Tras un año marcado por la polémica, la presión mediática y el desgaste político, Carlos Mazón ha decidido dar un paso al lado como presidente de la Generalitat Valenciana. Su dimisión, anunciada este lunes desde el Palau de la Generalitat, pone fin a un mandato que comenzó con ilusión pero que se ha visto ensombrecido por la gestión de la catástrofe del 29-O y las consecuencias judiciales y políticas que siguieron.
Mazón no ha optado por adelantar las elecciones, una decisión que mantiene al gobierno en funciones hasta que las Corts Valencianas nombren a un nuevo candidato. Este proceso, sin embargo, no será sencillo: el PPCV necesitará el apoyo de Vox para lograr la investidura, lo que abre la puerta a nuevas tensiones internas y negociaciones inciertas. Entre los nombres que suenan como posibles sucesores, destaca Juanfran Pérez Llorca, síndic de las Corts y número dos del partido en la Comunitat, aunque su candidatura no cuenta con el respaldo de la dirección nacional del PP.
La dimisión de Mazón, aunque esperada tras un fin de semana de rumores, no estuvo exenta de confusión. Durante su comparecencia, no especificó una fecha concreta para su salida, lo que generó incertidumbre hasta que, seis horas después, firmó formalmente su renuncia y la depositó en las Corts. En su discurso, el ex presidente reconoció por primera vez errores personales que, según él, le perseguirán “toda su vida”, como no haber solicitado la emergencia nacional o haber mantenido su agenda pública tras la tragedia.
A pesar de su salida, Mazón no ha renunciado a su acta de diputado, lo que le permite conservar el aforamiento y protegerse ante la jueza que investiga su papel en los hechos del 29-O. Su equipo desmintió que se haya tomado una baja médica, aunque no descartó esa posibilidad si su médico lo recomienda. En ese caso, sería Susana Camarero, vicepresidenta primera, quien asumiría las funciones ejecutivas.
El anuncio coincidió simbólicamente con la llegada a los juzgados de Maribel Vilaplana, la periodista que compartió mesa con Mazón en El Ventorro el día de la catástrofe, lo que añadió un tono dramático al momento. En su intervención, Mazón también arremetió contra el Gobierno de Pedro Sánchez, al que calificó de “mala persona” y acusó de liderar una “campaña brutal” contra su figura, incluso llegando a denunciar que algunos han convertido en “deporte nacional” llamarle asesino.
Con esta dimisión, la Comunitat Valenciana entra en una nueva fase de incertidumbre política. Si no se logra un acuerdo con Vox, las elecciones podrían celebrarse en torno a abril de 2026. Mientras tanto, el legado de Mazón quedará marcado por una gestión cuestionada, un discurso defensivo y una salida que, aunque esperada, deja muchas preguntas sin respuesta.