Carlos Soria a los 86: 'Mi reto es seguir escalando y vivir'

El veterano montañero español, que acaba de coronar el Manaslu, comparte su filosofía de vida y los secretos de su longevidad deportiva.

Carlos Soria, 86 años, acaba de escribir una nueva página en la historia del alpinismo mundial. Este montañero abulense, considerado una leyenda viva del deporte español, se ha convertido en la persona de más edad en conquistar uno de los catorce ochomiles del planeta tras coronar el Manaslu (8.163 metros) en Nepal el pasado 26 de septiembre. Pero lejos de contemplar esta hazaña como un punto final, Soria tiene las ideas más claras que nunca: su objetivo es continuar ascendiendo cumbres, prolongar su existencia al máximo y seguir practicando aquello que le devuelve la felicidad.

En una conversación con motivo del Día Internacional de las Montañas, el veterano alpinista, ya recuperado de su última gesta en la cordillera del Himalaya, deja claro que no contempla la jubilación: "Escalar lo voy a seguir haciendo mientras pueda, y creo que voy a poder". Con doce de los catorce techos mundiales ya en su haber, Soria demuestra que los límites están en la mente, no en el pasaporte.

Una rutina implacable

La clave de su resistencia física no reside en fórmulas mágicas ni en dietas milagro. Desde su domicilio, ubicado en las laderas de la Sierra de Guadarrama, el montañero explica su método: "Aquí no hay milagros, si te quedas en la cama tranquilamente o mirando la televisión desde luego no vas a poder hacer las cosas". Su receta es más sencilla y exigente a la vez: dedicación diaria al entrenamiento.

Cada jornada, Soria se desplaza al rocódromo para mantenerse en forma. "Voy al rocódromo y entreno todos los días, a veces más, a veces menos", comenta con naturalidad. Esta constancia, mantenida durante décadas, le ha permitido conservar una condición física envidiable. No sigue pautas nutricionales estrictas, sino que come de forma variada y equilibrada, sin renunciar a los placeres de la mesa. Sin embargo, hay una disciplina que no transige: el descanso. A pesar de madrugar cada mañana, respeta escrupulosamente su hora de dormir: se acuesta siempre a las diez en punto.

Amor y montaña, de la mano

En su hogar, la montaña también está presente en el ámbito personal. Su esposa, Cristina Gómez, comparte su pasión desde hace más de seis décadas. El destino los unió en La Pedriza, el paraíso granítico de la Sierra de Guadarrama, donde ambos practicaban escalada. Ese encuentro en las rocas forjó una pareja que ha mantenido el amor por la verticalidad como eje central de su vida en común. Cristina ha sido testigo y compañera de todas las etapas de su trayectoria, desde los primeros escalofríos en las paredes madrileñas hasta las conquistas más altas del planeta.

De la tapicería a las cumbres

Antes de dedicarse profesionalmente al alpinismo, Soria ejerció durante toda su vida laboral como tapicero, oficio heredado de su padre. Fue a los 14 años cuando descubrió el mundo de la montaña en la Sierra de Guadarrama, su patio de recreo natural. Tras su jubilación, pudo convertir su afición en profesión, aunque para él siempre ha sido algo más: una forma de entender la existencia. Esa dualidad entre el trabajo manual y la pasión por la naturaleza le ha dado una perspectiva única sobre el esfuerzo y la recompensa.

Gracias a la pasión por la escalada, Soria ha recorrido el planeta. "Conozco el mundo, incluida Asia, la Antártida o América Latina", afirma con la modestia de quien ha visto el amanecer en los lugares más remotos del planeta. En este último continente se siente especialmente cómodo: "Uno se siente muy a gusto por el idioma y la gente; los Andes son una maravilla". Precisamente en los Andes argentinos, a principios de año, completó su tercera ascensión al Aconcagua (6.961 metros), la cima más alta del continente americano. Una expedición que, como no podía ser de otra forma, utilizó como preparación para su siguiente reto himalayo.

Un récord con prótesis

La conquista del Manaslu no solo le ha valido el título de persona de mayor edad en escalar un ochomil, superando al japonés Yuichiro Miura, quien escaló el Everest con 80 años en 2013. Además, Soria se ha convertido en el primer ser humano en completar una ascensión de estas características con dos prótesis: una en la rodilla izquierda, que restringe su movilidad a 90 grados, y otra dental que, por ironías del destino, se fracturó durante la expedición, dificultando su alimentación en la alta montaña.

A pesar de estas adversidades, el alpinista abulense conserva un orgullo particular: a diferencia de muchos montañeros de élite, mantiene intactos todos los dedos de manos y pies, un lujo en un deporte donde las amputaciones por congelación no son infrecuentes. Este detalle simbólico resume su filosofía: la precaución, el respeto por la montaña y la inteligencia en la gestión del riesgo.

El futuro es ahora

Cuando se le pregunta sobre sus próximos objetivos, la respuesta es contundente: "Mi gran reto es seguir subiendo montañas, seguir haciendo lo que me hace feliz y alargar la vida todo lo posible". Con esta filosofía, Soria se ha convertido en el único montañero de la historia que ha ascendido diez ochomiles después de cumplir los 60 años. Este dato no es anecdótico: representa tres décadas de esfuerzo sostenido, de superación constante y de demostrar que la tercera edad puede ser la etapa más fructífera.

Su historia trasciende el ámbito deportivo para convertirse en un ejemplo de resiliencia, pasión y longevidad activa. En una sociedad obsesionada con la juventud y la velocidad, Carlos Soria demuestra que la edad es simplemente un número cuando la motivación es auténtica. Cada paso que da en la roca, cada metro que gana en la altura, es una lección de constancia y amor por lo que se hace.

El Día Internacional de las Montañas cobra un significado especial con voces como la de Soria, que recuerdan que las cumbres no solo se miden en metros, sino en la capacidad de seguir soñando. Y soñando, este tapicero de Ávila que conquista el mundo desde las alturas, tiene todavía mucho que ofrecer al alpinismo y a todos aquellos que buscan inspiración para no dejar de crecer.

Referencias

Contenido Similar