El FC Barcelona vive horas decisivas en su búsqueda por reforzar el banquillo tras la destitución de Joan Peñarroya. Aunque este miércoles el equipo se enfrenta al Bayern en Múnich bajo la dirección interina de Óscar Orellana, la verdadera batalla se libra en los despachos: negociar el regreso de Xavi Pascual como entrenador principal.
La intención del club es clara: que Pascual esté en el banquillo del Palau Blaugrana este viernes, en el partido de Euroliga contra la Virtus Bolonia. Sería su primer encuentro como técnico azulgrana desde su salida en 2016, hace ya 3.435 días. Ese regreso simbólico no solo marca un cambio táctico, sino también un intento de reactivar el proyecto deportivo del equipo, que ha mostrado claras carencias tanto en Europa como en la Liga Endesa.
Las conversaciones entre ambas partes han sido intensas en las últimas 48 horas. Aunque las posturas están muy alineadas, el acuerdo aún no se ha cerrado. El principal obstáculo no es la voluntad de Pascual —que ya ha expresado su interés en volver—, sino la capacidad del club para cubrir sus exigencias inmediatas: fichajes urgentes que permitan competir en el presente.
Pascual, conocido por su visión estratégica y su exigencia en la planificación, no puede asumir un proyecto sin recursos. Su primera petición es clara: un pívot de nivel. Considera que Jan Vesely, por su edad y problemas físicos recurrentes, y Willy Hernangómez o Youssoupha Fall, por falta de encaje en el sistema, no son suficientes. La idea de alinear a dos de ellos en pista al mismo tiempo es inviable para él. Además, no descarta la necesidad de un director de juego que aporte ritmo y organización.
Esto implica un desafío financiero para el Barça. El club, con las arcas vacías tras una temporada complicada, debe asumir múltiples gastos: indemnizar a Peñarroya, pagar el salario de Pascual —que será inferior al que percibía en el Zenit de San Petersburgo—, costear la salida de jugadores de sus clubes actuales y, posiblemente, rescindir el contrato de Miles Norris para liberar una plaza de extracomunitario.
A pesar de estos obstáculos, la voluntad de ambas partes es evidente. El Barça quiere a Pascual, y Pascual quiere volver. La clave está en encontrar una solución económica que permita reforzar la plantilla sin comprometer el futuro. Si se logra, el técnico de Gavà podría regresar al Palau este viernes, marcando el inicio de una nueva etapa en el baloncesto azulgrana.
La presión es alta. Pascual no puede permitirse una temporada irregular, y el club necesita resultados inmediatos para recuperar la confianza de la afición. La llegada de refuerzos no es un capricho, sino una necesidad estratégica. Si el Barça logra movilizar los recursos necesarios, el regreso de Xavi Pascual podría convertirse en el punto de inflexión que el equipo necesita para volver a competir en los niveles que exige su historia.