Santos Cerdán en el Senado: tensión máxima en el caso Koldo

El exdirigente socialista se enfrenta a sus excompañeros en una comparecencia llena de reproches y acusaciones mutuas

La comparecencia de Santos Cerdán en la comisión del Senado que investiga el caso Koldo ha dejado al descubierto las profundas grietas en el seno del PSOE. En un clima de máxima tensión, el exdiputado socialista, investigado por su presunta relación con la trama de corrupción, ha protagonizado una sesión marcada por los enfrentamientos verbales con sus antiguos compañeros de partido y la oposición. La sesión, que se ha convertido en uno de los episodios más polémicos de la legislatura, ha puesto de manifiesto la soledad de Cerdán y la determinación del PP de sacar a la luz todos los detalles del escándalo. Desde el inicio, ha quedado claro que esta no sería una comparecencia más. La expectación era máxima, y el ambiente, tenso. Los periodistas aguardaban cada intervención con lupa, conscientes de que cualquier declaración podría tener consecuencias políticas de gran calado. Y no se equivocaron. La jornada ha estado repleta de momentos de gran intensidad, con intercambios de reproches que han traspasado los límites de la cortesía parlamentaria habitual. Una de las frases más resonantes de la mañana ha sido la de Cerdán al referirse a su situación dentro del partido. «Mejor solo que mal acompañado», ha dicho tajante, en una clara alusión a la falta de apoyo que percibe de sus antiguos compañeros. Esta declaración ha sido interpretada como un desahogo público y una crítica directa a la dirección socialista, que ha mantenido una distancia prudencial con el exdiputado desde que estalló el caso. La sensación de aislamiento ha quedado patente cuando varios senadores del PSOE han abandonado rápidamente la sala al finalizar su intervención, mientras Cerdán permanecía en su escaño. La imagen ha sido demoledora: el exnúmero tres del partido, solo, rodeado solo de sus abogados y miradas esquivas. El interrogatorio ha corrido a cargo de Gerardo Camps, senador del PP, que no ha perdido la oportunidad de cuestionar cada una de las afirmaciones de Cerdán. Camps ha recordado al investigado que en anteriores comparecencias había negado rotundamente ciertos hechos que ahora están documentados en los informes de la UCO. Concretamente, ha mencionado los contactos constantes con Koldo, el presunto cabecilla de la trama, y que Cerdán había negado en sede judicial. Ante estas acusaciones, el exdiputado se ha limitado a responder que los audios están manipulados, sin entrar en más detalles. Camps no se ha quedado ahí. También ha sacado a colación el famoso «coche blanco» que, según la investigación, Koldo utilizaba para transportar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la campaña electoral. Esta referencia ha sido utilizada por el PP para intentar vincular directamente a la cúpula socialista con la trama, aunque sin pruebas concluyentes de que Sánchez tuviera conocimiento de las actividades ilícitas. Cerdán ha esquivado el tema, centrándose en desmentir cualquier relación directa con la empresa Servinabar, una de las piezas clave del entramado empresarial investigado. Sobre el polémico viaje a Marruecos en el que aparece en una foto con José Luis Ábalos, Cerdán ha ofrecido una explicación oficial: el desplazamiento tenía como objetivo negociar un convenio con el Partido Socialista de Marruecos. Ha insistido en que se trataba de una actividad institucional normal y que ellos mismos compartían las imágenes sin ningún tipo de secretismo. Sin embargo, esta justificación no ha convencido a la oposición, que ve en ese viaje una posible conexión con negocios oscuros. Otro de los puntos álgidos ha sido el referente a los pagos en efectivo en la sede del PSOE. Cerdán ha negado categóricamente haber recibido dinero en metálico en Ferraz, aunque ha admitido que desconoce si otros miembros del partido podrían haberlo hecho. Esta declaración ha dejado una puerta abierta que el PP ha aprovechado para intensificar sus críticas contra la formación socialista. También ha mencionado los túneles de Belate, asegurando que solo habló de ellos para intentar conseguir subvenciones para su circunscripción. Esta afirmación ha sido recibida con escepticismo por los senadores populares, que han interpretado que Cerdán intenta desviar la atención de los hechos principales. La respuesta del PSOE ha sido contundente. Un portavoz socialista ha utilizado una célebre cita de Alfredo Pérez Rubalcaba para dirigirse a Cerdán: «Si no vives como piensas, acabas pensando como vives». Con estas palabras, le han reprochado que sus acciones han traicionado los valores del partido. «Usted está siendo utilizado como un cuchillo de mantequilla contra esos valores que defendemos los socialistas», le han espetado. El senador socialista ha expresado su respeto a la presunción de inocencia, pero ha subrayado que hay muchos militantes y votantes «defraudados» por todo lo que está saliendo a la luz. El tono ha sido de reproche ético, no penal, intentando marcar distancias sin condenar judicialmente a su antiguo compañero. La tensión ha llegado a su punto álgido cuando Cerdán, en lugar de responder directamente a Camps, ha intentado interpelar al senador socialista Serrano, que se encontraba detrás de él. El presidente de la comisión ha tenido que intervenir para restablecer el orden. «Intenta lanzar cortinas de humo», le ha acusado Camps, visiblemente molesto por la estrategia del investigado. Ante la acumulación de reproches, la sesión ha tenido que ser suspendida durante un minuto para que Cerdán «reflexione». Este paréntesis ha servido para calmar los ánimos, pero también ha evidenciado la falta de control sobre una comparecencia que se ha desviado de los cauces parlamentarios habituales. La jornada ha concluido con la sensación de que ninguna de las partes ha salido satisfecha. Cerdán se ha mostrado nervioso y a la defensiva, el PP ha conseguido mantener viva la llama del escándalo, y el PSOE ha tenido que hacer un delicado equilibrio entre la defensa de sus valores y la presunción de inocencia de un exmiembro destacado. La comparecencia de Santos Cerdán en el Senado no ha hecho más que abrir nuevas interrogantes sobre el alcance real del caso Koldo y la implicación de la cúpula socialista. Mientras la investigación judicial continúa su curso, la política española vive uno de sus momentos más turbulentos, con un partido en el Gobierno acorralado por las acusaciones de corrupción y un exdirigente que se siente abandonado a su suerte. La ciudadanía, por su parte, observa con preocupación cómo se desvelan las entrañas de una trama que amenaza con erosionar aún más la confianza en las instituciones. La presión mediática y política solo aumentará en las próximas semanas, especialmente cuando se conozcan nuevos detalles de la investigación. Por ahora, la imagen de Cerdán diciendo «mejor solo que mal acompañado» quedará como el símbolo de una crisis interna que el PSOE tendrá que gestionar con sumo cuidado si quiere preservar su credibilidad de cara a los próximos comicios. La estrategia de defensa del exdiputado, basada en negar las evidencias y acusar a la policía de manipular pruebas, parece un camino arriesgado que podría complicar aún más su situación judicial. Mientras tanto, el PP no perderá de vista el objetivo de mantener el caso en el centro del debate político nacional.

Referencias

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