En un partido que marcó el cierre de la fase de clasificación para el grupo H de las Eliminatorias UEFA, Rumania demostró su superioridad al golear 7-1 a San Marino en el estadio Illie Oana. El encuentro, correspondiente a la fecha 10, sirvió como despedida para ambos equipos, que ya no tenían chances de clasificar, pero que salieron a competir con intensidad y orgullo.
El partido comenzó con un gol tempranero de San Marino, obra de Nicolas Giacopetti apenas al minuto de juego. Sin embargo, esa alegría visitante fue efímera. Rumania reaccionó con contundencia y, gracias a una combinación de errores defensivos y acierto ofensivo, logró dar vuelta el marcador rápidamente.
El primer tanto rumano llegó por propia puerta: Dante Rossi, defensor de San Marino, desvió un balón que terminó en su arco al minuto 12 del primer tiempo. A partir de ahí, el dominio local fue creciente. Stefan Baiaram amplió la ventaja al 28’, y Dennis Man selló el 3-1 antes del descanso, al 41’. La primera mitad terminó con Rumania en control absoluto del juego.
En el segundo tiempo, la presión rumana no decayó. Ianis Hagi, uno de los jugadores más destacados del encuentro, anotó el cuarto gol al 30’. Luego, Andrei Ratiu y Louis Munteanu aumentaron la cuenta, mientras que dos autogoles más —de Giacomo Benvenuti y Dante Rossi— completaron la goleada. El marcador final de 7-1 reflejó la diferencia de nivel entre ambos equipos.
El entrenador rumano, Mircea Lucescu, dispuso un sistema 4-3-3 que funcionó a la perfección. La línea defensiva, con Tarnovanu en portería y Ratiu, Ghita, Eissat y Bancu en la zaga, mantuvo la solidez necesaria. En el mediocampo, Tanase, Screciu y Dragomir generaron fluidez, mientras que en ataque, Man, Birligea y Baiaram fueron letales.
Por su parte, San Marino, dirigido por Roberto Cevoli, intentó resistir con un 4-5-1, pero la falta de profundidad y la presión constante de Rumania lo desbordaron. Giacopetti, el único goleador visitante, fue el más destacado, aunque no pudo evitar la derrota.
El árbitro Mohammad Al-Emara dirigió el encuentro sin mayores incidentes, aunque mostró varias tarjetas amarillas, especialmente a jugadores de San Marino por faltas reiteradas y conducta antideportiva.
Con este resultado, Rumania cerró su participación en el grupo H con 13 puntos, ubicándose en tercer lugar. San Marino, en cambio, terminó en el último puesto sin sumar ni un solo punto en toda la fase, lo que refleja el desafío que representa para el equipo más pequeño de Europa competir en este nivel.
Los cambios en el segundo tiempo mostraron la intención de Lucescu de dar minutos a jugadores menos habituales. Entraron Marin, Olaru, Petrila, Munteanu y otros, mientras que Cevoli también rotó su plantel, buscando preservar a sus jugadores más importantes.
Aunque el partido no tuvo implicaciones en la clasificación, fue una oportunidad para Rumania de mostrar su potencial ofensivo y para San Marino de ganar experiencia ante un rival de mayor nivel. La goleada, sin duda, será recordada como una de las más abultadas en la historia de las eliminatorias europeas.
En resumen, Rumania cerró su campaña con una victoria contundente, mientras que San Marino, pese a la derrota, demostró carácter y voluntad. Ambos equipos ahora miran hacia el futuro, con la esperanza de mejorar en próximas competiciones. Para Rumania, el objetivo será consolidarse como una selección competitiva en Europa; para San Marino, el reto será seguir creciendo y sumar sus primeros puntos en una fase eliminatoria.