La variante K de la gripe H3N2 desborda Europa y alerta a América Latina

Una oleada infecciosa sin precedentes anticipada semanas genera colapso hospitalario y advierte sobre la necesidad de preparación urgente en la región

Europa enfrenta en estos momentos una de las peores crisis gripales de las últimas décadas, con una propagación descontrolada del virus H3N2 de la influenza A, específicamente impulsada por una nueva variante denominada K. Esta cepa ha provocado que la temporada de gripe se adelantara de forma inusual entre tres y seis semanas respecto a años anteriores, según datos confirmados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La situación ha generado una tensión extrema en los sistemas sanitarios de las principales potencias del continente, entre las que destacan Reino Unido, España, Alemania, Francia e Italia. La velocidad de transmisión y la mayor gravedad de los casos han convertido este brote en un evento de salud pública sin parangón desde la pandemia de COVID-19.

La doctora Marta Cohen, patóloga pediatra argentina con residencia en Reino Unido, explica a Infobae que la variante K presenta siete mutaciones adicionales en la proteína de hemaglutinina, una de las principales herramientas que el virus utiliza para infectar células humanas. Estas alteraciones genéticas confieren a la cepa una capacidad de contagio significativamente superior a las variantes circulantes anteriormente. Además, estas mismas mutaciones reducen la efectividad de las vacunas actuales, dificultando la respuesta inmunológica incluso en personas inmunizadas. "Esto genera que sea de mayor contagiosidad", afirma tajantemente la experta, subrayando la gravedad de la situación.

El impacto cuantitativo resulta escalofriante. En España, el Instituto de Salud Carlos III ha registrado una incidencia casi diez veces superior a la del mismo periodo del año anterior, alcanzando una tasa de 112,2 casos por cada 100.000 habitantes. En Inglaterra, las proyecciones de la Agencia de Seguridad Sanitaria apuntan a hasta 8.000 hospitalizaciones semanales, cifra que no se observaba desde 2010. Alemania y Francia han tenido que reforzar urgentemente sus estructuras hospitalarias, activando protocolos de contingencia y reprogramando cirugías no urgentes para liberar camas. Italia, por su parte, reporta saturación en sus servicios de urgencias, con tiempos de espera que superan las 12 horas en los centros más afectados.

El origen temporal y geográfico de esta crisis ofrece pistas sobre su expansión. La variante K fue identificada por primera vez en Australia durante agosto, en plena temporada invernal del hemisferio sur. Desde allí, saltó a Nueva Zelanda y, con el inicio del otoño en el norte, desembarcó en Europa a principios de septiembre. Actualmente está presente en aproximadamente 34 países, aunque curiosamente aún no se han confirmado casos en Sudamérica. Esta circulación global demuestra la capacidad de la cepa para adaptarse rápidamente a diferentes climas y poblaciones.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) no ha permanecido indiferente ante esta amenaza. Esta misma semana, emitió un comunicado urgente instando a los países de las Américas a "ajustar sus planes de preparación y organización de los servicios de salud". La entidad regional advierte que la experiencia europea debe servir como antecedente preventivo para evitar un colapso similar en nuestros sistemas de salud. La OPS confirma que tanto en Canadá como en Estados Unidos ya se observa una mayor presencia del subtipo A(H3N2), con un crecimiento progresivo del subclado K, exactamente el mismo patrón que precedió a la crisis europea.

La simultaneidad de virus respiratorios agravó considerablemente la situación. La circulación concurrente del virus sincitial respiratorio (VRS) y del SARS-CoV-2 ha creado una tormenta perfecta que complica el diagnóstico diferencial y multiplica la presión asistencial. Los síntomas superponibles dificultan la identificación rápida de casos, mientras que la coinfección en pacientes vulnerables incrementa la mortalidad. Esta triple amenaza viral ha desbordado la capacidad diagnóstica de muchos laboratorios, que no pueden procesar muestras con la celeridad necesaria.

Ante este panorama, los expertos coinciden en que la vacunación masiva constituye la principal herramienta de defensa disponible. Aunque la efectividad se ve reducida por las mutaciones, la vacuna sigue proporcionando protección contra formas graves de la enfermedad y reduce significativamente la necesidad de hospitalización. La doctora Cohen enfatiza que "la inmunización, aunque imperfecta, sigue siendo nuestra mejor baza para evitar el colapso sanitario". Además, recomienda fortalecer la vigilancia epidemiológica, aumentar la capacidad de testeo y preparar planes de contingencia hospitalaria.

La lección para América Latina es clara: la preparación proactiva es indispensable. La región debe aprovechar esta ventana de tiempo -mientras la variante K aún no ha llegado- para acelerar campañas de vacunación, educar a la población sobre medidas higiénicas básicas y reforzar la resiliencia de los sistemas de salud. La experiencia europea demuestra que la velocidad de propagación deja poco margen de reacción una vez que el virus se establece en una comunidad. La cooperación internacional y el intercambio de datos genómicos en tiempo real serán cruciales para anticipar la evolución del patógeno y adaptar las vacunas de forma ágil.

En conclusión, la variante K del H3N2 representa un desafío sanitario global que pone a prueba la capacidad de respuesta de los sistemas de salud mundiales. Europa sirve como un laboratorio en tiempo real de las consecuencias de la subestimación de una cepa viral altamente transmisible. América Latina tiene la oportunidad -y la responsabilidad- de aprender de esta experiencia para proteger a su población. La alerta está emitida; ahora corresponde a las autoridades sanitarias y a la ciudadanía actuar con la premura que la situación exige.

Referencias

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