La derrota del FC Barcelona en Fontajau ante el Bàsquet Girona (96-78) ha sido el punto de inflexión que ha precipitado el cese de Joan Peñarroya como entrenador del primer equipo de baloncesto. Tras una racha de tres derrotas consecutivas —incluyendo las ante UCAM Murcia y Real Madrid—, la dirección del club ha decidido que el técnico ya no tiene margen de maniobra. La defensa del equipo, que ha ido de mal en peor desde el inicio de la temporada, ha sido el principal foco de crítica.
El revés en Girona no solo fue numéricamente abultado, sino que evidenció una falta de estructura y cohesión que ha dejado al cuerpo técnico sin argumentos. Pocos minutos después del pitido final, Peñarroya fue visto conversando con Juan Carlos Navarro y Mario Fernández en los pasillos del pabellón, en una reunión que ya tenía el sabor de la despedida. La decisión, aunque no oficializada en ese instante, estaba tomada.
La dirección deportiva, liderada por Josep Cubells, ha priorizado ahora la búsqueda de un nuevo entrenador, dejando en segundo plano las posibles fichajes o bajas que se habían planteado tras la derrota ante el Real Madrid. En aquella ocasión, el presidente Joan Laporta convocó una reunión de emergencia tras presenciar la reacción negativa de la afición en el Palau. En ese momento, se optó por reforzar el plantel, pero la derrota en Girona ha cambiado por completo el rumbo.
Mientras se define el nuevo técnico, Óscar Orellana, ayudante de Peñarroya, asumirá el mando de forma interina. El equipo tiene una semana crucial por delante, con partido en Euroliga ante el Bayern Múnich el miércoles, lo que añade presión a la transición.
El nombre que más suena para ocupar el banquillo azulgrana es Xavi Pascual, técnico con amplia experiencia en el club y campeón de Euroliga en 2010. Pascual, actualmente sin equipo tras su salida del Zenit San Petersburgo, está abierto a regresar, pero con condiciones. No solo exige un contrato a largo plazo, sino también libertad para decidir sobre fichajes y estructura del cuerpo técnico. Su caché es notablemente superior al de Peñarroya, y no aceptará un rol con limitaciones.
Además, Pascual también es pretendido por el Anadolu Efes, lo que complica su regreso al Palau. El club deberá convencerle con un proyecto sólido y presupuestario, algo que no se ha dado en los últimos meses. La situación es delicada: el equipo necesita estabilidad, pero también un líder con visión de futuro.
La afición, por su parte, ha mostrado su descontento en los últimos partidos, especialmente tras la derrota ante el Real Madrid, donde se escucharon silbidos y abucheos. La dirección del club sabe que debe actuar con rapidez y contundencia para recuperar la confianza del público y evitar que la temporada se desmorone completamente.
En resumen, el Barça de baloncesto entra en una nueva etapa tras el cese de Peñarroya. La derrota en Girona no fue solo un resultado, sino un síntoma de un problema más profundo. Ahora, con Orellana al frente de forma provisional y Pascual como principal candidato, el club debe tomar decisiones estratégicas que definan el futuro del equipo en la Euroliga y en la Liga ACB.