En una nueva jornada de tensión política en el Congreso de los Diputados, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ha exigido al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, que detalle ante la Cámara cómo pretende gobernar sin Presupuestos aprobados. La petición llega en un contexto de inestabilidad tras la ruptura del acuerdo de investidura con Junts, lo que ha dejado al Gobierno sin una base parlamentaria estable para aprobar las cuentas públicas.
La sesión de control se convirtió en un duelo directo entre ambos líderes, con Feijóo aprovechando un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil para cuestionar la integridad del Ejecutivo. Según el documento, la empresa Acciona habría derivado un 2% de las obras públicas adjudicadas a una firma vinculada a Santos Cerdán, exasesor del PSOE y figura clave en las primarias del partido. Feijóo no dudó en calificar la situación como una "cloaca" y acusó a Sánchez de haber trasladado esa corrupción desde Ferraz hasta la Moncloa.
"Su moción de censura no fue contra la corrupción, fue para la corrupción de su cuadrilla", afirmó Feijóo con contundencia. Además, señaló que el presidente del Gobierno se ha declarado "insumiso" ante las Cortes al continuar gobernando sin Presupuestos y sin cumplir con algunas resoluciones aprobadas en el Congreso. "¿Para sacar algo adelante hay que reservarle una mordida del 2% al PSOE?", ironizó el líder popular.
Sánchez, por su parte, intentó desviar el foco hacia la situación económica del país. Destacó que la Comisión Europea ha revisado al alza el crecimiento de España hasta el 2,9%, muy por encima de la media de la Unión Europea (1,4%), y que el déficit público español será inferior al de Alemania. También defendió que los Presupuestos vigentes "le sientan bien a la economía", aunque reconoció que busca unos "mejores" y por eso el Consejo de Ministros aprobó el nuevo techo de gastos.
Sin embargo, el presidente del Gobierno no pudo evitar responder a las acusaciones de Feijóo. En un giro inesperado, Sánchez recordó que el líder del PP ha estado "un año aplaudiendo" a Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, cuyo gobierno ha sido objeto de múltiples investigaciones por corrupción. "Mírese el espejo antes de dar lecciones de ejemplaridad", le dijo Sánchez, en un intento de devolver la acusación.
Feijóo, lejos de amedrentarse, replicó que "donde no hay techo de gasto es en Ferraz", en referencia a la sede del PSOE, y reiteró su exigencia de que Sánchez explique cómo planea gobernar sin Presupuestos. El líder popular también aprovechó para criticar la falta de transparencia del Ejecutivo y su supuesta complicidad con casos de corrupción, como el de José Luis Ábalos, exministro de Transportes, y su asesor Koldo García, a quienes la UCO vincula con presuntos pagos derivados de las adjudicaciones de Acciona.
La tensión entre ambos líderes no es nueva, pero esta vez el contexto es especialmente delicado. Con la ruptura de Junts, el Gobierno de Sánchez se encuentra en una situación de fragilidad política que podría derivar en una crisis institucional si no logra aprobar los Presupuestos en los próximos meses. Feijóo, por su parte, busca capitalizar esta debilidad para presionar al Ejecutivo y forzar un cambio de rumbo en la política económica y de gobernanza.
En el fondo, lo que está en juego es la capacidad del Gobierno para mantener la estabilidad en un momento crucial para la economía española. Mientras Sánchez insiste en que los datos económicos respaldan su gestión, Feijóo apuesta por una estrategia de confrontación directa, utilizando la corrupción como arma política. La pregunta que queda en el aire es si esta batalla parlamentaria logrará forzar un acuerdo presupuestario o, por el contrario, profundizará la crisis política en España.
En cualquier caso, lo que queda claro es que la relación entre el PP y el PSOE se ha deteriorado aún más, y que la próxima sesión de control en el Congreso promete ser igual de intensa. Con la economía como telón de fondo y la corrupción como arma de choque, ambos líderes parecen decididos a no ceder terreno, lo que podría tener consecuencias importantes para el futuro de la gobernanza en España.