La noticia ha sacudido tanto al mundo del motociclismo como a las agencias de seguridad internacionales. Las autoridades mexicanas, en coordinación con el FBI y cuerpos policiales de Estados Unidos y Canadá, han desmantelado una de las colecciones privadas de motos de competición más valiosas del planeta, vinculada a Ryan James Wedding, un exdeportista convertido en uno de los narcotraficantes más buscados del continente americano.
El protagonista de esta historia es Ryan James Wedding, un exatleta olímpico canadiense que representó a su país en los Juegos de Sydney 2000 en la modalidad de esquí alpino. Dos décadas después, su nombre aparece en la lista de los diez fugitivos más buscados por el FBI, acusado de liderar una de las organizaciones criminales más peligrosas del hemisferio occidental.
La operación policial, ejecutada durante el presente mes mediante múltiples órdenes de registro en territorio mexicano, ha permitido la incautación de aproximadamente cincuenta motocicletas de competición con un valor estimado de 34 millones de euros. El hallazgo ha sido confirmado oficialmente por la oficina del FBI en Los Ángeles a través de sus canales de comunicación digitales.
Colaboración internacional sin precedentes
El éxito de esta intervención ha sido posible gracias a una alianza sin precedentes entre distintas fuerzas del orden. La Policía Nacional de México, el FBI estadounidense, la Policía Montada de Canadá y el Departamento de Policía de Los Ángeles han trabajado de forma conjunta durante meses para localizar y asegurar estas máquinas, que representan una parte significativa de los activos ilícitos acumulados por la red criminal dirigida presuntamente por Wedding.
El valor de la colección supera con creces las expectativas iniciales de los investigadores. Con una tasación que ronda los 34 millones de euros, se trata de uno de los inventarios de vehículos de dos ruedas más caros jamás recuperados en una operación contra el crimen organizado. Pero más allá del aspecto económico, el contenido de esta colección ha dejado boquiabiertos a los aficionados al motociclismo deportivo.
Máquinas históricas del motociclismo mundial
Entre los cincuenta ejemplares asegurados figuran verdaderas reliquias del Mundial de Motociclismo. La colección incluye varias unidades oficiales de Ducati Desmosedici que corrieron en la categoría reina del MotoGP bajo el mando de leyendas vivas como Valentino Rossi, Jorge Lorenzo, Andrea Dovizioso, Loris Capirossi y Andrea Iannone.
Cada una de estas motos representa una época dorada de la competición. La Ducati de Rossi, por ejemplo, corresponde a su controvertida etapa en el equipo italiano, mientras que la de Lorenzo captura el momento en que el mallorquín conquistó sus títulos mundiales con la marca de Borgo Panigale. Estas máquinas no solo tienen valor histórico, sino que en el mercado del coleccionismo pueden alcanzar cifras millonarias por unidad.
Pero el tesoro más preciado de toda la colección podría ser la Honda Moto2 con la que Marc Márquez conquistó su título mundial en 2012. Esta moto marca el punto de inflexión en la carrera del piloto de Cervera, quien demostró su dominio absoluto en la categoría intermedia antes de saltar al MotoGP. Su valor sentimental y económico es incalculable para los coleccionistas.
Completando el catálogo de joyas, los agentes encontraron una Aprilia RS125 con la que el propio Valentino Rossi se proclamó campeón del mundo en la categoría de 125 cc, iniciando así su leyendaria trayectoria hacia convertirse en uno de los más grandes de todos los tiempos.
El perfil criminal de un exdeportista
La figura de Ryan James Wedding representa uno de los casos más paradójicos del crimen organizado contemporáneo. Deportista de élite que compitió en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 bajo los colores de Canadá, su transformación en presunto líder de un cartel de narcóticos ha generado consternación en el mundo deportivo.
