El Río Breogán puso punto final a la temporada 2025 con un balance de 13 victorias y 21 derrotas, números propios de un conjunto abocado a la lucha por la permanencia en la máxima categoría del baloncesto español. Sin embargo, más allá de la frialdad de las estadísticas, el equipo lucense dejó un reguero de buenas sensaciones, especialmente en su feudo, el Pazo dos Deportes, donde celebró casi el 70 % de sus triunfos.
El conjunto dirigido por Luis Casimiro transformó su pabellón en un auténtico fortín. De las 13 victorias cosechadas durante el año, nueve se produjeron en Lugo, lo que convierte al Pazo en el principal activo de un proyecto que continúa creciendo a pasos agigantados. Esta supremacía local no es fruto de la casualidad, sino el resultado de una identidad clara, una afición incondicional y un rendimiento ofensivo que asusta a los grandes de la competición.
La afición, el sexto hombre
El factor humano ha sido determinante. El Pazo dos Deportes registró una asistencia media de 5.273 espectadores por encuentro, lo que representa el 99,3 % del aforo total, que se sitúa en 5.310 localidades. Estos números sitúan a la afición lucense entre las más fieles y apasionadas de toda la ACB, convirtiendo cada partido en un acontecimiento social de primer orden.
El pabellón lucense vivió sus momentos de máxima eufonia en tres citas concretas: el derbi gallego contra el Leyma Coruña (83-80), el duelo ante el Unicaja (81-79) y el encuentro frente al Zaragoza (90-85), este último sellado con un triple de Dae Dae Grant desde el círculo central que prácticamente certificaba la continuidad en la categoría. En estas ocasiones, el Pazo vibró con una intensidad difícil de describir, demostrando que el breoganismo está más vivo que nunca.
Victorias de prestigio
El palmarés local del Breo incluye triunfos de gran entidad. Además de los mencionados, el equipo lucense doblegó en su feudo al Bilbao en dos ocasiones (76-71 en la temporada anterior y 100-99 en la actual), al Andorra (94-74), al Baskonia (88-82), al Granada (95-74) y al Burgos (105-78). Cada una de estas victorias reforzó la moral del grupo y consolidó la confianza en un modelo de juego basado en la intensidad defensiva y el ataque fluido.
Lejos del Pazo, el Breo logró cuatro victorias que suponen un valioso botín. La temporada pasada ganó en las canchas de Andorra (93-101) y Manresa (93-104). En la presente campaña, repitió éxito en Zaragoza (84-88) y en Murcia (83-96), demostrando capacidad para competir fuera de sus fronteras.
Los invitados que rompieron el maleficio
No todos los rivales sucumbieron al embrujo del Pazo. Cuatro equipos lograron salir airosos de Lugo: el Valencia (90-113), el Gran Canaria (81-92), el Tenerife (96-108) y, en el último partido del año, el Baskonia (100-103). Estos conjuntos tuvieron que superar la barrera de los 104 puntos de media para poder cantar victoria en tierras lucenses, una cifra que habla por sí sola del potencial ofensivo del Breo.
El duelo ante el Baskonia, además, dejó un regusto amargo por las decisiones arbitrales. La disparidad en los tiros libres (39 para los visitantes frente a 16 para los locales) reflejó una parcialidad evidente en el criterio sancionador, privando al Breo de una despedida triunfal del año. A pesar de ello, el equipo volvió a exhibir un nivel competitivo que le permitió plantar cara a un rival de Euroliga hasta el último suspiro.
Un proyecto en constante crecimiento
Más allá de los resultados, el Río Breogán ha consolidado un modelo sostenible que combina la apuesta por talento joven con la experiencia de jugadores contrastados. La permanencia en la ACB ya no es una quimera, sino una realidad que se renueva temporada tras temporada. El crecimiento del breoganismo es palpable, no solo en las gradas, sino también en la proyección mediática y el impacto económico en la ciudad de Lugo.
El equipo ha sabido construir una identidad propia, basada en el trabajo colectivo, la defensa agresiva y un ataque que no entiende de etiquetas. Los rivales llegan al Pazo sabiendo que necesitarán su mejor versión para puntuar, y eso ya es un logro en sí mismo para un club de las características del Breo.
El reto de 2026
Con la base consolidada y la afición como principal aval, el Río Breogán afronta el futuro con optimismo moderado. La meta pasa por mantener la fortaleza del Pazo, mejorar el rendimiento lejos de casa y seguir creciendo en un contexto económico complejo para el deporte profesional. Si algo ha demostrado este club es que sabe sobreponerse a las adversidades y que, en su feudo, cualquier rival puede caer.
La temporada 2025 quedará en la memoria como aquella en la que el Pazo dos Deportes se convirtió en un auténtico talismán para el Río Breogán. Nueve victorias, una afición entregada y un estilo de juego reconocible son el legado de un año que, pese a los altibajos, confirma que el breoganismo tiene los cimientos suficientes para soñar con mayores hazañas. El desafío ahora es mantener esa esencia y seguir construyendo sobre una base que ya es sólida como una roca.