Supertifón Fung-wong azota Filipinas: dos muertos y un millón evacuados

El país aún no se recupera del tifón Kalmaegi mientras Fung-wong provoca cortes de luz, cancelaciones de vuelos y evacuaciones masivas.

Filipinas enfrenta una nueva crisis climática con la llegada del supertifón Fung-wong, que ya ha dejado al menos dos muertos y obligado a evacuar a casi un millón de personas en las regiones más vulnerables del archipiélago. Este fenómeno, el número 21 de la temporada, avanza con vientos de hasta 230 km/h y amenaza con causar inundaciones severas y marejadas ciclónicas en las próximas horas.

La Oficina Nacional de Defensa Civil confirmó que 916.863 personas han sido trasladadas a refugios temporales, especialmente en las zonas de Bicol y Luzón, donde se espera que el ojo del tifón toque tierra. En Catanduanes, una isla en la costa este, los residentes ya sienten los primeros embates del ciclón: olas invaden las calles, el agua sube y el viento azota techos y ventanas. Las autoridades han ordenado el cierre de escuelas, oficinas gubernamentales y han cancelado cerca de 300 vuelos en Manila y otras áreas afectadas.

Este desastre ocurre en un contexto de extrema vulnerabilidad. Filipinas aún no ha terminado de recuperarse del paso del tifón Kalmaegi, que dejó más de 200 muertos y obligó a declarar el estado de calamidad nacional. La secuencia de tormentas ha puesto a prueba la capacidad de respuesta del país, que se encuentra en el corazón del cinturón de tifones del Pacífico y enfrenta anualmente unas 20 tormentas tropicales.

El jefe de Defensa Civil, Rafaelito R. Alejandro, destacó que la evacuación masiva es una medida preventiva crítica. "Mientras hablamos, la población de Catanduanes siente ya los efectos del tifón, especialmente porque el ojo de la tormenta se encuentra muy próximo a la isla", afirmó en rueda de prensa. Las imágenes desde el terreno muestran a familias llegando a centros de evacuación en Ciudad Quezon, con pertenencias en bolsas y rostros de preocupación.

El presidente Ferdinand Marcos Jr. mantiene activo el estado de emergencia nacional, y las fuerzas de rescate están en alerta máxima. Las autoridades advierten que las condiciones podrían empeorar en las próximas horas, especialmente en zonas costeras y propensas a inundaciones. Se espera que Fung-wong cause daños significativos en infraestructuras, agricultura y servicios básicos.

Expertos en meteorología señalan que la intensidad y frecuencia de estos fenómenos están relacionadas con el calentamiento del océano, un efecto del cambio climático que ha hecho que el sudeste asiático viva una temporada de tifones excepcionalmente activa. La comunidad internacional sigue de cerca la situación, y ya se han iniciado gestiones para enviar ayuda humanitaria una vez que las condiciones lo permitan.

Para los filipinos, esta es una prueba más de resiliencia. A pesar de los desafíos, las comunidades locales se organizan, comparten recursos y apoyan a los más vulnerables. Las redes sociales se han convertido en un canal vital para compartir información en tiempo real, coordinar rescates y alertar sobre zonas de riesgo.

La llegada de Fung-wong subraya la urgencia de invertir en sistemas de alerta temprana, infraestructuras resistentes y políticas climáticas más ambiciosas. Mientras el país se prepara para lo peor, la solidaridad y la preparación son las mejores armas contra la furia de la naturaleza.

Referencias