Las acusaciones en su contra son de extrema gravedad. La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, ha declarado públicamente que Wedding "controla una de las organizaciones de narcotráfico más prolíficas y violentas de este mundo", añadiendo que se trata del "mayor distribuidor de cocaína en Canadá".
El Departamento de Justicia estadounidense le imputa delitos que incluyen conspiración para distribuir y exportar cocaína a gran escala, blanqueo de capitales, manipulación de testigos y, lo más grave, conspiración para cometer homicidio dentro de una organización criminal. Esta última acusación está relacionada con el asesinato de un testigo que supuestamente cooperaba con las autoridades.
Actualmente, el FBI mantiene activa una recompensa de hasta 15 millones de dólares, aproximadamente 12,7 millones de euros, para cualquier información que conduzca a su captura o condena. Esta cifra lo sitúa entre los criminales más peligrosos y buscados del momento.
El lucrativo mercado de la memorabilia deportiva
El descubrimiento de esta colección ha puesto de relieve el auge del mercado de objetos memorables del motociclismo de competición. A diferencia del coleccionismo de automóviles de Fórmula 1, que ha alcanzado cotas astronómicas con vehículos vendidos por decenas de millones de euros, el mercado de motos GP estaba considerado más modesto hasta ahora.
Sin embargo, la valoración de la colección Wedding demuestra que el sector está experimentando una revalorización sin precedentes. Motos que pilotaron campeones mundiales como Rossi o Márquez pueden alcanzar precios de varios cientos de miles de euros, especialmente si conservan su configuración original de carrera y cuentan con documentación que acredite su autenticidad.
Marcas como Ducati y la propia organización de MotoGP han desarrollado canales oficiales para la venta de este tipo de vehículos, aunque generalmente se trata de unidades de demostración o de desarrollo, nunca de las motos reales que corrieron en carrera. La rareza de estas últimas las convierte en objetos de deseo para millonarios y coleccionistas de todo el mundo.
Almacenamiento que desconcertó a los expertos
Uno de los aspectos que más ha sorprendido a los especialistas en vehículos históricos es la forma en que estas motos estaban guardadas. Las imágenes difundidas por las autoridades muestran las máquinas apiladas en un garaje sin las condiciones de conservación adecuadas para su valor.
No había sistemas de climatización, ni deshumidificación, ni siquiera una organización que permitiera acceder a las motos sin mover las demás. Este trato negligente contrasta brutalmente con el valor patrimonial y económico de la colección, revelando una dimensión inquietante del coleccionismo de alto nivel: la acumulación por mera posesión, sin aprecio por la conservación o la historia.
Para los expertos, este descuido podría haber causado daños irreversibles en algunas de las motos, especialmente en componentes electrónicos y sistemas de inyección que requieren mantenimiento periódico. La falta de cuidado sugiere que para la organización criminal, estas motos eran simplemente activos para blanquear dinero, no objetos de pasión.
Impacto en el mundo del motociclismo
La noticia ha generado una ola de reacciones en la comunidad motociclista internacional. Muchos aficionados se muestran consternados al saber que piezas tan valiosas de la historia del deporte han estado en manos de una organización criminal, mientras que otros ven en este caso una oportunidad para que estas motos pasen a formar parte de museos o colecciones públicas donde puedan ser apreciadas adecuadamente.
El destino final de estas máquinas aún está por determinar. Lo más probable es que sean embargadas y subastadas por las autoridades, con los ingresos destinados a compensar víctimas del crimen organizado o a financiar futuras operaciones policiales. Sin embargo, muchos en el paddock del MotoGP esperan que alguna de estas joyas pueda exhibirse en el Museo de MotoGP en Jerez o en instalaciones similares que preserven la herencia del deporte.
Este caso también ha abierto el debate sobre la trazabilidad de la memorabilia deportiva de alto valor. Las autoridades están estudiando implementar sistemas de registro más estrictos para evitar que objetos de tal importancia patrimonial puedan utilizarse en operaciones de blanqueo de capitales.