El Bayern de Múnich certificó su clasificación para los octavos de final de la Champions League con una contundente remontada ante el Sporting de Portugal (3-1) en un encuentro que destacó por el esperado retorno de Alphonso Davies tras una prolongada ausencia por lesión. El conjunto alemán demostró una vez más su capacidad de reacción en Europa, sobreponiéndose a un tanto en propia puerta de Joshua Kimmich para desplegar un juego ofensivo demoledor en la segunda mitad.
El duelo, correspondiente a la quinta jornada de la fase de grupos, arrancó con un ritmo contenido. Durante los primeros cuarenta y cinco minutos, ambos equipos mostraron precaución, conscientes de las implicaciones del resultado. El Sporting, dirigido por Rúben Amorim, planteó un esquema compacto que dificultó la progresión del Bayern por el centro, forzando a los locales a buscar alternativas por las bandas. La defensa portuguesa, bien organizada, neutralizó las aproximaciones de Harry Kane y Serge Gnabry durante la primera parte, que concluyó sin goles pero con sensación de que el partido estaba a punto de despertar.
La segunda mitad estalló con un giro inesperado. A los cincuenta minutos, una jugada aislada del Sporting por la derecha terminó con un centro peligroso que Kimmich, en su afán por despejar, desvió hacia su propia portería. El tanto visitante, fruto de la presión en campo contrario, obligó al Bayern a modificar su planteamiento. Sin embargo, lejos de desestabilizarse, el equipo de Vincent Kompany respondió con la serenidad que caracteriza a los grandes conjuntos europeos.
El empate llegó apenas diez minutos después. Una falta lateral ejecutada con astucia por Kimmich encontró a Gnabry solo en el segundo palo. El extremo alemán, con un control preciso, definió con frialdad ante Rui Silva para establecer el 1-1. El gol desatascó el partido y liberó al Bayern, que comenzó a circular el balón con mayor velocidad y profundidad.
El segundo tanto bávaro, obra de Karl, llegó en el minuto 65 tras una jugada colectiva exquisita. El centrocampista recibió dentro del área, controló con técnica y sacó un disparo cruzado imposible para el guardameta luso. La celebración desató la euforia en las gradas, pero también un forcejeo entre capitaneos que el árbitro sancionó con tarjeta amarilla tanto para Kimmich como para Hjulmand.
El tanto de la sentencia corrió a cargo de Jonathan Tah en el 71. Nuevo córner, nuevo desajuste defensivo del Sporting. El central alemán, aprovechando su poderío aéreo, conectó un cabezazo contundente que se coló en la red. Con el 3-1, el Bayern administró la ventaja con inteligencia, realizando cambios estratégicos que incluían la entrada de Davies, Leon Goretzka e Hiroki Ito en lugar de Gnabry, Pavlovic y Stanisic.
El regreso de Alphonso Davies tras su lesión de ligamentos cruzados supuso uno de los momentos más emotivos de la noche. El lateral canadiense, ausente durante meses, recibió una ovación cerrada al saltar al césped. Su presencia no solo reforzó el carril izquierdo, sino que también elevó moralmente a un equipo que necesitaba su velocidad y desborde en la recta final de la temporada.
El Sporting, por su parte, intentó reaccionar con cambios ofensivos. Las entradas de Vagiannidis e Ioannidis por Quaresma y Catamo buscaron mayor profundidad, pero la zaga bávara, liderada por Upamecano, cerró filas. La ocasión más clara de los portugueses llegó en el 78, cuando Luis Suárez (el uruguayo del Sporting) remató desde el punto de penalti, pero el central francés se interpuso con un achique providencial.
El partido concluyó con victoria meritoria del Bayern, que sumó sus cinco puntos en el grupo y consolidó su liderato. Las estadísticas reflejaron la superioridad local: 65% de posesión, 18 remates a puerta y una efectividad letal en las segundas jugadas. El Sporting, pese a la derrota, mostró orden táctico y aprovechó sus opciones, pero chocó con la calidad individual y el poderío físico del campeón alemán.
El análisis postpartido evidencia que el Bayern mantiene su competitividad europea. La capacidad de remontada, la efectividad en balones parados y la gestión de Kompany ante la adversidad son argumentos sólidos para aspirar a lo más alto. Por su parte, el Sporting deja la competición con buenas sensaciones pese a no haber conseguido el premio, habiendo demostrado que puede competir de tú a tú con los gigantes del continente.
La próxima jornada enfrentará al Bayern contra el Paris Saint-Germain en un duelo que decidirá el liderato del grupo, mientras que el Sporting cerrará su participación ante el Sturm Graz. Mientras tanto, la afición bávara celebra no solo la victoria, sino el regreso de uno de sus futbolistas más queridos, en una noche que combina éxito deportivo y emotividad en la Allianz Arena.