El Baskonia demostró carácter y resiliencia en el Buesa Arena al vencer al Bayern Munich por 95-73 en un partido de Euroliga que comenzó con malos augurios pero terminó con una actuación coral y contundente. Pese a un arranque desastroso, los vitorianos supieron reaccionar, corregir errores y imponer su ritmo en los minutos decisivos, sumando así su cuarta victoria en la temporada europea.
El encuentro no pudo empezar peor para los locales. Apenas dos minutos después del silbato inicial, Mamadi Diakité tuvo que abandonar la pista por una molestia en el aductor, dejando al equipo sin uno de sus pilares en la pintura. A eso se sumó una antideportiva de Markus Howard y un parcial de 0-7 a favor del Bayern, que parecía haber llegado con la intención de imponer su autoridad desde el primer minuto.
La situación se complicó aún más cuando tres triples consecutivos del equipo alemán obligaron a Paolo Galbiati a pedir su primer tiempo muerto. El técnico italiano, consciente de que su equipo no encontraba ritmo ni cohesión, no dudó en detener el juego por segunda vez en apenas seis minutos, con el marcador en 8-20. Era evidente que algo tenía que cambiar.
Y cambió. La reacción llegó de la mano de Rodions Kurucs, cuya energía y acierto en el tiro encendieron la mecha de la remontada. Junto a dos triples de Howard, el Baskonia logró un parcial de 11-2 que devolvió la ilusión al Buesa Arena. La igualdad llegó con una acción espectacular de Timothé Luwawu-Cabarrot bajo el aro, que puso a los locales por delante (35-34) y dejó al Bayern sin respuestas.
El segundo cuarto fue un intercambio constante de golpes. Ambos equipos se mostraron imprecisos en ataque, pero el Baskonia logró mantenerse en el partido gracias a su intensidad defensiva y a la capacidad de generar segundas oportunidades. El descanso llegó con un ajustado 42-41, un marcador que reflejaba la lucha y el esfuerzo de los locales por enmendar su mal inicio.
Tras el paso por vestuarios, el ritmo no mejoró. Tanto el Baskonia como el Bayern parecían atrapados en una espiral de errores y fallos en el tiro. El Bayern, en particular, echó de menos a Spencer Dinwiddie, que apenas apareció en el juego ofensivo hasta que anotó un triple crucial que pareció darle un respiro al equipo alemán. Pero ese respiro fue efímero.
Fue entonces cuando Artūras Sedekerskis, el capitán, tomó el mando. Con su liderazgo y su capacidad para leer el juego, el alero lituano lideró un parcial que puso la máxima diferencia en el marcador. Junto a los cuatro puntos consecutivos de Khalifa Diop, el Baskonia se escapó (67-57) y dejó al Bayern sin argumentos para reaccionar.
La falta de continuidad ofensiva de los visitantes fue determinante. Ni Andreas Obst ni Mike estuvieron finos desde el perímetro, y el equipo alemán no supo encontrar soluciones ante la presión defensiva vitoriana. Simmons y Diallo aprovecharon la verticalidad del juego para acelerar el ritmo y sentenciar el partido, obligando a TJ Parker a pedir tiempo muerto con el marcador en 81-64.
El último cuarto fue un trámite. El Buesa Arena disfrutó de un equipo que jugó con confianza, sin prisas y con una rotación efectiva que mantuvo el ritmo hasta el final. La victoria, merecida y contundente, refleja el crecimiento del Baskonia en esta temporada de Euroliga.
Con 20 puntos de valoración para Sedekerskis y Nowell, el equipo vitoriano demostró que puede competir con cualquiera cuando juega con intensidad y cohesión. La remontada no fue solo un triunfo deportivo, sino también un mensaje de carácter y resiliencia. El Baskonia no se dejó amedrentar, corrigió sus errores y volvió a demostrar que el Buesa Arena es un fortín en la competición europea.