El delantero del RCD Espanyol, Kike García, afronta este lunes un nuevo capítulo en su dilatada carrera en Primera División. A sus 36 años, el futbolista de Motilla del Palancar demuestra que la experiencia y la voracidad goleadora no entienden de edades. Su próximo desafío lo tendrá en San Mamés, donde el conjunto perico visita al Athletic Club en una cita que, estadísticamente, se presenta propicia para el ariete español.
Desde su llegada al Espanyol el pasado verano, Kike García se ha consolidado como una pieza fundamental en los esquemas de Manolo González. El técnico valora en él una cualidad difícil de encontrar: la fiabilidad. Tanto si actúa como titular junto a Roberto como si sale desde el banquillo, su impacto resulta inmediato. En lo que va de Liga, ha participado en 15 encuentros y ha anotado tres dianas, todas ellas decisivas. Los goles llegaron ante Mallorca, Oviedo y Celta, y curiosamente, los tres terminaron en victoria para los blanquiazules.
El contexto del duelo ante el Athletic resulta especialmente sugerente. Los números no mienten: Kike García ha perforado la portería vasca en cinco ocasiones a lo largo de 17 enfrentamientos directos. Esta cifra le convierte en su segunda víctima preferida en la élite del fútbol español, solo superada por el Sevilla, contra el que ha marcado seis tantos. Betis y Leganés también aparecen en su particular ranking con cinco goles cada uno, pero el Athletic ocupa un lugar destacado en su memoria goleadora.
La confianza de Manolo González en el delantero es inquebrantable. La sociedad formada por Kike y Roberto ya demostró su eficacia en Getafe, y no sería descabellado verles juntos de inicio en Bilbao. La capacidad de sacrificio del jugador, sumada a su olfato de gol, convierten su presencia en un activo táctico de primer orden. No en vano, el propio Kike García ha sabido ganarse el apelativo de obrero del gol, un mote que define a la perfección su entrega incondicional y su efectividad en las áreas.
Más allá de las cifras, su influencia trasciende lo puramente estadístico. En apenas medio año, se ha erigido en uno de los líderes del vestuario perico. Su experiencia en Primera División, donde suma 304 partidos y 61 goles, resulta invaluable para una plantilla que necesita referentes. La afición, además, ha conectado de inmediato con su cercanía y profesionalidad, virtudes que le han convertido en uno de los favoritos de la parroquia blanquiazul.
Un dato llamativo de su trayectoria refuerza su candidatura para el duelo del lunes: Kike García marca más lejos de casa. De sus 61 tantos en la máxima categoría, 35 han llegado en desplazamientos, mientras que 26 los ha conseguido en sus propios estadios. Esto representa un 57% de sus goles a domicilio, una proporción que invita al optimismo de cara al desplazamiento a Bilbao. San Mamés, un escenario exigente, podría convertirse en el escenario perfecto para que el delantero vuelva a demostrar su pegada lejos del feudo propio.
La preparación del encuentro no pasa por alto este tipo de detalles. El cuerpo técnico del Espanyol sabe que disponer de un futbolista con esta capacidad de respuesta es un lujo. Kike García no necesita veinte ocasiones para marcar; con una le basta. Esa eficiencia es precisamente lo que diferencia a los delanteros de élite de los meros aspirantes. Su movimiento sin balón, su capacidad para proteger la pelota y su remate certero convierten cada acción en potencialmente peligrosa.
El partido del lunes representa una oportunidad dorada para el Espanyol, que necesita sumar de tres en tres para consolidar su posición en la tabla. Contar con un hombre en forma como Kike García, además de su historial positivo contra el rival, supone una ventaja mental importante. Los defensas del Athletic conocen su peligro, saben que no pueden distraerse ni un segundo porque el castigo llegará.
La temporada 2025 llega a su fin y cada punto adquiere un valor estratégico enorme. Para Kike García, este duelo es también una prueba de su capacidad para mantener el ritmo en la élite a una edad en la que muchos futbolistas ya han colgado las botas. Su preparación física, su inteligencia táctica y su instinto goleador le permiten seguir siendo relevante en un campeonato tan competitivo como LaLiga.
La clave estará en aprovechar sus cualidades desde el primer minuto. Si Manolo González decide alinearle titular, la presión sobre la zaga vasca será constante. Si, por el contrario, opta por darle entrada en la segunda mitad, su frescura podría resultar decisiva ante un rival desgastado. En cualquier escenario, la certeza es que Kike García estará preparado.
El fútbol moderno exige versatilidad, y este delantero la posee. Puede jugar de referencia, asociarse con compañeros, generar espacios y, sobre todo, definir con contundencia. Esa polivalencia hace que su presencia en el campo siempre sea sinónimo de peligro. El Athletic lo sabe y preparará su estrategia para neutralizarle, pero la experiencia de Kike le permite encontrar soluciones donde otros solo ven problemas.
En definitiva, el duelo del lunes en San Mamés promete emociones fuertes. El Espanyol viaja con la confianza de contar con un hombre que, además de conocer la senda del gol, tiene al rival entre ceja y ceja. Kike García no necesita presentación ni grandes titulares; sus números hablan por él. Y en un deporte donde la efectividad prima sobre cualquier otra virtud, tener un obrero del gol en plantilla es garantía de éxito.