Eric García: el central que desafía los tópicos del fútbol

La trayectoria del defensa catalán contradice los clichés más arraigados en el mundo del balompié, desde su salida de La Masia hasta su regreso triunfal al Barça

El fútbol, como cualquier ámbito de la vida, tiene sus propios clichés y lugares comunes. Esas frases hechas que se repiten hasta el cansancio, justificando lo injustificable o simplificando lo complejo. "El fútbol es así", "no hay equipo pequeño", "partido a partido" son solo algunos de los mantras que entrenadores, jugadores y periodistas repiten como si fueran verdades absolutas. Sin embargo, cada cierto tiempo aparece una figura que rompe con estos esquemas preestablecidos, demostrando que las reglas no escritas están para ser desafiadas. Eric García es uno de esos casos especiales.

El central de Martorell ha construido una trayectoria que desmonta varios de los tópicos más arraigados en el seno del barcelonismo y del fútbol español en general. Su historia no es la del futbolista convencional, sino la de un profesional que ha tomado decisiones valientes en momentos clave, demostrando que el destino no está escrito de antemano.

El primer tópico roto: el canterano que se va, no vuelve

Uno de los clichés más extendidos entre la afición culé es aquel que dice que el futbolista formado en La Masia que decide abandonar el club por propia voluntad cierra para siempre las puertas del Camp Nou. Esta creencia, alimentada por casos polémicos y heridas del pasado, establece que la lealtad debe ser inquebrantable desde el primer día. Quien se atreve a probar suerte en otro lugar se convierte automáticamente en una especie de traidor a la causa.

Eric García tomó una de las decisiones más difíciles de su carrera cuando, con apenas 16 años, optó por dejar las instalaciones de Sant Joan Despí para aceptar la oferta del Manchester City. En aquel momento, el joven defensa no lo hizo movido por el dinero, sino por una cuestión puramente deportiva. El Barça no confiaba plenamente en su potencial, no le ofrecía el proyecto deportivo que necesitaba un adolescente con hambre de crecer. La dirección deportiva del club no vislumbró en él al central más prometedor de su generación, una valoración que resultó errónea con el paso del tiempo.

La reacción del entorno barcelonista fue la previsible: críticas, reproches y el consabido "que no vuelva". Sin embargo, cuatro años después, en el verano de 2021, el contexto había cambió radicalmente. Joan Laporta regresaba a la presidencia y el proyecto deportivo necesitaba refuerzos de calidad con conocimiento de la casa. Eric García, entonces con 20 años y una experiencia valiosa en la Premier League, regresaba al Barça con la carta de libertad bajo el brazo.

El segundo tópico roto: el regreso no puede ser exitoso

Otro de los clichés relacionados con los retornos es que nunca son como se esperan. La idea de que "no se puede volver atrás" o que "las segundas partes nunca fueron buenas" también quedó desmontada con la vuelta de Eric García. Muchos auguraban un fracaso, un regreso incómodo donde el jugador no encontraría su lugar en un vestuario que había evolucionado en su ausencia.

Sin embargo, el catalán no solo se reintegró sin problemas, sino que se convirtió en una pieza importante del equipo. Su polivalencia, permitiéndole jugar tanto de central como de pivote defensivo, y su comprensión del juego asociativo propio del ADN barcelonista le convirtieron en un activo valioso para los diferentes técnicos que pasaron por el banquillo.

El tercer tópico roto: el jugador polivalente no especializa

En el fútbol moderno, existe la creencia de que quien todo lo hace, nada hace bien. El especialista se valora por encima del polivalente, y los jugadores que ocupan varias posiciones suelen ser vistos como "tapagujeros" sin un perfil definido. Eric García ha demostrado que esta visión es obsoleta.

Su capacidad para desempeñarse con solvencia tanto en la línea de centrales como en la posición de mediocentro defensivo le ha dado a los entrenadores una herramienta táctica de gran valor. En un equipo como el Barça, donde la salida de balón es sagrada, tener un futbolista que entiende los dos roles es un lujo. Su visión de juego, su técnica depurada y su inteligencia táctica le permiten adaptarse a las necesidades del equipo sin perder eficacia.

El cuarto tópico roto: la experiencia joven no cuenta

Muchos creen que un futbolista joven no puede tener la madurez necesaria para competir al más alto nivel. La idea de que la experiencia solo se adquiere con los años y que los chicos de 20 o 21 años necesitan tiempo de adaptación prolongado también ha quedado desmentida.

Eric García regresó al Barça con 20 años, pero con una madurez futbolística que superaba con creces su edad. Sus años en Manchester, formando parte de uno de los mejores equipos del mundo y entrenando bajo las órdenes de Pep Guardiola, le proporcionaron una formación táctica y técnica excepcional. No era un novato, sino un profesional curtido en la élite europea.

El quinto tópico roto: el canterano no tiene paciencia

El último cliché que desafía el central catalán es el que sugiere que los jóvenes productos de la cantera carecen de paciencia y quieren brillar inmediatamente. La prisa por triunfar, la falta de perseverancia ante la adversidad son defectos que se suelen achacar a las nuevas generaciones.

Eric García, sin embargo, ha demostrado una paciencia y una madurez envidiables. Aceptó salir del club de su vida para crecer, volvió cuando el momento era propicio y ha sabido esperar su oportunidad. Incluso cuando las lesiones o las decisiones técnicas le relegaron al banquillo, mantuvo una actitud profesional impecable, trabajando sin quejarse y aprovechando cada minuto en el campo.

El momento actual: consolidación bajo Flick

En la actualidad, Eric García vive un momento dulce en su carrera. Bajo la dirección de Hansi Flick, el defensa ha encontrado la confianza que necesitaba para desarrollar todo su potencial. El técnico alemán valora su polivalencia y su inteligencia táctica, dándole minutos de calidad y responsabilidades importantes dentro del esquema del equipo.

La lesión de Ronald Araújo le ha convertido en el compañero de pista habitual de Pau Cubarsí, formando una pareja de centrales que conjuga juventud, técnica y visión de juego. Su capacidad para jugar desde atrás, para organizar la salida de balón y para anticiparse a las jugadas rivales le han convertido en un fijo en los planes de Flick.

Un caso que redefine el canon

La trayectoria de Eric García sirve como ejemplo de que en el fútbol moderno no existen verdades absolutas. Los tópicos, esas frases hechas que pretenden simplificar la complejidad del deporte, se desmoronan cuando se analizan casos concretos de profesionales que piensan por sí mismos.

Su historia demuestra que a veces es necesario alejarse para volver con más fuerza, que la polivalencia es una virtud y no un defecto, que la madurez no depende exclusivamente de la edad y que la paciencia, combinada con el trabajo duro, siempre acaba dando sus frutos.

En un mundo donde el fútbol a menudo se reduce a clichés y lugares comunes, Eric García representa la excepción que no confirma la regla, sino que la redefine por completo. Su caso debería servir de lección para aquellos que todavía creen que el destino de un futbolista está predeterminado por tópicos obsoletos.

Referencias

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