Ashes: Cummins sufre tras lesión y England domina en Adelaide

El capitán australiano muestra signos de desgaste en su regreso mientras los bateadores ingleses aprovechan condiciones excepcionales en el tercer Test.

El tercer Test de las Ashes en el Adelaide Oval ha dejado entrever una dinámica interesante para los aficionados al cricket internacional. La jornada ha estado marcada por el regreso del capitán australiano Pat Cummins tras una prolongada ausencia por lesión, un retorno que ha mostrado tanto destellos de su calidad como evidentes signos de desgaste físico. Mientras tanto, la selección inglesa ha aprovechado unas condiciones de bateo excepcionales para consolidar una posición sólida en el marcador.

Desde el inicio de la sesión, las dificultades de Cummins han sido evidentes para los observadores entrenados. El velocista australiano, conocido por su capacidad para generar rebotes incomodísimos y movimientos laterales impredecibles, ha mostrado una velocidad que, si bien se mantiene en torno a los 140 km/h, carece de la consistencia que caracteriza sus mejores actuaciones. Su línea de lanzamiento ha sido errática en momentos cruciales, regalando bolos que los bateadores ingleses no han desaprovechado.

Uno de los momentos más significativos ha llegado con la caída de Zak Crawley. El bateador inglés, que había mostrado una agresividad inteligente desde el principio, finalmente sucumbió ante un lanzamiento de Cummins que encontró aquel espacio mágico del corridor of uncertainty. El balón, con una costura que temblaba indecisa, logró el borde del bate de Crawley, siendo atrapado sin problemas por el wicketkeeper Carey. Fue un pequeño consuelo para el capitán, que había estado trabajando sin descanso bajo un sol abrasador.

Las condiciones meteorológicas han jugado un papel protagonista en el desarrollo de la jornada. La ola de calor extremo que azota Adelaide ha convertido la experiencia en particularmente tortuosa para el equipo australiano. Mientras los bateadores ingleses han podido descansar en la sombra del pabellón entre overs, los lanzadores australianos han sufrido bajo temperaturas sofocantes, lo que ha afectado directamente a su precisión y resistencia.

El análisis técnico de los expertos ha puesto de manifiesto ciertas deficiencias en la técnica de los bateadores cuando se enfrentan a la calidad australiana. Justin Langer, ex seleccionador nacional, ha señalado con agudeza cómo Crawley movía su pierna derecha alrededor durante sus golpes defensivos, lo que indicaba una falta de compromiso total con el pie delantero. Este tipo de detalles, aparentemente menores, son precisamente lo que los lanzadores de élite como Cummins explotan para crear oportunidades.

Sin embargo, no todo han sido malas noticias para el equipo de casa. Scott Boland ha demostrado una precisión quirúrgica en sus overs, especialmente en su enfrentamiento con Ollie Pope. Un lanzamiento particularmente desagradable, que creció de forma imprevista y generó movimiento desde el pitch, incomodó seriamente al bateador inglés. El último balón de ese over vio a Pope mostrar una agresión mal ubicada, rozando el borde del bate en un intento de golpe innecesariamente arriesgado.

El bateo inglés, liderado por la pareja inicial de Ben Duckett y Crawley, ha sido un modelo de agresión controlada. Duckett, en particular, ha demostrado una capacidad excepcional para castigar los malos lanzamientos. Cuando Cummins se ha desviado de su línea, el bateador zurdo no ha dudado en mandar el balón a la cuerda con drives impecables a través de los covers. Un lanzamiento demasiado ancho se convirtió en un cuatro sin esfuerzo, mientras que otro que quedó corto casi le costó el wicket al propio Duckett, quien estuvo a milímetros de cortar el balón hacia sus propios palos.

Las condiciones del pitch, descritas por los comentaristas como un absolute road, han favorecido enormemente el bateo. La superficie ofrece un rebote verdadero y escaso movimiento lateral, permitiendo a los bateadores jugar con confianza. Este escenario, combinado con la ausencia de swing tanto para Cummins como para Mitchell Starc, ha convertido la tarea de los lanzadores australianos en una verdadera prueba de carácter.

Starc, por su parte, ha tenido momentos de inspiración intermitentes. Su primer over mostró la calidad que le caracteriza, encontrando la línea y longitud perfectas desde el primer lanzamiento. Un ripper of a short ball justo fuera del off stump hizo que el bateador inglés se tambaleara, rozando el borde sin llegar a la guante de Carey. El siguiente lanzamiento, más completo, indujo un medio golpe dubitativo que nuevamente estuvo a punto de generar el wicket.

La perspectiva de Oliver Holt, jefe de deportes del Daily Mail, desde el Adelaide Oval resume perfectamente el tono de la jornada. Según su análisis, lo que inicialmente parecía una posición cómoda para Australia, con la posibilidad de limitar a England por debajo de 300, se ha transformado en una situación mucho más incómoda. El giro inesperado de los acontecimientos ha puesto presión sobre el equipo anfitrión, que ahora necesita desesperadamente romper asociaciones para evitar que el partido se les escape.

El ritmo de anotación de England ha sido constante y preocupante para Australia. Los bateadores han rotado el strike con eficiencia, añadiendo carreras regulares sin tomar riesgos innecesarios. Cada over productivo ha ido aumentando la presión sobre los lanzadores australianos, quienes saben que cada carrera concedida en estas condiciones es una carrera que tendrán que recuperar con el bate en mano.

La situación actual del encuentro refleja una batalla de estrategias. Por un lado, un equipo inglés que ha identificado y explotado las condiciones perfectas para imponer su plan de juego agresivo pero calculado. Por otro, una Australia que depende de la calidad individual de sus lanzadores estrella para crear momentos de inspiración que rompan la resistencia visitante.

El desgaste físico de Cummins es quizás el síntoma más visible de las dificultades australianas. Tras semanas fuera de competición, su cuerpo responde a intervalos, mostrando la clase que le hizo número uno del mundo en algunos lanzamientos, pero fallando en la consistencia que requiere un Test de cinco días. Esta irregularidad ha sido suficiente para que los bateadores ingleses, bien preparados técnicamente, hayan podido construir una posición dominante.

El calendario del día sugiere que las próximas horas serán cruciales. Si England consigue consolidar su posición y convertirla en un total imponente, la presión psicológica sobre Australia se multiplicará. Por el contrario, un par de wickets rápidos podría cambiar el momentum del encuentro, devolviendo la confianza a un equipo australiano que necesita desesperadamente un cambio de fortuna.

Lo que está claro es que este tercer Test ha dejado de ser el desfile australiano que muchos pronosticaban. La resiliencia inglesa, combinada con las evidentes limitaciones físicas de Cummins y el agotamiento generado por el calor, ha creado un escenario mucho más competitivo y emocionante para los aficionados al cricket de alto nivel. La batalla entre bate y balón continúa, pero por primera vez en esta serie, el equipo visitante parece haber encontrado la fórmula para desafiar la supremacía australiana en su propio territorio.

Referencias

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