Miguel Torres: su pasión por la cocina en Navidad con Paula Echevarría

El ex futbolista y concursante de Masterchef Celebrity revela cómo se organizan en estas fiestas: él cocina y ella decora

La Navidad es sinónimo de reunión, tradición y, sobre todo, buena mesa. En estas fechas, las familias se reúnen para compartir momentos inolvidables rodeados de platos que, en muchos casos, pasan de generación en generación. Los personajes públicos no son ajenos a estas costumbres, y cada vez más eligen mostrar a través de sus redes sociales cómo viven estas celebraciones. Entre ellos destaca Miguel Torres, quien ha convertido la cocina navideña en una de sus grandes pasiones.

El ex futbolista, conocido por su paso por equipos como el Valencia CF, ha sabido reinventarse tras su retirada deportiva. Su participación en Masterchef Celebrity no solo le acercó al mundo de la gastronomía, sino que despertó en él una auténtica devoción por los fogones. Ahora, con la Navidad a la vuelta de la esquina, Torres no duda en ponerse el delantal para sorprender a los suyos. "Siempre cocino en Navidad. Es algo que llevo haciendo ya muchos años", confiesa con orgullo, demostrando que para él esta tradición va mucho más allá de una simple obligación festiva.

La organización en la pareja es clave para que todo salga perfecto. Mientras Miguel se encarga de los platos, su pareja, la actriz Paula Echevarría, aporta su toque personal en otro aspecto fundamental: la estética. "Paula es una magnífica decoradora de mesas", explica Miguel, reconociendo que este no es precisamente su fuerte. "No es fácil porque no es mi talento, yo la decoración no la llevo tan bien", añade con sinceridad. Esta división natural de tareas demuestra una perfecta sincronía entre ambos, donde cada uno brilla en lo suyo.

La dinámica entre ambos es un claro ejemplo de cómo las parejas modernas pueden complementarse. Mientras él disfruta creando sabores y experimentando con ingredientes, ila transforma el espacio en un escenario mágico. El resultado es una experiencia completa para todos los invitados, donde la comida y el ambiente están cuidados al detalle. Esta colaboración no es exclusiva de las grandes celebraciones, sino que forma parte de su día a día. "Cocino yo habitualmente, incluso para nosotros", aclara Torres, mostrando que su pasión por la gastronomía no entiende de calendario.

Cuando llegan las fechas señaladas y la familia se extiende, la organización cobra aún más importancia. En estas ocasiones, la pareja tiene claro que los abuelos deben disfrutar sin preocupaciones. "Ya dejamos a las abuelas y a los abuelos que disfruten de los nietos", comenta Miguel, evidenciando una actitud generacional respetuosa y cariñosa. Los más pequeños se convierten en el centro de la celebración, mientras que los mayores pueden relajarse y disfrutar de la compañía sin las responsabilidades culinarias.

La relación entre ambos está basada en el apoyo mutuo y en la ausencia de críticas destructivas. Paula, según confiesa su pareja, no es una experta gastronómica exigente. "Es bastante agradecida, de hecho", señala Miguel. "Ella lo veía como algo natural. No sé si porque está acostumbrada. Ella tampoco es que sea una gran valedora de la alta cocina". Esta actitud desenfadada permite que el ex deportista disfrute del proceso sin presión, cocinando platos más caseros y tradicionales que se ajustan a los gustos familiares. "Nos conformamos con cocina mucho más común y con eso nos ajustamos", resume con sencillez.

El respeto es mutuo. Miguel, por su parte, tampoco se siente con autoridad para juzgar el trabajo de Paula en el mundo de la interpretación. "Me parece muy complejo", admite sobre la profesión de su pareja. "Yo no me podría dedicar a la interpretación, pero, en cambio, soy mucho más observador en cómo se ejecutan ese tipo de trabajos, ¿no? Cómo el director ha podido… no sé… o la iluminación o los efectos especiales". Esta curiosidad le lleva a analizar los detalles técnicos de las producciones, mostrando un interés genuino por el oficio de la actriz.

La perspectiva de Miguel sobre el trabajo de su pareja va más allá de la mera observación. "Es algo que a mí sí que, bueno, me despierta curiosidad", reconoce. Incluso comparte estos momentos con su hijo, acercándole al mundo del espectáculo de forma educativa. "Esta mañana llevaba a mi pequeño para que la viera", comenta, refiriéndose a algún proyecto de Paula. Para él, es una oportunidad para que los niños conozcan de cerca la profesión de sus padres.

Esta actitud refleja una filosofía parental consciente y moderna. "Creo que los hijos, si tienen la posibilidad de ver lo que hacen sus padres, es interesante", argumenta Miguel. No se trata solo de compartir el éxito profesional, sino de mostrar el esfuerzo, la dedicación y el talento que hay detrás de cada proyecto. Es una forma de educar en valores a través del ejemplo, donde los más pequeños aprenden respeto y admiración por el trabajo bien hecho.

La Navidad para esta familia es, por tanto, mucho más que una simple celebración. Es el momento donde se unen las pasiones individuales, se fortalecen los lazos familiares y se crean recuerdos duraderos. La cocina de Miguel se convierte en el centro de la celebración, mientras que la decoración de Paula crea el marco perfecto para estos momentos. Juntos han encontrado el equilibrio ideal entre tradición y modernidad, entre esfuerzo individual y colaboración en pareja.

El ejemplo de esta familia celebra demuestra que las tradiciones navideñas pueden adaptarse a los tiempos actuales sin perder su esencia. No es necesario ser un chef profesional para disfrutar cocinando para los seres queridos, ni un diseñador de interiores para crear un ambiente acogedor. Lo importante es la ilusión, el cariño y la voluntad de hacer felices a los demás. Miguel Torres y Paula Echevarría han encontrado en su sencillez y en la división natural de tareas la fórmula perfecta para disfrutar de una Navidad auténtica y llena de significado.

En definitiva, la Navidad es el escenario donde cada miembro de la familia aporta su granito de arena. Para algunos, como Miguel Torres, ese aporte pasa por la cocina. Para otros, como Paula Echevarría, por la decoración y el ambiente. Pero para todos, el ingrediente principal sigue siendo el mismo: el amor por la familia y las ganas de compartir momentos únicos que perduren en el recuerdo. Esta es la verdadera magia de las fiestas, esa que no se compra ni se prepara, sino que se siente en cada detalle, en cada plato y en cada sonrisa compartida alrededor de la mesa.

Referencias

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