El Príncipe Felipe, una maldición para el Cacereño

El conjunto cacereño suma casi siete meses sin ganar en su feudo y es el peor local de Primera Federación

El Estadio Príncipe Felipe se ha transformado esta temporada en una auténtica pesadilla para el Club Polideportivo Cacereño. A punto de cumplirse siete meses desde la última vez que el equipo verde saboreó la victoria en su propio territorio, la presión sobre el conjunto extremeño no deja de crecer. Cuando el próximo 4 de enero reciba al Celta Fortuna, habrán transcurrido exactamente 219 días de sequía sin festejar un triunfo en su templo futbolístico.

La fecha límite en el calendario de los aficionados es el 31 de mayo, día en el que el Cacereño despidió la temporada pasada con una épica victoria por 5-2 ante el Estepona en la final por el ascenso a Primera Federación. Aquel duelo, cargado de emoción y celebración, contrasta brutalmente con la actual realidad del club, que desde entonces no ha vuelto a conocer el sabor de los tres puntos en casa.

No obstante, este dato estadístico presenta algunos matices que conviene aclarar. El largo paréntesis estival, con casi tres meses de inactividad competitiva, ha inflado artificialmente la cifra. Además, los dos primeros compromisos como local del presente curso no se disputaron en Cáceres, sino en el Estadio Francisco de la Hera de Almendralejo, debido a las obras de sustitución del césped en el Príncipe Felipe. En aquellos encuentros, el conjunto cacereño perdió estrepitosamente ante el Arenteiro (0-2) y, paradójicamente, logró su único triunfo como local del año frente al Mérida (2-1).

Desde el regreso al Príncipe Felipe el pasado 12 de octubre para medirse al Tenerife, los números han sido demoledores y reflejan una crisis profunda. El Cacereño ha empatado a cero tantos ante el conjunto tinerfeño y también frente al Ourense, ha caído con contundencia ante el Real Avilés (0-4) y ha sucumbido contra Osasuna Promesas (1-2). Este último encuentro, al menos, dejó el único gol que la parroquia local ha podido celebrar en lo que va de temporada, obra del jugador Berlanga. A esta pobre producción ofensiva le han seguido dos derrotas consecutivas más: 0-1 frente al Racing de Ferrol y 0-2 ante el Zamora.

La situación resulta tan crítica que el Cacereño ocupa la última posición del Grupo 1 de Primera Federación y, lo que es más alarmante, ostenta el título de peor equipo como local de toda la categoría, considerando ambos grupos. Tan solo ha sumado cinco puntos en sus compromisos en casa: tres en Almendralejo y dos en el Príncipe Felipe. El desequilibrio entre ataque y defensa resulta elocuente: tres goles a favor como local, dos de ellos en el Francisco de la Hera, y doce en contra, tres de los cuales llegaron en el estadio almendralejense.

El contraste con su rendimiento lejos de Cáceres resulta llamativo y plantea interrogantes sobre la psicología del grupo. Como visitante, el Cacereño es el séptimo mejor equipo de su grupo, con nueve puntos cosechados, ocho goles anotados y diez recibidos. Un equipo capaz de competir y sumar fuera, pero que parece bloquearse cuando pisa su propio feudo.

El entrenador Julio Cobos no es ajeno a esta problemática y, tras la última derrota sufrida ante el Zamora, apuntaba directamente al factor mental como una de las claves del bache. «Cuando las cosas no salen, las decisiones suelen ser peores. Hay acciones claras para centrar o para tirar y no se ejecutan», reconocía el técnico, incidiendo en la ansiedad que invade al plantel cuando se acerca al área rival: «Ni siquiera cuando generamos ocasiones estamos acertados».

Con el parón navideño asomando en el horizonte, Cobos apela a resetear la mentalidad del grupo sin perder de vista el próximo compromiso. «Antes hay un partido clave fuera de casa. Si queremos lograr el objetivo de la permanencia, ese encuentro hay que sacarlo adelante por todos los medios», afirmó el preparador, consciente de que cada punto es vital para escapar de los puestos de descenso.

La pregunta que se hacen todos los seguidores del Cacereño es si el Príncipe Felipe volverá a ser el fortín inexpugnable de temporadas anteriores o si, por el contrario, la maldición continuará. La estadística es implacable: más de medio año sin ganar en casa, una producción ofensiva mínima y una defensa que se desmorona. La confianza del vestuario parece ser la única herramienta capaz de revertir esta dinámica negativa.

El calendario no espera y el Celta Fortuna, el próximo rival en el Príncipe Felipe, tendrá la oportunidad de ser testigo de si el Cacereño consigue romper esta racha histórica o si, por el contrario, sigue sumido en una crisis que amenaza con convertirse en un calvario sin fin para la entidad más longeva del fútbol extremeño.

Referencias

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