Las autorizaciones de residencia para inversores extranjeros, conocidas popularmente como golden visa, nunca alcanzaron en la Región de Murcia la popularidad que disfrutaron en otras zonas de España. Sin embargo, curiosamente, su mayor momento de esplendor llegó precisamente cuando su fin estaba asegurado. En 2024, el último año completo de vigencia del programa, las concesiones por compra de vivienda de lujo experimentaron un crecimiento superior al 66%, concentrando en doce meses una cantidad de solicitudes equivalente a buena parte del total de la década anterior.
Este fenómeno, lejos de ser anecdótico, pone de manifiesto una tendencia que los expertos califican como un efecto de última oportunidad. Cuando el Ejecutivo central comunicó su intención de poner fin a este mecanismo, los inversores extracomunitarios aceleraron sus procesos de compra para aprovechar la ventana temporal que aún permanecía abierta. El resultado fue un boom inesperado en un mercado que, hasta entonces, había mostrado una adopción moderada del sistema.
Una década de trayectoria discreta
La normativa que regulaba estas autorizaciones nació en 2013, en plena crisis económica, con el objetivo explícito de atraer capital extranjero a un país que atravesaba una de sus peores situaciones financieras de los últimos tiempos. La ley establecía un mecanismo sencillo: cualquier ciudadano no comunitario que adquiriera un inmueble por valor igual o superior a 500.000 euros recibiría una autorización de residencia exprés. Además de la inversión inmobiliaria, el programa también contemplaba la creación de empleo, inversiones en deuda pública o depósitos bancarios significativos.
Durante los diez primeros años de vigencia (2014-2023), la Región de Murcia concedió un total de 86 visados de este tipo. Una cifra que, comparada con las comunidades litorales más grandes como Valencia o Andalucía, resultaba modesta. La explicación de este comportamiento contenido radica en varios factores. Por un lado, la menor dimensión del mercado inmobiliario de lujo murciano; por otro, la competencia con destinos más consolidados entre el público internacional de alto poder adquisitivo. La falta de una estrategia de promoción específica de la región como destino de inversión también jugó en contra.
Sin embargo, esta tendencia aparentemente estable experimentó un giro radical en 2024. Según los datos del Observatorio Permanente de la Inmigración, dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el año pasado se aprobaron 57 autorizaciones vinculadas exclusivamente a inversiones inmobiliarias. Es decir, en solo doce meses se concedieron casi dos terceras partes de todas las golden visa concedidas en la década anterior.
Si se amplía el foco a todas las modalidades de inversión contempladas en la ley, el número total de autorizaciones en 2024 alcanzó las 119, más del doble que en 2023 y un récord histórico para la comunidad autónoma. Estas cifras demuestran que el anuncio de la supresión del programa actuó como un catalizador, precipitando decisiones de inversión que de otro modo podrían haberse dilatado en el tiempo o incluso no haberse materializado.
El perfil del inversor y sus preferencias
Los beneficiarios de estas autorizaciones mostraron una clara predilección por determinadas zonas geográficas y tipologías de propiedad. Las urbanizaciones de lujo en la costa mediterránea, los macrocomplejos residenciales con servicios exclusivos y las zonas de alto standing concentraron la mayor parte de las transacciones. Destinos como La Manga Club, con su oferta de viviendas de alto valor junto a campos de golf y servicios de primer nivel, se convirtieron en epicentro de esta actividad.
Más allá del mero requisito económico, los inversores valoraban una combinación de factores difícil de replicar en otros mercados. El clima mediterráneo, la estabilidad jurídica que ofrece España como miembro de la Unión Europea, las perspectivas de revalorización del activo inmobiliario y un estilo de vida asociado al ocio y el bienestar constituyeron los principales atractivos. Esta conjunción de elementos explica por qué, aunque el programa no alcanzara las cifras de otras regiones, sí generó un nicho de demanda constante entre colectivos específicos.
Los perfiles más comunes correspondían a ciudadanos de países de Oriente Medio, Rusia y China, aunque también hubo una presencia significativa de inversores latinoamericanos. La mayoría buscaba no solo una inversión segura, sino también un cambio de calidad de vida para sus familias, con acceso a sistemas educativos y sanitarios de calidad.
El fin de una era
El 3 de abril de 2025 marcó el punto final para las golden visa en España. El Gobierno de Pedro Sánchez consumó la derogación de la figura, argumentando su impacto negativo en el acceso a la vivienda. La decisión respondía a la creciente preocupación social por la escasez de inmuebles disponibles y la presión alcista que ejercía la demanda internacional sobre los precios, especialmente en las grandes ciudades y zonas turísticas.
La eliminación del programa no fue una medida aislada, sino parte de una estrategia más amplia para regular el mercado inmobiliario y priorizar la disponibilidad de vivienda para residentes nacionales. Aunque en Murcia el efecto sobre los precios generales fue menos acusado que en Madrid o Barcelona, las autoridades consideraron que el mecanismo ya no respondía a los intereses del país.
La transición ha sido ordenada, con un período de adaptación para las solicitudes ya presentadas. Sin embargo, las nuevas peticiones ya no son posibles, cerrando definitivamente una puerta que, durante once años, permitió la entrada de capital extranjero a cambio de residencia.
Un legado controvertido
El balance de las golden visa en la Región de Murcia resulta paradójico. Por un lado, el programa nunca se consolidó como un motor relevante de la economía local. Por otro, su último año de vigencia demostró que existía un potencial sin explotar, una demanda latente que solo se activó cuando la posibilidad de desaparecer se hizo real.
Este fenómeno plantea interrogantes sobre si una política diferente, con una promoción más activa o requisitos adaptados, podría haber convertido a Murcia en un destino más atractivo para la inversión extranjera de calidad. Algunos agentes del sector inmobiliario consideran que la región perdió una oportunidad de posicionarse internacionalmente, mientras que otros celebran el cierre de un sistema que, a su juicio, favorecía la especulación por encima de las necesidades reales de la población.
Con la desaparición de las golden visa, la Región de Murcia se enfrenta a un nuevo escenario en cuanto a captación de inversión internacional. Las herramientas disponibles ahora se centrarán en atraer talento cualificado, promover la creación de empleo de calidad y potenciar la internacionalización de empresas locales, lejos de la fórmula simplificada que vinculaba residencia con mera capacidad adquisitiva.
El debate sobre si este cambio beneficiará o perjudicará a largo plazo a la economía murciana permanece abierto. Lo que es indiscutible es que 2024 quedará como el año en que las golden visa despidieron a la región con un último y espectacular repunte, demostrando que, hasta en sus momentos finales, el programa aún tenía capacidad para generar resultados sorprendentes.