Rami Malek ha construido una trayectoria interpretativa basada en personajes enigmáticos y profundamente complejos. Con rasgos que remontan a sus raíces egipcias y una formación moldeada en los barrios latinos de California, este actor californiano ha logrado que el público mundial lo perciba como británico desde su inmortalización de Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, papel que le valió el Oscar. Ahora, el protagonista de Mr. Robot se adentra en uno de los capítulos más oscuros y olvidados de la historia reciente: los juicios de Núremberg.
La película, titulada Nuremberg y dirigida por James Vanderbilt, desembarca en los cines españoles el próximo 28 de noviembre. El filme reconstruye la figura de Douglas Kelly, el psicólogo encargado de la salud mental de los principales jerarcas nazis durante los históricos juicios de 1945. Su misión, aparentemente sencilla, consistía en evitar que los acusados se suicidasen antes de enfrentarse a la justicia, tal y como había hecho Hitler. Sin embargo, el descubrimiento que hizo Kelly sobre la naturaleza humana de estos criminales resultó tan perturbador que la historia decidió enterrar su historia durante décadas.
El compromiso de Malek con este proyecto trasciende lo profesional. Tras leer el libro que sirve de base al guion, el actor se obsesionó con dar vida a este personaje. En sus propias palabras, un contacto en Gran Bretaña lo definió como un "perro que no suelta el hueso" cuando se trata de perseguir un objetivo. Esta tenacidad se puso a prueba cuando, mientras rodaba The Amateur, estalló la huelga de SAG-AFTRA. La producción de Nuremberg contempló continuar con financiación independiente, fuera de la protección sindical, lo que devastó por completo a Malek. "Llamaba para pedirles: '¿Podéis esperar?'", revela el actor. A pesar de los obstáculos, nunca soltó el proyecto porque comprendía su relevancia histórica y moral.
La complejidad de Douglas Kelly representa un territorio nuevo incluso para un actor acostumbrado a roles intensos. Malek destaca que el personaje le permitía mostrar "un lado que muchos me piden ver, más de mí mismo". Encuentra paralelismos entre su propia curiosidad insaciable y la del psicólogo: ambos comparten una fascinación por investigar la psique humana. "¿Quién es más fascinante que 21 nazis en las celdas de Núremberg?", se pregunta retóricamente. Esta oportunidad le permitía explorar el choque entre historia y moral en un momento definitorio de la humanidad.
El contexto actual del mundo no escapa a la percepción de Malek. Durante la entrevista, sus palabras reflejan una profunda preocupación: "Estoy devastado por todo lo que está ocurriendo en el mundo ahora mismo, eso es lo mínimo que puede decir". Esta declaración cobra especial relevancia cuando se cumplen 80 años de los juicios que establecieron los límites legales del crimen contra la humanidad. En una época donde las fronteras entre el bien y el mal parecen difuminarse cada vez más, la película surge como un recordatorio urgente de las lecciones del pasado.
El reparto de Nuremberg reúne a algunos de los actores más respetados de la industria. Richard E. Grant, Michael Shannon, John Slattery, Leo Woodall y un inolvidable Russell Crowe completan el elenco, aportando su prestigio a esta reconstrucción histórica. Cada uno da vida a figuras clave de este proceso judicial que cambió el derecho internacional para siempre.
Para Malek, esta película representa más que otro papel oscuro en su filmografía. Es una oportunidad para sacar a la luz una historia enterrada y confrontar verdades incómodas sobre la condición humana. El actor confiesa que suele atraerle roles serios y complejos, pero en Kelly encontró una figura ambiciosa y carismática que le permitía explorar nuevas facetas interpretativas. La cinta no se limita a retratar el horror del Holocausto; cuestiona la naturaleza del mal y la responsabilidad individual en circunstancias extremas.
Aunque el actor no descarta futuros proyectos en comedias románticas o papeles más luminosos, Nuremberg demuestra por qué se siente atraído hacia material desafiante. "He venido aquí a contarnos cosas importantes", afirma, y esta película cumple ese propósito. En un momento donde el extremismo y la desinformación campan a sus anchas, revisitar los juicios que juzgaron a los ideólogos del nazismo ofrece una lección de vigilancia democrática.
La película no busca humanizar a los criminales, sino comprender los mecanismos que permiten que seres humanos cometan atrocidades sin precedentes. Kelly, como psicólogo militar, se enfrentó a esta paradoja: los nazis no eran monstruos sobrenaturales, sino personas cuyas decisiones llevaron al genocidio más sistemático de la historia. Este descubrimiento, tan terrible como necesario, es el núcleo dramático de la cinta.
El actor concluye reflexionando sobre su propia evolución artística. Desde sus inicios en Mr. Robot hasta su consagración como Freddie Mercury, Malek ha buscado personajes que le desafíen intelectual y emocionalmente. Con Nuremberg, alcanza un nuevo nivel de compromiso, interpretando a un hombre cuyo trabajo ayudó a sentar las bases de la justicia internacional moderna. La película, más que un drama histórico, es una advertencia para las generaciones actuales: el mal no es abstracto, y requiere de vigilancia constante para no repetir los errores del pasado.
