San Pablo Burgos resurge con autoridad ante Gran Canaria

El equipo burgalesó firma su mejor partido de la temporada con un 94-81 que devuelve la ilusión al Coliseum

El Coliseum de Burgos vibró como hacía tiempo no lo hacía. La afición local presenció el resurgir de un San Pablo Burgos que encontró su mejor versión para superar con contundencia a un rival de entidad como el Dreamland Gran Canaria por 94-81. La victoria, más allá de los dos puntos en juego, representa un bálsamo anímico para un conjunto que necesitaba a toda costa un espaldarazo que le permitiera soñar con la permanencia en la Liga Endesa ACB.

Desde el salto inicial, los de Porfi Fisac mostraron una actitud renovada. El quinteto inicial formado por Raúl Neto, Corbalán, Jermaine Samuels, Meindl y Fisher estableció un ritmo intenso que sorprendió a los canarios. La primera mitad del primer cuarto transcurrió con un intercambio de canastas que mantenía la igualdad en el marcador, pero el trabajo defensivo de los locales ya dejaba entrever señales esperanzadoras.

Sin embargo, a falta de menos de tres minutos para el final del primer acto, dos errores consecutivos—uno en ataque y otro en defensa—permitieron a los visitantes adquirir una ventaja de cuatro puntos (12-16). Fisac no dudó en solicitar un tiempo muerto para reconducir la situación. La respuesta fue inmediata. La defensa se recompuso y los tiros libres de Happ al filo del final del cuarto permitieron cerrar el primer periodo con tablas (20-20).

El segundo cuarto evidenció la transformación del San Pablo. El equipo burgalesó implementó una defensa férrea que mantuvo a Gran Canaria en apenas cuatro puntos durante los primeros minutos. Simultáneamente, el ataque local generó constantes situaciones de ventaja que forzaron las faltas personales del rival. El técnico isleño, Lakovic, vio obligado a parar el juego con 5.43 minutos por delante para el descanso. Desde el banquillo, Fisac pedía concentración, consciente de que cada posesión era crucial para las aspiraciones de su equipo.

Los tiros libres, tradicionalmente una asignatura pendiente para los burgaleses, volvieron a generar cierta inquietud. Fischer, Meindl y Happ fallaron desde la línea de personal en varias ocasiones durante este periodo, un hándicap que el equipo supo compensar con intensidad defensiva y acierto en el lanzamiento de campo. Las decisiones arbitrales, en ocasiones cuestionables, también lastraron el ritmo del encuentro, aunque San Pablo mantuvo el foco en su labor.

El tercer cuarto resultó determinante. Los locales salieron con una energía diferente, conscientes de que necesitaban romper el partido. El parcial de 27-22 en este periodo les permitió llegar al último descanso con una renta de cinco puntos (65-60). La rotación de Fisac funcionó a la perfección. Las aportaciones de Gudmundsson y Jhivvan Jackson desde el banquillo resultaron vitales, mientras que Happ demostraba su dominio en la pintura tanto en tareas defensivas como en la captura de rebotes ofensivos.

El último cuarto fue una exhibición de madurez competitiva. San Pablo no bajó el pistón en ningún momento. El parcial final de 29-21 reflejó la superioridad de un equipo que, por fin, encontró el equilibrio perfecto entre intensidad defensiva y eficacia ofensiva. Corbalán lideró el ataque con 20 puntos, demostrando por qué es uno de los referentes del equipo. Neto y Samuels aportaron estabilidad y veteranía, mientras que Fisher cumplió con eficiencia en el juego interior.

Por parte de Gran Canaria, Isaiah Wong fue el máximo anotador con 19 puntos, pero su esfuerzo resultó insuficiente. El equipo canario, pese a contar con la calidad de jugadores como Albicy, Brussino o Tobey, no encontró soluciones ante la muralla defensiva local. Kuath, con 15 puntos, intentó revertir la situación desde el banquillo, pero la dinámica del partido ya estaba claramente definida a favor de los locales.

El ambiente en el Coliseum fue excepcional. Los 9.078 espectadores presentes corearon cada jugada, creando un ambiente hostil para el rival y un calor anímico invaluable para los suyos. En el descanso, el grupo musical La MODA amenizó el intermedio, mientras que San Pablo lució su segundo uniforme blanco y, tras el descanso, una equipación especial diseñada para la ocasión.

Este triunfo trasciende lo meramente estadístico. Para un San Pablo que cerraba la tabla antes de este compromiso, la victoria supone una inyección de moral inestimable. El equipo demostró que puede competir y superar a rivales de nivel medio-alto de la competición. La clave residió en la cohesión grupal, la solidaridad defensiva y la efectividad en los momentos decisivos.

El reto ahora es la consistencia. Los burgaleses deben demostrar que este rendimiento no fue un espejismo, sino el punto de partida de una reacción que les permita escalar posiciones en la clasificación. La Liga Endesa no perdona las irregularidades, y cada partido se presenta como una final para los equipos que luchan por evitar el descenso.

El calendario no da tregua, pero la sensación en el seno del club es positiva. El vestuario ha recuperado la confianza, la afición ha vuelto a creer y el técnico ha encontrado una fórmula que, si se consolida, puede cambiar el rumbo de la temporada. La defensa, el trabajo en equipo y la capacidad de sufrir son los pilares sobre los que construir una segunda vuelta esperanzadora.

El baloncesto, al fin y al cabo, es un deporte de sensaciones. Y en la noche del 30 de diciembre, el San Pablo Burgos recuperó la suya. La victoria ante Gran Canaria no solo suma dos puntos vitales, sino que devuelve la ilusión a una ciudad que vive con pasión cada partido de su equipo. El camino es largo, pero el primer paso, el más difícil, ya ha sido dado.

Referencias

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