La selección de Egipto logró una trabajada victoria por 2-1 ante Zimbabue en su debut en la Copa Africana de Naciones, gracias a un gol de Mohamed Salah en el tiempo añadido que evitó una sorpresa mayúscula en el Grupo B. El encuentro, disputado en Agadir, dejó claro que los Faraones han mejorado su plantel respecto a ediciones anteriores, aunque aún dependen de la inspiración de su máxima estrella en los momentos decisivos.
El partido comenzó con un golpe de efecto de los Warriors. Prince Dube aprovechó una distracción defensiva para adelantar a Zimbabue en el marcador, sembrando la incertidumbre entre los aficionados egipcios. La ventaja temprana obligó a Egipto a reaccionar con premura, pero el equipo dirigido por Hossam Hassan encontró resistencia en una defensa bien organizada y un portero inspirado.
La igualada llegó por mediación de Omar Marmoush, quien demostró su calidad con un disparo cruzado imparable que dejó sin opciones al guardameta rival. El gol revitalizó a los egipcios, que comenzaron a dominar el centro del campo y a crear peligro por las bandas. Sin embargo, el empate a uno se mantuvo hasta el último suspiro del encuentro.
Fue entonces cuando Salah apareció para resolver la contienda. En el minuto 90+6, el delantero del Liverpool aprovechó un rechace dentro del área para empujar el balón a la red con un remate que, si bien no fue estéticamente perfecto, resultó letal para las aspiraciones zimbabuenses. La celebración desatada entre los compañeros de equipo evidenció el alivio y la alegría por haber conseguido los tres puntos en un duelo más complicado de lo previsto.
El rendimiento de Egipto ofrece motivos para el optimismo. A diferencia de hace dos años, el equipo cuenta con más talento distribuido por todo el campo y el balón no pasa exclusivamente por los pies de Salah. Esta evolución táctica permite un juego más fluido y menos predecible, algo que Ahmed Walid y Nnamdi Onyeagwara destacaron en su análisis postpartido. La presencia de jugadores como Marmoush, capaz de crear peligro desde múltiples posiciones, alivia la presión sobre la estrella del conjunto.
Precisamente, Marmoush fue uno de los mejores jugadores del encuentro. Tras reubicarse como mediapunta en el minuto 33, se convirtió en el eje ofensivo del equipo, conectando líneas y generando ocasiones con sus disparos desde la frontal. Su gol fue una demostración de oportunismo, pero también fue fundamental en la jugada del tanto de la victoria, al recuperar el balón en medio campo e iniciar la transición que culminó con el gol de Salah.
No obstante, la victoria egipcia no estuvo exenta de polémica. Los zimbabuenses tuvieron motivos para sentirse agraviados por algunas decisiones arbitrales. Por un lado, reclamaron un penalti por una posible mano dentro del área que el colegiado no sancionó. Por otro, Marwan Attia pudo haber visto la segunda tarjeta amarilla por una entrada dura, lo que habría dejado a Egipto con diez jugadores en los minutos finales. Estas circunstancias dejan un regusto amargo para los Warriors, que merecieron al menos un punto por su entrega y organización.
Entre los destacados del conjunto africano, el portero Washington Arubi realizó intervenciones de mérito que mantuvieron con vida a su equipo. La defensa, liderada por Gerald Takwara y Munashe Garananga, resistió los embates egipcios durante buena parte del encuentro. En el centro del campo, Marvelous Nakamba controló el ritmo con solvencia, mientras que en ataque Daniel Msendami y Macauley Bonne generaron peligro en las contras. A pesar de la derrota, su actuación fue digna de elogio.
Con este resultado, Egipto comparte el liderato del Grupo B con Sudáfrica, que también venció por 2-1 a Angola. Ambas selecciones suman tres puntos y tienen el mismo gol average, por lo que el próximo enfrentamiento directo adquiere una importancia capital. El viernes, los Faraones se medirán a los Bafana Bafana en un duelo que podría decidir el primer puesto del grupo.
El mismo día, Zimbabue tendrá la oportunidad de rehacerse ante Angola, otro conjunto que perdió su primer partido por la mínima. Para los Warriors, conseguir un resultado positivo es prácticamente obligatorio si quieren mantener vivas sus opciones de clasificación para los octavos de final. El partido promete ser un duelo de alta tensión, con dos equipos necesitados de puntos.
La victoria egipcia, aunque sufrida, refuerza la moral de un conjunto que aspira a conquistar su octavo título continental. La capacidad de sufrimiento y la efectividad en los momentos críticos son cualidades indispensables en un torneo de esta magnitud. Sin embargo, Hossam Hassan deberá trabajar en la efectividad defensiva, ya que los espacios concedidos a un rival teóricamente inferior podrían ser aprovechados por selecciones de mayor entidad en fases avanzadas de la competición.
El rendimiento de Salah, aunque discreto durante gran parte del encuentro, volvió a ser decisivo cuando más se necesitaba. Esta capacidad de aparecer en los instantes finales es lo que distingue a los grandes jugadores. No obstante, el hecho de que Egipto haya podido competir sin depender exclusivamente de su estrella durante buena parte del partido es la noticia más positiva para los aficionados.
El camino hacia la gloria africana está lejos de ser sencillo. Cada partido presenta su propio reto y la competencia se intensifica en cada edición. Para Egipto, el objetivo es claro: mejorar el juego colectivo, aprovechar la calidad individual de sus figuras y mantener la concentración en los momentos decisivos. La victoria ante Zimbabue es un primer paso, pero queda mucho por recorrer.
La AFCON continúa su marcha con su ritmo trepidante, ofreciendo emociones y sorpresas en cada jornada. Los aficionados al fútbol africano pueden esperar más momentos de tensión, más goles en el último minuto y más historias de superación. Egipto ya ha escrito el primer capítulo de su aventura, aunque el desenlace final aún está por escribirse.