El Manchester City consiguió una victoria de gran valor este martes en el Santiago Bernabéu al imponerse por 2-1 al Real Madrid en un duelo vibrante de la fase de grupos de la Champions League. El conjunto inglés supo sobreponerse a un inicio dominado por los locales, que se adelantaron mediante un tanto de Rodrygo, y logró darle la vuelta al marcador antes del descanso con dos dianas que reflejaron la eficacia de los visitantes. El resultado final no solo refuerza la posición del City en la tabla, sino que profundiza la crisis de resultados que atraviesa el equipo madridista, que suma tan solo dos triunfos en sus últimos ocho compromisos oficiales.
El encuentro comenzó con un claro dominio del Real Madrid durante los primeros treinta minutos. Los hombres de Alonso controlaron el ritmo del juego, creando peligro especialmente a través de las bandas con las incursiones de Rodrygo y Vinicius. La presión constante y el juego vertiginoso de ataque blanco encontraron premio cuando el brasileño Rodrygo, aprovechando una jugada colectiva, batió la portería rival y estableció el 1-0. Durante ese período, el City pareció desconcertado, incapaz de imponer su estilo de posesión habitual y obligado a defenderse ante las rápidas transiciones del conjunto español.
Sin embargo, la dinámica del partido experimentó un giro radical en los minutos previos al descanso. El Manchester City, lejos de desmoronarse, comenzó a tomar el control del centro del campo y a acercarse con peligro al área defendida por el Madrid. La igualada llegó tras una acción a balón parado: un saque de esquina mal defendido por la zaga madridista permitió a Nico O'Reilly, con un remate preciso, hacer el 1-1. El gol desequilibró emocionalmente al conjunto blanco, que vio cómo su ventaja se esfumaba en cuestión de segundos.
La situación se agravó apenas ocho minutos después. En una jugada que no presentaba una amenaza evidente, el defensa Rudiger cometió una falta clara sobre Haaland dentro del área. El árbitro no dudó en señalar la pena máxima, y el propio Erling Haaland se encargó de transformar el lanzamiento con su habitual frialdad, estableciendo el 1-2 que resultaría definitivo. La remontada del City, ejecutada en un lapso de diez minutos, dejó a los madridistas en estado de shock, evidenciando problemas defensivos que ya habían aparecido en encuentros anteriores.
La segunda mitad presentó un escenario completamente diferente. El Real Madrid salió con una actitud mucho más agresiva, decidido a buscar el empate a toda costa. Durante largos tramos del segundo tiempo, el conjunto blanco acorraló al City en su propio área, creando numerosas ocasiones de gol que, sin embargo, no se convirtieron en tantos. Los centros laterales se sucedían, los disparos desde la frontal eran constantes, pero la falta de acierto en los metros finales y la inspiración del guardameta rival frustraron todos los intentos madridistas.
En una de las jugadas más claras del segundo acto, el Madrid estuvo a punto de lograr la igualada, pero el larguero impidió que el balón entrara en la portería. El destino pareció empeñado en negar el gol a los blancos, que vieron cómo sus mejores oportunidades se esfumaban por centímetros. La impotencia fue creciendo entre los jugadores y la afición, que no entendía cómo su equipo, tan dominador en la segunda parte, era incapaz de anotar.
La ausencia de Kylian Mbappé, dejado fuera del once inicial por molestias en la rodilla, se dejó notar especialmente en esos momentos de necesidad. El francés, máximo goleador del equipo con 29 tantos en 45 partidos esta temporada, permaneció en el banquillo mientras sus compañeros desperdiciaban ocasión tras ocasión. Alonso decidió no arriesgar con su estrella, una decisión que se cuestionó cuando el reloj avanzaba y el empate no llegaba.
El contexto de esta derrota resulta especialmente preocupante para el Real Madrid. El equipo blanco atraviesa por una de sus peores rachas en los últimos años, con solo dos victorias en los últimos ocho compromisos oficiales entre todas las competiciones. La crisis de resultados se ha convertido en un problema estructural que afecta a la moral del plantel y genera dudas sobre el rumbo del proyecto. Las derrotas se están acumulando, y cada nuevo traspié aumenta la presión sobre el cuerpo técnico y los jugadores.
Por su parte, el Manchester City demostró una vez más por qué es considerado uno de los mejores equipos del mundo. Su capacidad para sufrir en los momentos adversos, mantener la calma y aprovechar las oportunidades que se le presentan marca la diferencia a este nivel. La entrada de jugadores como Reijnders aportó control y pausa al centro del campo cuando el equipo más lo necesitaba, mientras que la velocidad de Doku por la banda ofreció una válvula de escape constante para liberar presión.
El dato de Doku resulta esclarecedor: 6 regates completados de 11 intentos y 11 duelos ganados de 19, números que reflejan su impacto en el juego. Su capacidad para desbordar y generar peligro en transiciones fue una de las claves para que el City pudiera sobrevivir al asedio madridista en la segunda mitad. Cuando el francés necesitó descansar, Savinho entró para mantener ese nivel de amenaza en el flanco ofensivo.
El Real Madrid, lejos de mostrar la apatía que había caracterizado algunos de sus últimos encuentros, demostró tener situaciones y contextos de juego para revertir esta tendencia negativa. El problema no fue la falta de ocasiones, sino la ausencia de puntería en momentos decisivos. Once remates en el segundo periodo sin acertar en ninguno de ellos reflejan una crisis de efectividad que resulta preocupante para un club de esta envergadura.
El conjunto blanco se sintió cómodo en un ida y vuelta que le permitía crear espacios, pero no terminó de conectar el gancho final. Cuando el juego combinado no funcionaba, recurrió a los centros al área como último recurso, una táctica que evidencia la desesperación y la falta de ideas en los metros finales. La sensación de impotencia fue creciente a medida que el reloj avanzaba y el empate se resistía.
El toque de corneta final del partido dejó un sabor amargo en el Bernabéu. La victoria del Manchester City no solo significa tres puntos importantes en la clasificación de la Champions League, sino que también acentúa la crisis interna del Real Madrid. Los blancos han perdido la solidez defensiva que les caracterizaba y han visto mermada su capacidad goleadora en los momentos clave.
La temporada se presenta cada vez más complicada para el conjunto madridista, que debe encontrar urgentemente soluciones si quiere mantenerse competitivo en todas las competiciones. La próxima jornada liguera y el siguiente compromiso europeo se presentan como auténticas finales para un equipo que necesita recuperar la confianza y los buenos resultados cuanto antes. El tiempo apremia en la casa blanca.