En un gesto que trasciende el deporte, el Estadi Olímpic Lluís Companys se prepara para acoger un partido con un propósito humano: el encuentro entre la selección de Cataluña y Palestina, organizado por la plataforma Act X Palestine. Este evento, que se celebrará este martes, no solo busca entretener, sino generar conciencia y apoyo concreto al pueblo palestino, especialmente en medio de la crisis humanitaria en Gaza.
Pep Guardiola, entrenador del Manchester City y figura reconocida por su activismo social, ha expresado su apoyo público a la iniciativa. En una entrevista con 'El món a RAC1', el técnico catalán no dudó en calificar el partido como "más que simbólico". Para él, es una oportunidad para que los palestinos sientan que no están solos: "El mundo ha dejado Palestina sola. No hemos hecho absolutamente nada. Ellos no tienen ninguna culpa de haber nacido allí. Todos nosotros hemos permitido que hayan destrozado a todo un pueblo".
Guardiola fue aún más contundente al referirse a los líderes políticos: "No me puedo imaginar una persona en este mundo que pueda defender las masacres en Gaza. Nuestros hijos podrían estar allí y que los asesinen solo por haber nacido. Tengo muy poca fe en los mandatarios. Hacen lo que sea para mantenerse en el poder". Sus palabras reflejan una postura clara y comprometida, que va más allá del fútbol y toca la responsabilidad colectiva frente a la injusticia.
Por su parte, el seleccionador catalán, Gerard López, ha mostrado una emoción palpable en los preparativos. En la víspera del partido, compartió un momento simbólico con su homólogo palestino, Ehab Abu Jazar, intercambiando camisetas y conversando sobre el significado del encuentro. López lució un pañuelo regalado por Abu Jazar, un gesto que subrayó: "Las palabras tienen que respaldarse con hechos, y mañana es uno de esos días".
La organización ha desplegado 400 camisetas blancas sobre el césped, en homenaje a los 400 futbolistas palestinos que han perdido la vida en el conflicto. Esta imagen, cargada de simbolismo, busca recordar que detrás de cada balón hay personas, historias y tragedias. Además, se espera que el estadio alcance casi el lleno, con cerca de 30.000 espectadores, lo que supera las expectativas iniciales y refleja el interés ciudadano por este acto solidario.
La selección palestina, sin embargo, enfrenta enormes dificultades. Según Abu Jazar, la guerra ha paralizado el fútbol en Gaza y ha dispersado a sus jugadores. "Tenemos cuatro futbolistas de la Franja —además de mí—, pero el resto está compitiendo en campeonatos diferentes por todo el territorio. Es prácticamente imposible salir de Gaza, que está bajo control del ejército israelí", explicó. Esta realidad subraya la importancia del partido: no solo es un juego, sino un acto de resistencia cultural y humanitaria.
En cuanto a la convocatoria catalana, hubo ajustes de última hora debido a lesiones. La baja de Arnau Martínez y Àlex Moreno, derivadas de la lesión de Daley Blind, abrió la puerta a Ilie Sánchez (Austin FC) y Arnau Campeny (Europa). A pesar de los cambios, el equipo mantiene un espíritu de unidad y compromiso con la causa.
El partido no solo será un espectáculo deportivo, sino una plataforma para la solidaridad. Toda la recaudación irá destinada a proyectos humanitarios, la reconstrucción de Gaza y la promoción cultural. Este enfoque refleja una tendencia creciente en el deporte: utilizar su alcance para generar impacto social. Como recordó López, "El País Vasco dio ejemplo el sábado. Estoy seguro de que Montjuïc vivirá algo muy parecido".
En un contexto donde el fútbol a menudo se ve como entretenimiento, este partido busca recordar su poder transformador. Guardiola, López y los jugadores de ambas selecciones están demostrando que el deporte puede ser un puente entre culturas, un espacio para la empatía y un instrumento para la justicia. En un mundo donde las palabras a veces se quedan cortas, este encuentro es una llamada a la acción: las palabras deben respaldarse con hechos.
La noche en Montjuïc promete ser inolvidable, no por los goles o las jugadas, sino por el mensaje que transmitirá: que el fútbol puede ser más que un juego, puede ser un acto de humanidad.