La selección española aterriza en Tbilisi con una misión clara: sellarse matemáticamente el billete al Mundial 2026. Este sábado, en el estadio Boris Paichadze, los de Luis de la Fuente se enfrentan a Georgia con la esperanza de dar un paso definitivo hacia la cita mundialista que se celebrará en Estados Unidos, Canadá y México. La clasificación dependerá, en parte, del resultado del partido entre Turquía y Bulgaria. Si España gana y Turquía no lo hace, los hispanos se aseguran el pase. En caso contrario, el desenlace se decidirá en Sevilla el martes, donde los españoles recibirán a los turcos con tres puntos de ventaja y un average de +12.
La convocatoria llega con algunas bajas notables. Nico Williams, uno de los jugadores más en forma de la selección, se queda fuera por una pubalgia. Pero la ausencia más mediática es la de Lamine Yamal, el joven talento del Barcelona. Su desconvocatoria ha generado una polémica entre la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y el club catalán. Yamal, que había disputado los dos últimos partidos del Barça sin problemas, fue sometido a un tratamiento invasivo con radiofrecuencia en su pubis, sin que los servicios médicos de la selección fueran informados. Al llegar a las instalaciones de Las Rozas, los médicos de la RFEF descubrieron que el jugador no estaba en condiciones de competir.
La federación emitió un comunicado contundente expresando su "sorpresa y malestar" por la falta de comunicación. Luis de la Fuente, por su parte, mostró empatía con el jugador: "Lamine está triste. Se ha ido muy triste, tenía ilusión de jugar estos partidos. Hablé con él, estuvimos reunidos toda la tarde y también por la noche. Quería quedarse, está entregadísimo a la causa de la selección". El entrenador también lanzó un mensaje al Barça: "Por lo menos se tenía que haber comunicado lo que tenían idea de hacerle. Luego ya están en la libertad de hacerle a su jugador lo que crean oportuno".
Sin Williams y Yamal, la selección deberá reacomodar sus líneas. En las bandas, Ferran Torres y Yeremi Pino tomarán el relevo, mientras que Dani Olmo podría ocupar el centro del ataque. En punta, Mikel Oyarzabal llega en un estado de forma excepcional, con confianza y goles en su haber. La tripleta vasca —Oyarzabal, Merino y Zubimendi— sigue siendo la columna vertebral del equipo, con una química y una solidez que han sido clave en los últimos partidos.
España llega a Georgia con una racha impecable: cuatro victorias consecutivas sin encajar un solo gol. Este rendimiento defensivo, combinado con la eficacia ofensiva, ha convertido a la selección en una de las favoritas para liderar el grupo. La confianza en el vestuario es alta, y el equipo parece haber encontrado un equilibrio entre juventud y experiencia. De la Fuente ha sabido mezclar talentos emergentes con jugadores consolidados, creando un grupo cohesionado y con una identidad clara.
El partido en Tbilisi no será fácil. Georgia, aunque no es una potencia mundial, ha mostrado en los últimos años una mejora notable en su nivel competitivo. Además, jugar en casa siempre les da un impulso adicional. Sin embargo, la selección española llega con la ventaja de la experiencia y la solidez defensiva. Si logran mantener su nivel de concentración y aprovechar las oportunidades, el pase al Mundial podría estar más cerca de lo que parece.
En caso de que España no logre sellar su clasificación este sábado, el partido del martes en Sevilla contra Turquía se convertirá en una final. Con tres puntos de ventaja y un average favorable, los españoles tendrán la presión a su favor. Pero no se puede subestimar a un equipo turco que ha mostrado carácter y ambición en esta fase clasificatoria. La clave estará en la capacidad de los hispanos para mantener la calma y ejecutar su juego con precisión.
La selección española ha demostrado en los últimos meses que está en un momento óptimo. Con un entrenador que ha sabido ganarse la confianza de los jugadores y un grupo de futbolistas comprometidos y talentosos, el futuro parece prometedor. El Mundial 2026 podría ser el escenario perfecto para que esta generación de jugadores dé el salto definitivo y se convierta en una de las grandes potencias del fútbol mundial.
Mientras tanto, la polémica con el Barça y Yamal sigue abierta. La federación ha dejado claro que la comunicación es fundamental, y que no tolerará decisiones unilaterales que puedan afectar al rendimiento de los jugadores en la selección. El caso podría tener repercusiones en el futuro, especialmente si se repite en otras convocatorias. Por ahora, el foco está en Tbilisi, donde España tiene la oportunidad de dar un paso decisivo hacia su objetivo más grande: el Mundial 2026.