En un contexto político cargado de tensiones, el expresidente del Gobierno español, Felipe González, ha optado por la prudencia al ser consultado sobre el juicio al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Durante su asistencia a los Desayunos del Campo en Madrid, González se limitó a afirmar que respeta lo que está haciendo el Tribunal Supremo, evitando emitir juicios sobre la inocencia o culpabilidad del fiscal, acusado de revelación de secretos.
La intervención tuvo lugar en un evento que reunió a figuras políticas de distintos espectros, entre ellas el exministro del PP Manuel Pimentel. Ambos coincidieron en la necesidad urgente de reactivar el diálogo político en un momento en que la estabilidad gubernamental se ve amenazada por la ruptura del pacto de investidura con Junts. A la pregunta sobre si considera que la legislatura ha llegado a su fin, González respondió con contención: "Eso dice Junts".
Cuando se le interrogó sobre la posibilidad de un adelanto electoral, el expresidente fue igualmente mesurado. "No me parece la prioridad en este momento", afirmó, aunque añadió una reflexión personal: "Si no hubiera tenido presupuestos, sí habría convocado". Su postura refleja una visión pragmática, donde la gobernabilidad y la estabilidad institucional prevalecen sobre el calendario político.
El encuentro, que marcó la primera edición de los Desayunos del Campo, se presentó como una plataforma para abordar los desafíos del mundo rural. González y Pimentel coincidieron en que España necesita un proyecto de país que integre su diversidad sin fragmentarla. "Una cosa es descentralizar y otra centrifugar", subrayó González, alertando sobre los riesgos de una fragmentación excesiva que debilite la cohesión nacional.
El expresidente también destacó la importancia estratégica del sector primario. "Sin sector primario, Europa desaparecerá", afirmó, recordando que la Política Agraria Común ha sido clave para evitar hambrunas y conflictos en el continente. En este sentido, González señaló que España cuenta hoy con un 40% más de masa forestal que en su época de gobierno, a pesar de tener menos población rural. "Ese territorio puede y debe ser productivo", insistió, vinculando la productividad rural con la prevención de incendios y desastres naturales.
Por su parte, Manuel Pimentel aportó una perspectiva geográfica y logística. "España está despoblada en algunas zonas rurales, pero no toda la España rural profunda está despoblada. El factor diferencial es el agua", explicó. Pimentel abogó por un diálogo sereno sobre la distribución del agua, un tema que, según él, lleva años sin abordarse con la seriedad que requiere.
Ambos políticos coincidieron en que el sector primario no es solo un asunto económico, sino también de soberanía alimentaria y sostenibilidad ambiental. González recordó que "con un sector primario destruido por las danas o los incendios no hay país", y propuso dejar los insultos a un lado durante una semana para centrarse en soluciones constructivas.
El evento, que reunió a representantes de distintos ámbitos, dejó claro que el futuro de España pasa por la reconstrucción de puentes entre regiones, sectores y partidos. En un momento de polarización, el llamado al diálogo y a la cooperación se erige como una necesidad imperiosa. González, con su tono mesurado y su mirada a largo plazo, sigue siendo una voz relevante en el debate público, especialmente cuando se trata de temas que trascienden la política partidista y tocan el corazón de la nación: su territorio, su gente y su futuro.