El estadio de La Cartuja, escenario de la clasificación directa de España para el Mundial, presentó un aspecto desolador. Las gradas, repletas de butacas vacías, contrastaron con la importancia del encuentro: el partido que certificó el pase de la selección a la fase final del torneo mundial. A pesar de la relevancia del duelo ante Turquía, la asistencia fue decepcionante, con apenas 30.000 aficionados en las tribunas.
Este escenario no sorprendió a quienes seguían de cerca la dinámica del grupo. Desde semanas atrás, se auguraba que llenar el estadio sería una tarea complicada. Y así fue. La falta de emoción en el partido, debido a que España ya tenía asegurado el primer puesto del grupo, desincentivó la asistencia de los aficionados. Además, el clima adverso —con lluvia persistente en los días previos— tampoco ayudó a movilizar a la afición.
La Cartuja, actualmente hogar del Betis, ha sido escenario de ocho partidos de la selección española desde que en febrero de 2021 se firmara el acuerdo entre la RFEF y la Junta de Andalucía. De los 28 partidos que España ha disputado en suelo nacional desde entonces, ocho han tenido lugar en Sevilla. Sin embargo, esta vez, la ciudad no respondió como en ocasiones anteriores.
En la previa del partido, tanto el seleccionador Luis de la Fuente como el jugador Fabián Ruiz expresaron confianza en la afición sevillana, con frases como “Sevilla nunca nos falla”. Pero esta vez, la realidad fue distinta. La ciudad, acostumbrada a vivir el fútbol con intensidad, estaba más pendiente del derbi entre Betis y Sevilla, programado para el 30 de octubre en el estadio de Nervión. Ese choque local, cargado de rivalidad y emoción, eclipsó el partido de la selección nacional.
La Federación Española de Fútbol había considerado inicialmente dos sedes para este partido clave: el Metropolitano de Madrid y La Cartuja de Sevilla. Finalmente, se optó por la ciudad andaluza, que ya había albergado con éxito la fase de clasificación para el Mundial de Qatar. Sin embargo, el desarrollo del grupo hizo que este último encuentro perdiera tensión competitiva. España ya había asegurado su plaza en el Mundial, y Turquía no representaba una amenaza real en la tabla.
Este escenario refleja un fenómeno recurrente en el fútbol moderno: la dificultad de generar expectación cuando el resultado ya está decidido. Aunque el partido tenía un valor simbólico —sellaba el pase directo al Mundial—, la falta de incertidumbre redujo el interés del público. Además, la competencia con otros eventos deportivos locales, como el derbi sevillano, y las condiciones climáticas adversas, contribuyeron a la baja asistencia.
La situación también pone en evidencia los desafíos que enfrenta la RFEF para mantener el interés de la afición en partidos que, aunque importantes, no ofrecen la emoción de una lucha por el pase. En este caso, el estadio de La Cartuja, que en otras ocasiones ha vibrado con la presencia de la selección, quedó prácticamente vacío, lo que puede generar reflexiones sobre la estrategia de selección de sedes y la promoción de los partidos.
A pesar de la baja asistencia, el equipo español cumplió con su objetivo. La victoria ante Turquía, aunque sin el apoyo de una multitud, aseguró el primer puesto del grupo y el pase directo al Mundial. El entrenador Luis de la Fuente y sus jugadores, conscientes de la situación, intentaron transmitir energía y profesionalismo en el campo, aunque sin el respaldo de las gradas.
En resumen, el partido en La Cartuja fue un recordatorio de que, en el fútbol, la emoción y la incertidumbre son factores clave para movilizar a la afición. Cuando estos elementos faltan, incluso un partido con un significado importante puede pasar desapercibido. La RFEF tendrá que considerar estas lecciones en futuras convocatorias, especialmente si desea mantener el interés de los aficionados en partidos que, aunque no sean decisivos, siguen siendo parte fundamental de la preparación de la selección para grandes torneos.
La ciudad de Sevilla, con su rica tradición futbolística, sigue siendo una sede valiosa para la selección española. Pero para que los partidos en La Cartuja vuelvan a llenarse, será necesario que los encuentros tengan un componente competitivo que despierte la pasión de los aficionados. Hasta entonces, el estadio seguirá siendo un escenario con potencial, pero con gradas que esperan ser llenadas por una afición que, en este caso, decidió quedarse en casa.