El FC Barcelona ha logrado una victoria vital este martes en el Camp Nou ante el Eintracht Frankfurt (2-1) en la jornada decisiva de la fase de grupos de la Champions League. La heroica actuación de Jules Koundé, autor de dos tantos de cabeza, y la inspiración de Marcus Rashford como revulsivo han permitido a los culés sumar tres puntos de oro que les mantienen con opciones de acceder directamente a los octavos de final.
El conjunto azulgrana llegaba a este compromiso con la necesidad de sumar para no depender de otros resultados. Desde el pitido inicial, el dominio territorial fue abrumador para los intereses locales. Los hombres de Hansi Flick ejercieron un control casi absoluto del esférico, mientras el Frankfurt se limitaba a defender con uñas y dientes su área y buscar la contraataque esporádico.
Sin embargo, el fútbol tiene estas paradojas. A pesar de la aplastante superioridad en la posesión y la generación de ocasiones, fueron los visitantes quienes se adelantaron en el marcador. En el minuto 21, una jugada aislada cambió el signo del encuentro. El lateral Brown robó la pelota a Lamine Yamal en una posición defensiva y, tras un despliegue espectacular, recorrió metros en vertiginosa carrera para convertirse en organizador. Su pase filtrado encontró a Ansgar Knauff, quien superó a Alejandro Balde en el mano a mano y definió con frialdad ante la salida del portero.
El gol del extremo alemán resultó especialmente doloroso para la parroquia culé. Knauff fue el único superviviente del plantel que disputó aquella semifinal de Europa League 2022 donde el Frankfurt eliminó al Barça. Aquella noche europea quedó grabada en la memoria colectiva y ver al mismo protagonista marcar en el Camp Nou despertó fantasmas del pasado. El técnico visitante, Dino Toppmöller, había introducido al extremo en el once inicial sustituyendo al goleador Burkardt, su única baja significativa.
Tras el gol, el guion no varió. El Barcelona continuó acumulando llegadas y creando peligro desde todas las zonas del campo. Robert Lewandowski, Raphinha y Fermín López regresaban al once titular, pero la efectividad brillaba por su ausencia. El capitán polaco gozó de libertad de movimientos y generó varias ocasiones claras, mientras Raphinha desbordaba por la banda. Fermín, por su parte, se encontró marcado de cerca por la defensa germana y apenas pudo incidir en el juego.
Los 'expected goals' reflejaban una realidad evidente: el Barça merecía el empate y mucho más. Sin embargo, el acierto germano en la definición contrastaba con la falta de puntería local. Los silbidos al descanso no iban dirigidos al equipo de Flick, sino a la actitud ultradefensiva del rival, que frustraba a la afición con su planteamiento reactivo.
La confianza, eso sí, no se perdía. La parroquia culé ha vivido múltiples remontadas esta temporada y mantenía la fe en una segunda mitad mejor. Flick no dudó en mover el banquillo. La entrada de Marcus Rashford por Fermín resultó decisiva. El inglés aportó velocidad, desequilibrio y precisión en los últimos metros, ingredientes que el equipo necesitaba desesperadamente.
El impacto de Rashford fue inmediato. En el minuto 50, el ex del Manchester United recibió en la banda izquierda y ejecutó un centro medido al segundo palo. Allí apareció Koundé, llegando con un timing perfecto para batir al portero con un cabezazo impecable. El empate llegaba con justicia y devolvía la tranquilidad a un Camp Nou que respiró aliviado.
Pero el francés no se conformó con uno. Tres minutos después, en el 53, el Barça generó una jugada de estrategia. El córner inicial derivó en un nuevo centro desde la derecha, esta vez obra de Lamine Yamal. Koundé, una vez más, se elevó por encima de la defensa germana y conectó un testarazo que se coló en la red. El doblete del lateral completaba la remontada y situaba al Barcelona con ventaja en el marcador.
Los dos tantos de Koundé, ambos de cabeza, resultan paradigmáticos. Un lateral que se convierte en referente ofensivo en momentos de necesidad evidencia la versatilidad del plantel de Flick. La capacidad de los defensas para sumarse al ataque y convertirse en opción de gol ha sido una constante en el juego del Barcelona esta temporada.
El Eintracht Frankfurt, por su parte, suma su cuarta derrota en la competición. El planteamiento de Toppmöller, efectivo durante treinta minutos, se vino abajo tras la reanudación. La falta de reacción ante los cambios del rival y la incapacidad para mantener la ventaja evidencian las limitaciones del conjunto alemán en esta fase de grupos.
Con esta victoria, la tercera en la fase de liguilla, el Barcelona alcanza los diez puntos y se instala en la pelea directa por el top 8. Los puestos que dan acceso directo a los octavos de final son el objetivo prioritario para evitar el playoff de febrero. La clasificación aún no está sellada, pero el triunfo ante el Frankfurt otorga un margen de confianza importante de cara a la última jornada.
El rendimiento del equipo de Flick muestra una progresión constante. La capacidad de remontada, la solidez defensiva y la efectividad en ataque son señales de un proyecto consolidado. La presencia de jugadores como Koundé, capaces de decidir en áreas clave, y la inteligencia táctica para introducir cambios determinantes como el de Rashford, hablan de un cuerpo técnico preparado para las exigencias de la máxima competición europea.
La afición culé abandona el Camp Nou con la satisfacción de una victoria sufrida pero merecida. Las obras en el estadio no impidieron que el ambiente fuese intenso en los momentos decisivos. La remontada se consumó y los objetivos europeos siguen vivos. El Barcelona demostró que, más allá del dominio territorial, tiene recursos para resolver partidos complicados. La Champions League exige eficacia, y este martes Koundé la proporcionó de la manera más contundente posible.