de personajes en producciones como 'La infiltrada' ha sido destacada por la crítica, con especial mención a las figuras secundarias que aportan profundidad narrativa. La industria muestra una generación de creadores capaces de abordar temas complejos con sensibilidad y rigor.
Más allá de los premios, 2025 ha sido un año de reflexión sobre la evolución del cine español en el contexto global. La polémica mediática en torno a Gascón ha abierto debates sobre la cancelación cultural, el perdón público y la responsabilidad de los artistas con sus declaraciones. Mientras tanto, el éxito de 'Anora' en los Oscar demuestra que el cine independiente estadounidense sigue teniendo un peso específico en la industria, incluso frente a producciones más ambiciosas como 'The Brutalist'.
La ceremonia de los Goya también sirvió para reconocer el trabajo de profesionales que han dedicado décadas al cine, mientras las nuevas generaciones reclaman su espacio. El empate ex aequo, lejos de ser un simple fallo técnico, puede interpretarse como un símbolo de la riqueza y diversidad de la cinematografía nacional, donde dos películas tan diferentes merecían igual reconocimiento.
En el terreno de los estrenos, 2025 ha visto cómo películas que se gestaron en 2024 alcanzaban su máxima repercusión. La estrategia de lanzamiento de 'The Brutalist', por ejemplo, demuestra cómo el calendario de estrenos puede alterar la percepción de un año cinematográfico. Esta película, considerada una de las grandes de la temporada, se presentó al público español en 2025, demostrando que en el cine los límites temporales son tan flexibles como el propio lenguaje cinematográfico.
El balance del año no estaría completo sin mencionar la influencia de las plataformas digitales en la distribución y consumo de cine. Aunque los grandes premios siguen centrándose en el cine de sala, la presencia de producciones españolas en servicios de streaming ha crecido exponencialmente, creando un ecosistema donde conviven modelos de negocio diferentes.
La polémica internacional generada por el caso Gascón también ha puesto de manifiesto la velocidad de la información en la era digital. Unos tuits antiguos, recuperados y difundidos masivamente, provocaron un terremoto mediático que la actriz no pudo contrarrestar, a pesar de sus disculpas. La industria del entretenimiento, tanto en España como en Hollywood, se vio obligada a posicionarse ante una situación que cuestionaba los límites entre la vida personal y profesional de los artistas.
Por su parte, el triunfo de 'Anora' en los Oscar reafirma la tendencia hacia historias íntimas y personales, lejos de los grandes presupuestos. Sean Baker ha demostrado que es posible crear una obra maestra con recursos limitados, centrándose en la profundidad de los personajes y la autenticidad de las situaciones. Esta película sobre una bailarina exótica de Brooklyn que se casa con el hijo de un oligarca ruso ha conectado con el público y la crítica por su honestidad narrativa.
El cine español, en este contexto, se encuentra en un momento de transición. Las nuevas generaciones de cineastas están encontrando su voz, mientras las instituciones como la Academia de Cine buscan adaptarse a un panorama cambiante. El empate en los Goya puede leerse como una decisión que refleja la imposibilidad de elegir entre dos propuestas válidas y necesarias para entender el momento actual del cine nacional.
En conclusión, 2025 será recordado como el año en el que el cine español vivió una madurez forzada. Entre polémicas, premios históricos y la desaparición de leyendas, la industria ha demostrado capacidad de resistencia y evolución. Las nuevas voces ya no son promesas, son realidades consolidadas que compiten en igualdad de condiciones con los veteranos. El tiempo cinematográfico, ese que se expande y contrae a voluntad de los creadores, ha dejado en 2025 un capítulo imprescindible para entender hacia dónde se dirige el séptimo arte en España y en el mundo.