El Athletic Club no logró romper su maldición en Anoeta, cayendo en los últimos minutos tras un partido en el que parecía que el empate estaba asegurado. El gol de Robert Navarro en el minuto 79 había generado esperanza en los aficionados bilbaínos, pero el tanto de Gorrotxategi en el tiempo añadido selló una derrota que deja un sabor amargo y muchas preguntas sobre el estado del equipo.
La Real Sociedad, como local, fue el equipo más dominante durante los 90 minutos. Su control del balón, su presión y su capacidad para generar ocasiones fueron superiores a las del Athletic. No se puede negar que los txuri urdin merecieron la victoria, especialmente por la claridad con la que construyeron sus jugadas y la eficacia en los momentos clave.
El primer gol de la Real fue un ejemplo claro de cómo el Athletic se dejó sorprender. Barrenechea envió un centro al área, Oyarzabal lo prolongó con la rodilla y Brais Méndez, sin oposición, remató a placer. Un error colectivo que evidenció la falta de concentración defensiva. En el segundo tanto, Guedes superó a Laporte con demasiada facilidad, lo que refleja una vez más la fragilidad defensiva que está afectando al equipo en las últimas semanas.
Aunque el Athletic mostró una leve mejoría respecto al partido anterior contra el Getafe —donde su rendimiento fue muy bajo—, esta evolución no fue suficiente para competir en un campo tan exigente como Anoeta. El equipo necesitaba un partido completo, con intensidad desde el primer minuto y sin errores en zonas clave, pero no lo logró.
Yuri Berchiche, uno de los pocos jugadores que mantuvo un nivel aceptable, reconoció tras el encuentro: “No estamos en nuestro mejor momento”. Sus palabras reflejan el estado de ánimo del vestuario y la necesidad de reaccionar rápidamente si quieren evitar una racha negativa que podría afectar a su posición en la tabla.
En las últimas jornadas, el Athletic ha sufrido por su falta de efectividad en ataque, pero ahora también se suma un problema defensivo que está siendo determinante en los resultados. El partido contra el Qarabag fue el más equilibrado, pero el rival no ofreció un nivel defensivo suficiente como para considerarlo un punto de referencia válido.
La dirección técnica debe analizar con urgencia estos errores y buscar soluciones. No se trata solo de corregir detalles tácticos, sino de reforzar la mentalidad del equipo, especialmente en momentos de presión. El Athletic no puede permitirse seguir regalando oportunidades a sus rivales, especialmente en partidos fuera de casa.
La afición espera respuestas. El equipo tiene calidad, pero necesita cohesión, concentración y una actitud más sólida en defensa. Si no logran ajustar estos aspectos, la temporada podría complicarse más de lo esperado. El próximo partido será una nueva oportunidad para demostrar que pueden revertir esta situación, pero el tiempo apremia.
En resumen, el Athletic no solo perdió un partido en Anoeta, sino que volvió a evidenciar sus debilidades estructurales. La Real Sociedad aprovechó cada error con inteligencia, y el Athletic pagó caro su falta de solidez defensiva. Ahora, la prioridad es corregir esos fallos antes de que se conviertan en una tendencia negativa difícil de revertir.