El Celta de Vigo ha protagonizado una nueva y dolorosa eliminación en la Copa del Rey, esta vez a manos del Albacete, en un desenlace que se ha saldado con un fracaso absoluto en la tanda de penaltis. El equipo de Claudio Giráldez no ha sido capaz de transformar ninguno de los tres lanzamientos desde el punto fatídico, consumando una marcha prematura de un torneo que ya le había resistido en ediciones anteriores. La carga de competir en tres frentes distintos ha terminado pasando factura a un conjunto que ha mostrado síntomas evidentes de desgaste en los momentos decisivos.
El encuentro, disputado en la cancha del Albacete, ha comenzado con un guion preocupante para los intereses celestes. A los dieciocho minutos de juego, Jefté ha abierto el marcador para los locales aprovechando un error defensivo de los vigueses. La jugada ha recordado demasiado a los fallos cometidos en Europa contra el Ludogorets, con Ristic y Yoel Lago apareciendo en el foco de las críticas por su falta de contundencia. El tanto ha caído como un jarro de agua fría en un Celta que parecía controlar el ritmo, pero que ha visto cómo una única ocasión rival se convertía en gol en contra.
Durante más de veinticinco minutos posteriores al gol, el conjunto de Balaídos ha intentado reaccionar, pero sin encontrar la claridad necesaria para superar a una defensa bien ordenada. El Albacete, por su parte, se ha conformado con administrar su ventaja y esperar a la contra, sabiendo que el tiempo jugaba a su favor. El descanso ha llegado con un marcador adverso que obligaba a Giráldez a mover el banquillo en busca de soluciones.
La reanudación ha traído consigo la entrada de Borja Iglesias, el delantero conocido como 'el Panda', quien ha injectado energía y movilidad al ataque celeste. Sin embargo, la primera ocasión clara ha sido para el Albacete, concretamente para Jones El Abdellaoui, que ha desaprovechado un regalo del cielo al rematar por encima del larguero con la portería vacía. El fallo ha sido tan clamoroso que ha despertado al Celta de su letargo.
El conjunto vigués ha empezado a crear peligro de forma constante. Un disparo al palo de Capi ha sido el preludio de la remontada. Primero, un gol de Borja Iglesias ha sido anulado por fuera de juego, y acto seguido, en el minuto sesenta y tres, Yoel Lago ha redimido su error inicial con un cabezazo impecable que ha puesto el empate en el luminoso. Doce minutos después, el propio Panda ha completado la remontada con un tanto de auténtico delantero centro: un control con el pecho de un centro de Mingueza y un disparo por encima del portero Lizoain que ha acabado en la red.
La alegría, no obstante, ha durado poco. Borja Iglesias ha tenido que abandonar el terreno de juego por una lesión que preocupa de cara a los próximos compromisos ligueros. La baja del delantero se suma a la lista de contratiempos que ya arrastraba el equipo. En el tiempo añadido, cuando el Celta parecía tener el pase en el bolsillo, Vallejo ha aparecido en el área para rematar de cabeza el empate definitivo en el minuto noventa y tres, forzando la prórroga.
El tiempo extra ha sido un monólogo ofensivo del Celta, pero sin puntería. Jutglà, que había entrado por el lesionado Borja, ha tenido varias ocasiones claras, pero su falta de acierto y las intervenciones de un inspirado Lizoain han evitado el tercer gol celeste. Iago Aspas, el capitán, no ha dejado de correr y presionar, consciente de la importancia del encuentro, pero su esfuerzo no ha encontrado la recompensa merecida.
Llegados a la tanda de penaltis, el desastre ha sido total. Mingueza, Hugo y el propio Aspas han fallado sus lanzamientos, mientras que Iván Villar no ha estado cerca de atajar ninguno de los disparos rivales. El cero por tres en la serie ha dejado al Celta fuera de la Copa del Rey en dieciseisavos de final, una eliminación que sabe a fracaso y que pone en entredicho la capacidad del equipo para afrontar la presión de los partidos decisivos.
La derrota deja un regusto amargo en la parroquia celeste, que ve cómo su equipo vuelve a caer en la misma trampa de temporadas anteriores. La gestión de las tres competiciones se ha revelado como un reto demasiado grande para un plantilla con limitaciones evidentes. La lesión de Borja Iglesias, sumada al desgaste físico y mental acumulado, dibuja un panorama complicado de cara a lo que resta de curso.
El próximo compromiso del Celta será este sábado en Oviedo a las catorce horas, un duelo liguero en el que deberán levantar la moral rápidamente si no quieren que la crisis de confianza se agrave. La eliminación copera, lejos de ser un alivio por reducir el calendario, se percibe como un nuevo varapalo en una temporada que prometía más de lo que está ofreciendo. La afición espera una reacción inmediata y contundente, porque los errores se están volviendo demasiado costumbristas en el conjunto de Vigo.