Igor Jesus rescata el empate para el Nottingham Forest en Utrecht

Un gol en el último minuto del delantero brasileño evitó la derrota inglesa tras el dominio holandés en la jornada 6 de la Europa League

El Nottingham Forest logró arrancar un valioso empate en su visita al estadio de Utrecht gracias a un gol de Igor Jesus en el tiempo añadido, en un encuentro correspondiente a la jornada 6 de la Fase Liga de la Europa League. El conjunto inglés, que llegaba con la necesidad de sumar puntos para consolidar su posición en la competición, vio cómo los holandeses dominaban el marcador durante gran parte del segundo tiempo con tantos de Kalimuendo y Van Der Hoorn. Sin embargo, la insistencia visitante tuvo su recompensa en los instantes finales, permitiendo a los de Nuno Espírito Santo mantener vivas sus opciones de clasificación. El partido, disputado en una fría noche neerlandesa, dejó claro que en el fútbol moderno no hay que dar nunca por sentado el resultado hasta que el árbitro no pita el final. La capacidad de sufrimiento del equipo inglés se convirtió en la nota dominante de un choque que, sobre el papel, parecía accesible pero que se complicó excesivamente por momentos. La tensión se palpaba en cada balón dividido, en cada disputa aérea y en las protestas constantes hacia el colegiado por ambas partes. El contexto competitivo añadía una presión extra que se reflejó en numerosos errores técnicos y decisiones precipitadas durante los primeros compases del encuentro. La necesidad de sumar de tres en tres chocaba con la realidad de un rival bien organizado que no regalaba espacios. La primera mitad transcurrió sin grandes sobresaltos en las áreas, pero con un dominio territorial alterno que reflejaba la igualdad máxima entre ambos conjuntos. Las ocasiones claras brillaron por su ausencia, y los porteros apenas tuvieron trabajo serio. El juego se desarrollaba principalmente en el centro del campo, donde las mediocampistas luchaban por hacerse con el control del esférico y dictar el ritmo del partido. Las bandas, teóricamente el punto fuerte de ambos equipos, permanecían bloqueadas por unas defensas bien posicionadas que anticipaban cada envío. Los centros que llegaban eran rechazados con contundencia por los centrales, y los disparos lejanos se perdían sin peligro. El público local, expectante, animaba cada aproximación de su equipo con intensidad, consciente de la importancia de los tres puntos en juego. El descanso llegó con un empate a cero que no satisfacía a ninguno de los dos contendientes, pero que tampoco dejaba satisfechos a los técnicos. Los vestuarios debieron albergar discursos motivacionales para desbloquear un encuentro que prometía más de lo que había ofrecido hasta ese momento. La reanudación trajo consigo un guion completamente diferente. El Utrecht salió con una actitud mucho más agresiva y vertical, buscando sorprender a una defensa inglesa que tardó en reaccionar. El premio a su insistencia llegó en el minuto 52, cuando Kalimuendo aprovechó un error en la salida de balón de los visitantes para batir al guardameta con un disparo cruzado imparable. El estadio estalló de alegría, y el golpe moral para el Forest fue evidente. El conjunto holandés, embalado por el tanto, intensificó su presión y creó varias ocasiones para ampliar la ventaja. El balón comenzó a circular con velocidad por el césped neerlandés, y los ingleses parecían desconectados, incapaces de frenar el ímpetu local. Los cambios tácticos no surtían efecto, y la sensación de descontrol crecía en las filas visitantes. El entrenador movía el banquillo desesperadamente, buscando una solución que no llegaba. La defensa, hasta entonces sólida, comenzaba a mostrar grietas preocupantes. El mediocampo perdía la batalla en cada acción, y las transiciones eran lentas y predecibles. El peligro llegaba una y otra vez por las bandas, donde los extremos holandeses se sentían cómodos y desbordaban con facilidad. La segunda diana no se hizo esperar. En el minuto 73, Van Der Hoorn se elevó por encima de todos en un