Israel reconoce a Somalilandia como Estado independiente

Netanyahu anuncia el primer reconocimiento mundial de la república autoproclamada, desatando una ola de condenas en el Cuerno de África

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anunciado este viernes un movimiento diplomático sin precedentes: el reconocimiento formal de Somalilandia como un Estado soberano e independiente. Con esta decisión, la nación hebrea se convierte en la primera del mundo en otorgar legitimidad internacional a esta región autoproclamada, separada de Somalia desde 1991, pero que hasta ahora carecía de reconocimiento por parte de la comunidad internacional.

El anuncio, difundido a través de un comunicado oficial de la oficina del primer ministro, confirma que Netanyahu, junto al ministro de Asuntos Exteriores israelí Gideon Saar, y el presidente de Somalilandia, Abdirahman Mohamed Abdullahi, suscribieron una declaración conjunta que establece las bases de esta nueva relación diplomática. El documento, según fuentes oficiales, se enmarca en el espíritu de los Acuerdos de Abraham, los pactos de normalización promovidos durante la administración Trump que ya sentaron precedentes con Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán.

La cooperación entre ambos territorios no se limitará al ámbito diplomático. Las autoridades israelíes han manifestado su intención de expandir de inmediato la colaboración en sectores estratégicos como la agricultura, la salud pública, el desarrollo tecnológico y la economía. Este amplio abanico de áreas de interés común refleja la ambición de Tel Aviv por consolidar su presencia en el Cuerno de África, una región de crucial importancia geoestratégica por su control de rutas marítimas vitales.

El ministro Saar ha utilizado su perfil en la red social X para calificar este entendimiento como el resultado de un "diálogo amplio y continuo" mantenido durante el último año. Las conversaciones, que culminaron en este histórico reconocimiento, incluyeron una reunión inicial en marzo pasado entre el diplomático israelí y representantes del gobierno somalilandés, seguida de una serie de encuentros discretos de altos funcionarios que han permanecido en el anonimato hasta ahora.

Desde Hargeisa, la capital de facto de Somalilandia, la respuesta ha sido de entusiasmo y gratitud. El Ejecutivo local ha emitido un comunicado en el que expresa "su firme intención de adherirse a los Acuerdos de Abraham", considerando la decisión israelí como "un hito en la larga búsqueda de legitimidad internacional". Para este territorio de 3,5 millones de habitantes, que mantiene sus propias instituciones democráticas desde hace más de tres décadas, este reconocimiento representa una oportunidad única para romper su aislamiento diplomático.

Sin embargo, la noticia ha generado una oleada de rechazo en Mogadiscio y otros capitales regionales. El gobierno somalí, a través de un comunicado de la oficina del primer ministro Hamza Abdi Barre, ha calificado el movimiento israelí como un "ataque deliberado a su soberanía". Las autoridades somalías advierten que este paso no solo viola su integridad territorial, sino que además exacerba las tensiones políticas y de seguridad en una zona ya de por sí volátil, que abarca el Mar Rojo, el Golfo de Adén y el conjunto del Cuerno de África.

La reacción no se ha hecho esperar en el ámbito multilateral. El presidente de la Unión Africana ha reafirmado de inmediato su "compromiso inquebrantable" con la unidad y soberanía de Somalia, una postura que refleja el principio de intangibilidad de fronteras heredadas de la descolonización. Esta posición continental considera Somalilandia como una región separatista dentro del marco jurídico somalí, sin reconocimiento de independencia unilateral.

La condena ha adquirido forma concreta a través de una iniciativa diplomática conjunta. Los ministros de Exteriores de Somalia, Egipto, Turquía y Yibuti celebraron una conversación telefónica coordinada para expresar su "total rechazo y condena" al reconocimiento israelí. El Ministerio de Asuntos Exteriores egipcio, en su calidad de portavoz de este grupo, emitió un comunicado en el que los cuatro países subrayan su "pleno apoyo a la unidad, soberanía e integridad territorial de Somalia".

Las implicaciones de este reconocimiento trascienden el plano bilateral. El control del Mar Rojo y del Golfo de Adén, donde se concentra aproximadamente el 12% del comercio marítimo mundial, convierte cualquier realineamiento político en la zona en un asunto de interés global. La presencia israelí en Somalilandia, con acceso potencial al puerto de Berbera, podría alterar el equilibrio de poder regional, donde actores como Egipto, Turquía, Emiratos Árabes Unidos y Qatar ya mantienen intereses estratégicos y bases militares.

La decisión de Tel Aviv también debe entenderse en el contexto de su estrategia de diversificación de alianzas. Desde la firma de los Acuerdos de Abraham, Israel ha buscado activamente ampliar su red de relaciones con países musulmanes y africanos, rompiendo el aislamiento diplomático histórico en la región. Somalilandia, con mayoría musulmana suní pero un perfil político autónomo, representa un objetivo atractivo para esta política de acercamiento.

No obstante, el camino hacia una normalización completa enfrenta obstáculos significativos. La presión regional sobre Hargeisa para que revierta su posición podría intensificarse, mientras que la comunidad internacional, incluidas potencias occidentales, ha mantenido tradicionalmente una postura cautelosa respecto al estatus de Somalilandia para no socavar el frágil proceso de reconstrucción estatal en Somalia.

El reconocimiento israelí plantea interrogantes sobre el futuro del derecho internacional en materia de secesión. Mientras que el principio de autodeterminación choca con el de integridad territorial, la realidad política de Somalilandia -con elecciones democráticas, moneda propia y estructuras estatales funcionales- difiere radicalmente de la situación en Somalia, donde el gobierno federal controla parcialmente el territorio y enfrenta la insurgencia de Al Shabaab.

Para la población somalilandesa, este reconocimiento, aunque limitado a un solo Estado, simboliza la validación de tres décadas de esfuerzo institucional. Sin embargo, la consolidación de su soberanía dependerá de si otros países siguen el ejemplo israelí o si, por el contrario, este gesto queda aislado frente a la oposición concertada de potencias regionales y continentales.

La diplomacia preventiva se antoja necesaria para evitar una escalada que afecte a toda la región. La posición de actores externos como Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas será determinante para mediar entre las partes y buscar una solución que preserve la estabilidad del Cuerno de África sin menoscabar los legítimos intereses de seguridad y desarrollo de sus habitantes.

Referencias

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