Real Madrid aplasta a Fenerbahçe en noche de dominio total

Con una exhibición defensiva y ofensiva, el equipo de Scariolo se impone con autoridad y reacciona ante la crisis con una victoria contundente.

En una noche que parecía escrita para reivindicarse, el Real Madrid ofreció una de sus mejores versiones de la temporada al derrotar con autoridad a Fenerbahçe por 84-58 en el Palacio de Deportes. Un triunfo que no solo sirve para reafirmar la solidez del equipo en casa, sino que también despeja, al menos momentáneamente, las dudas que rodeaban a un conjunto que venía atravesando una racha irregular en la Euroliga.

Desde el primer minuto, los blancos impusieron su ritmo. Con una intensidad defensiva casi feroz y una transición veloz que desbordó a los turcos, el Madrid construyó una ventaja temprana que nunca dejaría escapar. El marcador al descanso —49-22— ya era un claro indicador de lo que vendría: una exhibición de dominio en todas las líneas del campo.

El nuevo fichaje, Alex Len, observó desde las gradas, pero no hizo falta su presencia para que el equipo mostrara contundencia en la pintura. Walter Tavares fue la piedra angular del juego interior: anotó con eficacia bajo el aro rival y dominó el rebote en su propio tablero, convirtiéndose en un muro impenetrable para los atacantes turcos. Su presencia física y su inteligencia táctica fueron clave para mantener el ritmo del partido bajo control.

En el perímetro, Alberto Abalde y Facu Campazzo aportaron precisión y fluidez. Ambos conectaron desde la línea de tres puntos en momentos clave, manteniendo la presión sobre una defensa turca que, a ratos, parecía desorientada. Por su parte, Trey Lyles y Théo Maledon ofrecieron constancia y equilibrio, cerrando el partido con cifras en doble dígito sin necesidad de forzar su participación.

Fenerbahçe, vigente campeón de la Euroliga, no pudo reaccionar. Su ofensiva, habitualmente fluida, se vio paralizada por la presión blanca. Su defensa, por otro lado, careció de agresividad y coordinación, permitiendo que los blancos anotaran con facilidad. El entrenador Saras Jasikevicius no ocultó su decepción: su rostro reflejó desde el primer cuarto la frustración de un equipo que no encontraba respuestas. Aunque contaba con gran parte de su plantilla, incluyendo a Scottie Wilbekin —aún recuperándose de lesión—, el conjunto turco no logró imponer su identidad.

La ausencia de Nigel Hayes-Davis, ahora en la NBA, se nota. Su capacidad para generar ventaja en el poste y su versatilidad ofensiva han dejado un hueco difícil de llenar. Y aunque el equipo turco intentó reaccionar en el tercer cuarto, la relajación del Madrid —que ya tenía el partido controlado— permitió que la diferencia se mantuviera en torno a los 30 puntos hasta el pitido final.

Con esta victoria, el Real Madrid se sitúa en la zona media de la clasificación, con un balance de 4 victorias y 4 derrotas. Aunque aún lejos de los puestos de arriba, el triunfo sirve como punto de inflexión. El equipo de Sergio Scariolo demostró que, cuando juega con intensidad y cohesión, puede competir con cualquiera. La afición, con cerca de 9.000 personas en el Palacio, vibró con cada canasta y cada robo, celebrando una noche que, más allá del marcador, reafirmó la identidad del equipo.

Es cierto que la Euroliga está más igualada que nunca. A falta de los partidos de la octava jornada, un grupo de equipos comparte el mismo registro de 4-4, lo que refleja la competitividad del torneo. Pero para el Madrid, el desafío sigue siendo claro: recuperar las plazas que se le escaparon en partidos clave. Hoy, con esta victoria, el equipo ha dado un paso en la dirección correcta.

La clave del éxito no fue solo el talento individual, sino la ejecución colectiva. El Madrid jugó como un equipo, con sacrificio defensivo, movilidad ofensiva y una mentalidad ganadora que había estado ausente en partidos anteriores. La energía que mostraron en la cancha fue contagiosa, y eso es algo que no se puede comprar: se construye con trabajo, confianza y compromiso.

Ahora, el equipo debe mantener esta racha. La próxima cita será en la Liga Endesa, pero la mirada ya está puesta en los próximos duelos europeos. Si el Madrid logra mantener esta intensidad y cohesión, no hay razón para pensar que no pueda aspirar a los puestos de arriba. La crisis, al menos por ahora, queda en el pasado. La noche mágica en el Palacio ha abierto una nueva etapa: una etapa de esperanza, de juego y de victorias.

Referencias