saque de esquina para cabecear a la red y poner el 2-0 en el marcador. La situación se complicaba dramáticamente para el Nottingham Forest, que veía cómo se le escapaban dos puntos vitales en su lucha por la clasificación. El silencio en el banquillo inglés contrastaba con la euforia generalizada en las gradas. Muchos daban el encuentro por sentenciado, y no sin razón. El reloj avanzaba inexorablemente, y el equipo de Nuno Espírito Santo necesitaba un milagro para revertir la situación. La desesperación se apoderaba de los jugadores, que cometían faltas innecesarias y protestaban cada decisión arbitral. La disciplina táctica se desvanecía, y el riesgo de encajar un tercer gol era real. Sin embargo, el fútbol tiene estas cosas. El Forest no se rindió y comenzó a arriesgar más, subiendo líneas y presionando arriba. El premio a su insistencia llegó de forma parcial cuando consiguieron reducir distancias, aunque el texto de referencia no especifica el autor de ese tanto. El gol sirvó para creer, para meter miedo en el cuerpo a un Utrecht que se replegó demasiado pronto, dando iniciativa a un rival que ya no tenía nada que perder. Los últimos minutos fueron un asedio constante al área holandesa. Los centros llegaban desde todas las bandas, los rechaces se convertían en ocasiones claras, y el portero local se convirtió en el héroe provisional de su equipo con varias paradas de mérito. La tensión era máxima, y cada segundo que pasaba parecía una eternidad para los locales. Y entonces, cuando todo parecía perdido, apareció Igor Jesus. El delantero brasileño, que había tenido un partido discreto hasta ese momento, se erigió como el salvador inesperado. En el último minuto del tiempo añadido, aprovechando un balón suelto dentro del área tras un córner botado con estrategia, el atacante empujó el esférico al fondo de la red con un remate a quemarropa que no pudo detener el guardameta. El golpe de efecto fue inmediato. Los jugadores del Forest celebraron el tanto como si de una victoria se tratara, conscientes de la importancia de ese punto conseguido con el corazón y la garra. El banquillo saltó al campo para abrazar al héroe de la noche, mientras el Utrecht caía rendido al césped, incapaces de asimilar el golpe psicológico. La jugada nació de una pelota parada, donde la estrategia y la determinación superaron la organización defensiva. Igor Jesus se encontró en el lugar exacto en el momento preciso, demostrando el olfato goleador que le caracteriza. Su celebración, desenfrenada y liberadora, reflejaba el alivio de todo un equipo que había estado a punto de sufrir una derrota dolorosa. El árbitro no tardó en señalar el final, dejando un sabor agridulce en ambos conjuntos. Para el UtrechtNottingham Forest se lleva un punto que sabe a gloria, pero que también deja entrever serias deficiencias en su juego, especialmente en la salida de balón y en la contundencia defensiva ante balones parados. Las implicaciones de este resultado son significativas para ambos equipos en su lucha por estar en la próxima ronda de la Europa League. El punto sumado por el conjunto inglés le mantiene en la pelea, aunque depende de otros resultados para asegurar su pase. La remontada anímica que supone este empate puede ser un punto de inflexión en su trayectoria europea. Para el Utrecht, la sensación de haber dejado escapar una oportunidad de oro puede mermar la moral de un grupo joven que necesita aprender a cerrar los partidos. El entrenador holandés tendrá trabajo que hacer en los próximos días para reconstruir la confianza de sus jugadores. En definitiva, el fútbol volvió a demostrar que no hay partido sentenciado hasta el pitido final. La épica, la garra y la fe en la remontada son valores que trascienden el plano táctico y que, en ocasiones, deciden los encuentros más igualados. Igor Jesus y el Nottingham Forest tendrán una noche para el recuerdo, mientras que el Utrecht deberá aprender de sus errores si quiere seguir soñando con la gloria europea.

Referencias

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