La importancia del timing no es casualidad. En el 80º aniversario de los juicios, cuando el multilateralismo y los valores democráticos enfrentan desafíos sin precedentes, Nuremberg llega como un recordatorio necesario. Malek insiste en que la película invita a la reflexión, no al morbo histórico. La pregunta central no es cómo pudieron hacerlo, sino qué sistemas y qué fallos humanos permitieron tal barbarie. El psicólogo Kelly, a través de sus evaluaciones, se convirtió en testigo de cómo la ideología puede deshumanizar tanto a las víctimas como a los verdugos.
Finalmente, el actor deja entrever su deseo de equilibrar su carrera. Reconoce que el público le ve en roles oscuros, pero anhela mostrar su lado más luminoso. Sin embargo, cuando un proyecto como Nuremberg cruza su camino, la decisión es clara: hay historias que no pueden esperar. Su interpretación promete ser otra masterclass en intensidad controlada, capturando la tensión moral de un hombre que se acerca al abismo para entenderlo, sin caer en él.
La preparación para este rol exigió de Malek una inmersión en archivos históricos y documentación psicológica de la época. El actor estudió los perfiles de los principales acusados, desde Göring hasta Hess, para entender el nivel de fanatismo y desconexión emocional que exhibían. Este trabajo de investigación le permitió construir un personaje que no juzga, sino que observa con ojos científicos, aunque su interior se rebela contra la naturaleza de su trabajo. La película explora este dilema ético: ¿hasta dónde debe llegar un profesional de la salud mental para comprender la mente del mal?
El director James Vanderbilt, conocido por su trabajo en guiones como Zodiac, aborda este material con un enfoque que evita el sensationalismo. Su dirección prioriza el diálogo y el silencio, creando una atmósfera claustrofóbica que refleja las celdas y salas de interrogatorio donde se desarrolló gran parte de los juicios. La cinematografía, presumiblemente, jugará con luces y sombras para simbolizar la dualidad moral que Kelly experimenta.
Para el público español, el estreno el 28 de noviembre coincide con un momento de reflexión histórica en Europa. Las conmemoraciones del 80º aniversario de los juicios de Núremberg han sido numerosas, pero esta película ofrece una perspectiva inédita. No se centra en los fiscales ni en los acusados, sino en el hombre que tuvo que mirar a los nazis a los ojos para evaluar su sanidad mental. Esta mirada lateral a la historia permite explorar preguntas filosóficas sobre la responsabilidad, la culpa y la posibilidad de redención, aunque sea solo a nivel individual.
Malek, en su entrevista con Esquire, no evita la controversia inherente al tema. Reconoce que algunos espectadores podrían sentirse incómodos viendo a nazis tratados como sujetos de estudio psicológico. Sin embargo, insiste en que es precisamente esa incomodidad la que hace necesaria la película. "Si no entendemos cómo funciona el mal, cómo podemos prevenirlo?", argumenta. Esta postura refleja su compromiso con el arte como vehículo de concienciación social.
El actor también reflexiona sobre su propia identidad cultural y cómo influye en su selección de roles. Como estadounidense de ascendencia egipcia, ha experimentado de primera mano los estereotipos y la necesidad de representación compleja en Hollywood. Esta sensibilidad le hace buscar personajes que desafíen las simplificaciones, ya sea en su etnia o en su moralidad. Kelly, como personaje, encaja perfectamente en esta búsqueda: un hombre que debe resistir la tentación de simplificar al enemigo.
La película también toca el tema del trauma intergeneracional. Aunque Kelly no era judío, su trabajo le expuso a detalles horripilantes de las atrocidades nazis. Malek sugiere que el psicólogo regresó a Estados Unidos con una carga psicológica que nunca pudo compartir, contribuyendo al olvido histórico de su figura. Este aspecto del personaje resonó profundamente con el actor, que ha hablado abiertamente sobre el peso de interpretar a figuras reales.
En cuanto a su futuro, Malek mantiene el misterio. Mientras admite que le gustaría explorar el género romántico, su filmografía reciente sugiere que seguirá siendo atraído por narrativas con peso social. La clave, según él, está en encontrar proyectos que combinen entretenimiento con sustancia. Nuremberg parece cumplir este criterio, ofreciendo un thriller psicológico que también funciona como documento moral.
La recepción crítica anticipada es positiva, con analistas señalando que el filme podría situarse en la conversación de premios por su tratamiento delicado de un tema difícil. El trabajo de Malek, en particular, se espera que genere nominaciones, consolidando su reputación como uno de los actores más serios de su generación. Su capacidad para transmitir pensamiento interno sin artificios es especialmente valiosa en un personaje que debe mantener la compostura profesional mientras su mundo interior se desmorona.
Finalmente, la película plantea una pregunta que trasciende la historia: ¿estamos condenados a repetir los errores del pasado? Malek, con su mirada preocupada hacia el presente, sugiere que la respuesta depende de nuestra voluntad de confrontar la verdad, por incómoda que sea. Nuremberg no es solo una película sobre el pasado; es un espejo para el presente.