El Palacio de Deportes de Granada presenció una nueva jornada de máxima emoción en la Liga ACB, donde el conjunto local del Covirán Granada no pudo culminar la remontada y cayó derrotado ante la solidez del UCAM Murcia por un marcador final de 79-86. El encuentro, vibrante y lleno de alternativas, dejó a los rojinegros con un regusto amargo al no poder capitalizar sus mejores momentos de juego.
Desde el salto inicial, el duelo prometía intensidad. Los visitantes, dirigidos por Sito Alonso, salieron con una formación compuesta por Wilhem Falk, Sander Raieste, David Dejulius, Dylan Ennis y Emanuel Cate. Por su parte, Ramón Díaz alineó a Lluís Costa, Matt Thomas, William Howard, Luka Bozic y Olumuyiwa, buscando imprimir ritmo desde el primer minuto.
El arranque del partido resultó complicado para los intereses granadinos. Ennis y Cate dominaron el juego interior, mientras que un triple de Dejulius abría una brecha preocupante de 3-11 que obligaba a los locales a reaccionar con urgencia. La respuesta no se hizo esperar, y fue precisamente Lluís Costa quien asumió el rol de agitador, liderando un parcial de 9-0 que revertía la situación y ponía por delante al Covirán Granada con 12-11. Sin embargo, las debilidades defensivas bajo los aros seguían siendo evidentes, ya que los murcianos ya habían capturado cuatro rebotes ofensivos en apenas seis minutos de juego.
Los últimos segundos del primer cuarto depararon una gran canasta de Jassel Pérez, quien completó una actuación notable en los primeros compases del encuentro. A pesar de las dificultades para controlar el rebote defensivo, el equipo de Ramón Díaz logró cerrar los primeros diez minutos con una mínima ventaja de 19-18, un resultado que reflejaba la igualdad inicial.
El segundo periodo arrancó con una exhibición individual de David Dejulius. El base estadounidense anotó nueve puntos consecutivos que desconcertaron a la defensa granadina y forzaron a Ramón Díaz a solicitar un tiempo muerto para reorganizar su equipo (23-27). La pausa resultó efectiva. Los rojinegros salieron revitalizados, aprovechando el desbalance defensivo de los pimentoneros para anotar dos triples consecutivos de Matt Thomas que devolvían la ventaja a los locales (31-27).
Los minutos previos al descanso fueron de gran intensidad defensiva por parte del Covirán Granada. La escuadra granadina tomó nota de las indicaciones de su entrenador y mostró una versión mucho más sólida en ambos lados de la pista. La presencia de Jassel Pérez en la cancha resultó fundamental, aportando estabilidad y criterio. Así, se llegó al intermedio con un ajustado 43-41 a favor de los locales, prometiendo una segunda mitad de infarto.
La reanudación trajo consigo lo que posiblemente fueron los mejores minutos de la temporada para el Covirán Granada. Una salida fulgurante, liderada por un espectacular mate de Babatunde castigando el aro murciano, situó a los rojinegros once puntos por encima en el marcador (55-44). El parcial de 19-3 dejó a UCAM Murcia completamente desbordado, obligando a Sito Alonso a detener el juego en busca de soluciones.
Sin embargo, el baloncesto es un deporte de rachas y la visita demostró por qué se encuentra en una posición más cómoda en la clasificación. Una falta antideportiva de Munnings rompía el ritmo granadino y permitía a los murcianos firmar un parcial de 8-0 que recortaba distancias hasta el 65-62 al final del tercer cuarto. La lección estaba clara: cualquier distracción se paga cara en la élite del baloncesto español.
El último cuarto se convirtió en un pulso de nervios y acierto. La acción más polémica llegó con 8:15 por jugar, cuando Radebaugh cometía una falta antideportiva clara sobre Babatunde. El pívot granadino transformaba la jugada en un 2+1 que daba algo de oxígeno a su equipo (71-64). Pero la situación se complicaba minutos después cuando el mismo Radebaugh era eliminado del partido tras recibir una falta técnica por protestar una acción sobre Babatunde, lo que devolvía a Ennis a la cancha con el marcador en 74-66.
Los minutos finales fueron un cúmulo de emociones. Un nuevo tiempo muerto de Ramón Díaz intentaba frenar la sangría, y el equipo respondía con una espectacular acción de Howard-Ross que recortaba la diferencia a solo dos puntos (74-72) a falta de 4:44 para la conclusión. La remontada parecía posible, el Palacio vibraba con la ilusión de la victoria.
Pero la experiencia de UCAM Murcia resultó decisiva. Los pimentoneros supieron llevar el partido a su terreno, controlando el ritmo y aprovechando cada error local. El aro se hizo pequeño para los granadinos en los momentos críticos, mientras que los visitantes mostraban una sangre fría admirable. La diferencia en el acierto desde la línea de tiros libres y en las decisiones finales acabó siendo el factor diferencial.
El pitido final confirmó la undécima derrota del curso para el Covirán Granada (79-86), un resultado que sabe a poco tras la gran reacción mostrada durante gran parte del encuentro. La capacidad de competir contra uno de los equipos más consolidados de la competición quedó patente, pero también quedó claro que aún falta pulir detalles en la gestión de las situaciones de presión.
El balance final muestra un equipo granadino que crece, que compite de tú a tú con cualquier rival, pero que necesita aprender a cerrar los partidos. La actitud fue irreprochable, la intensidad se mantuvo durante largos tramos, pero la falta de acierto en los instantes decisivos y algunas decisiones arbitrales polémicas condenaron a los locales a una derrota que les deja con los deberes hechos para la próxima jornada.
Para UCAM Murcia, la victoria confirma su buen momento de forma y su capacidad para solventar situaciones adversas. El trabajo de Sito Alonso en el banquillo resultó clave para reconducir la situación tras el mal tercer cuarto, demostrando una vez más por qué su equipo es un serio candidato a los puestos de privilegio.
El Covirán Granada deberá levantarse rápidamente de esta nueva decepción. La competición no da tregua y la próxima cita será otra oportunidad para demostrar que este equipo tiene madera de gran equipo. Mientras tanto, los aficionados del Palacio de Deportes podrán sentirse orgullosos de un conjunto que nunca baja los brazos y que lucha cada balón como si fuera el último.